Así son las disputas a sangre y fuego de grupos criminales en la zona donde derribaron el helicóptero de la Policía en Antioquia
El Nordeste es uno de los focos de violencia de Antioquia. En la misma vereda donde atacaron el helicóptero de la Policía se han registrado recientes confinamientos de familias, campos minados y niños que no pueden ir a la escuela por las confrontaciones armadas.
El atentado contra el helicóptero de la Policía Antinarcóticos, este jueves en la mañana en límites de Amalfi y Anorí, en el nordeste antioqueño, ya deja 13 fallecidos, según los reportes oficiales recientes. Según las autoridades, el ataque se le atribuye a las disidencias de las extintas Farc, que inicialmente usaron tatucos y cuando la aeronave iba a socorrer a los policías y al personal que realizaba operaciones de erradicación de cultivos ilícitos, la atacaron con un dron.
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Esta situación de orden público agrava el temor y la preocupación de las autoridades departamentales y locales y de los habitantes de Amalfi donde, al igual que en el vecino municipio de Anorí, se vienen registrando confrontaciones y disputas entre grupos armados ilegales, lo que constituye esa zona como uno de los focos de violencia del departamento, que se suman a otros en el Norte, Nordeste, Oriente y Suroeste.
De acuerdo con la Policía de Antioquia, actualmente hay 11 zonas activas de conflicto en el departamento que tienen un denominador común: la presencia del Clan del Golfo, grupo criminal liderado por Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo, que mantiene enfrentamientos con disidencias de las antiguas Farc, el ELN, bandas criminales del Valle de Aburrá y, en algunos casos, con estructuras internas de su propia organización.
El objetivo es claro: consolidar el dominio territorial en distintas subregiones del departamento para controlar las rentas derivadas de la minería ilegal, el microtráfico, las extorsiones y los corredores estratégicos del narcotráfico y el tráfico de armas. Y el Nordeste no es la excepción. Allí, este grupo armado ilegal concentra sus confrontaciones en Remedios y Segovia, principalmente en los límites con el sur de Bolívar, donde además del Clan del Golfo, han participado en las disputas el ELN, las disidencias y la fuerza pública.
Anorí, que limita con Amalfi, sufre una lucha a sangre y fuego entre la subestructura 36 de las disidencias, el Clan del Golfo, el ELN y algunos grupos criminales locales, con apoyo de bandas del Valle de Aburrá, que buscan apoderarse del microtráfico. En la zona hay presencia también de los “Héroes de Anorí” y de los “Libertadores del Nordeste”, aunque estos últimos muy reducidos tras la reciente muere de uno de sus más importantes integrantes.
La exuberante riqueza aurífera del Nordeste materializada en 120 minas de oro también se convirtió en la obsesión de los actores criminales que se disputan el control territorial y económico de los 10 municipios de esta subregión, lo que ha generado homicidios, desplazamientos y el confinamiento en las zonas donde hay puja por la explotación minera. Justamente, los municipios donde los conflictos son más críticos por las disputas por el oro son Segovia, Remedios, Amalfi y Anorí. En estas tres zonas los patrones de violencia y los grupos criminales detrás son los mismos. En esta subregión hay una gran disputa también por la tala y comercialización de madera.
El conflicto minero en el Nordeste se divide en dos: la confrontación que se presenta en los límites con el sur de Bolívar y que afecta a Segovia y Remedios, y la que ocurre en toda la cuenca del río Porce, que provoca la guerra en Amalfi y Anorí, alcanzando a afectar parte de Cisneros y Yolombó. En lo que concierne a Amalfi, la confrontación es por el control de varias minas que se han hallado en las cercanías del río Porce y que en el primer semestre del año pasado habían causado 31 asesinatos y un incremento del 675% en la cifra de estos crímenes respecto al mismo periodo de 2023.
La situación no es un problema menor. A principios de junio de este año, en la misma vereda Los Toros, donde el helicóptero de la Policía fue derribado, la ONU denunció una crisis humanitaria por cuenta de los combates entre los actores armados ilegales ya mencionados. Allí, según también confirmó en su momento la Gobernación de Antioquia, al menos 12 familias estaban confinadas mientras las balas se disparaban desde todas las direcciones sin tener respeto alguno por la población civil.
Los combates causaron daños en las viviendas y los niños de la vereda se quedaron desescolarizados, pues el Clan del Golfo se habría apoderado de la escuela para montar allí su campamento y base de operaciones, una violación evidente al Derecho Internacional Humanitario. En ese momento, la ONU y la Gobernación de Antioquia también denunciaron que los actores ilegales habrían minado los campos, lo que tenía en una situación insostenible a las familias confinadas por la imposibilidad de salir para ponerse a salvo y para ingresar alimentos.
La situación en Amalfi es emblemática como evidencia del deterioro de la seguridad humana en Colombia en los últimos ocho años, después de que el Estado no hubiera podido copar los territorios abandonados por las extintas Farc tras al Acuerdo de Paz. Varios municipios del Norte y Nordeste de Antioquia lograron entrar en los últimos años en la lista de municipios libres de minas antipersonales y en fila seguían municipios como Amalfi, que además en su momento se convirtieron en laboratorios de paz ponderados a nivel internacional.
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