Ella es la juez que es investigada por sus bailes en Tiktok: “no encajo en moldes machistas”
La juez del departamento del Caquetá es víctima de la guerra. Su padre y hermano fueron asesinados por la guerrilla, su mamá desplazada y su esposo, militar del Ejército asesinado también.
Comunicadora social y periodista de la Universidad del Quindío, con más de 13 años de experiencia en cubrimientos judiciales y de orden público. Trabajó en Colmundo Radio, Colprensa y Caracol Radio Bogotá, cubriendo la Procuraduría, Altas Cortes, juzgados y la Defensoría, entre otros temas. También trabajó en Caracol Radio Medellín y como coordinadora de comunicaciones en la Alcaldía de Medellín (2021-2023). Actualmente hace parte del equipo de periodistas en la sección de actualidad de El Colombiano.
Marienele Cabrera ha vivido los golpes más duros del conflicto armado en Colombia. Su vida es el reflejo de cómo la guerra puede atravesar generaciones enteras. La guerrilla asesinó a su padre, reclutó y posteriormente ejecutó a su único hermano, desplazó a su madre y la despojó de sus bienes. Años después, su esposo, un oficial del Ejército, también fue asesinado, dejándola sola con una hija de apenas seis meses de nacida.
Ese historial de dolor marcó a Cabrera, pero también la impulsó a resistir y a reinventarse. Decidió transformar la tragedia en fortaleza y canalizarla impartiendo justicia. Por eso se convirtió en juez en el conflictivo departamento del Caquetá, donde durante años se mantuvo al margen de la opinión pública, dedicada a su labor en estrados judiciales.
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Esa discreción cambió de un momento a otro. Hoy, Cabrera es objeto de titulares no por sus decisiones en procesos judiciales, sino por una investigación disciplinaria que cuestiona lo que comparte en sus redes sociales.
El proceso disciplinario contra Marienele Cabrera
A la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, seccional Caquetá, llegó una queja formulada por dos ciudadanos que pedían investigar a la funcionaria. Los denunciantes aseguraban que el contenido de sus plataformas digitales, donde aparece cantando, bailando o mostrando sus outfit afectaba la “imagen de un funcionario de la Rama Judicial”.
El organismo decidió abrir un proceso disciplinario que incluía, además, la entrega de sus dispositivos móviles. Cabrera se negó a hacerlo y, en cambio, optó por visibilizar su situación. Publicó detalles de la investigación y manifestó públicamente su inconformidad, lo que a su vez motivó la apertura de un segundo proceso en su contra por divulgar información reservada.
“Nunca me imaginé que tuviera que defender mi dignidad, mi autonomía personal y mi libre autodeterminación de la administración de justicia”, dijo la funcionaria en una de sus publicaciones.
El debate público y el apoyo de juristas
El caso rápidamente generó reacciones en el ámbito jurídico, en especial entre abogados penalistas que consideraron insólito que este tipo de quejas llegaran a abrir un proceso formal. Uno de ellos fue Iván Cancino, quien señaló que no se trata de una cuestión menor, porque la queja encontró eco en la Comisión.
“El problema es que la queja haya tenido eco. Soy un ferviente admirador de las nuevas comisiones de disciplina, creo en la jurisprudencia, pero realmente esto no lo puedo pasar de largo así tenga consecuencias para mí. Bastaba con entrar a la cuenta de la doctora y ver que eran videos muy cortos, donde se viste como lo harían muchísimas mujeres, y que jamás podrían catalogarse como vulgares o grotescos”, señaló Cancino.
El penalista advirtió que se trata de un proceso con posible sesgo de género y una interpretación desproporcionada de la imagen de la Rama Judicial.
Lejos de ceder frente a la investigación, la juez Cabrera ha hecho de esta controversia un escenario para reafirmar sus convicciones. En redes sociales ha dejado mensajes en los que se define como una mujer resiliente y decidida a no dejarse silenciar.
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“No podrán intimidarme ni silenciarme. Mi voz se sostiene en la solidez de mi trabajo, en la dignidad y en la fortaleza que la violencia no logró arrebatarme. Será un placer no encajar en moldes machistas”, escribió recientemente.
La funcionaria afirma que se trata de defender no solo su dignidad personal, sino también el derecho a ser una administradora de justicia sin que su vida privada se convierta en un motivo de persecución.