Murió Jaime Jaramillo Panesso, un luchador incansable por la paz
Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en escritura de guión de ficción y no ficción.
Quienes lo conocieron y tuvieron el placer de hablar con él en el Poblado, donde nunca dejó de vivir, lo recuerdan como un gran conversador, un hombre entregado a la paz que luchó toda su vida por ver el fin de los conflictos que aquejan Colombia. Este domingo su familia y Medellín despiden a Jaime Jaramillo Panesso, quien murió en las últimas horas con la compañía de sus seres más amados.
Fue abogado, docente y escritor, además de fundador de la Universidad Autonóma Latinoamericana. Desempeñó cargos de suma importancia para Antioquia, como ser el auditor del Metro por la Contraloría Municipal; concejal de Medellín (1970-1974) y de Santa fe de Antioquia (1970-1972); y representante a la Cámara. Sin embargo, su mayor legado siempre estará en la construcción de la paz.
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Panesso fue uno de los hombres más entregados a este propósito. Fue director ejecutivo de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia; consejero de Paz y Cultura del departamento y miembro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación de la Ley de Justicia y Paz. Su figura fue una de las más reconocidas y conocedoras de Colombia en lo referente al proceso de desmovilización paramilitar.
Fue justo por ello que su voz fue vital en el análisis de las negociaciones del Gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las Farc. Su entrega a la paz no tuvo disimulos y tampoco final. Ya desde los mediados de los noventa, recordó Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad Eafit en un texto de 2011 para EL COLOMBIANO, Panesso se percató de que la prioridad de los demócratas debía ser la paz.
“Se convirtió en lo que Iván Orozco Abad llama un ´hacedor de paz´”, escribió Giraldo. La guerra, sin embargo, no respetó, como no suele hacerlo, su historia. El 18 de marzo de 2002, mientras ocupaba un cargo en la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, el Frente 47 de las Farc asesinó a su hijo, Fidel Jaime Jaramillo Galvis, de 41 años, en una incursión a la zona rural de La Unión, en el oriente antioqueño. “Fue mi cuota de sacrificio, que más que para mí, fue un sacrificio para él” recogieron los medios de entonces.
El 21 de marzo de ese mismo año, este periódico abría con el siguiente titular: “La muerte no espantó anhelo de paz de Jaime Jaramillo”. “No me amedrenta decir que en los momentos duros, cuando uno ve morir a un hijo le rebota en el alma el odio y venganza, sentimientos que uno tiene que eliminar en el camino”, reconocía para este diario. Tal como dijo Giraldo, Jaramillo Panesso se crió como un liberal, pero se hizo a sí mismo como un demócrata.
Su convicción no tuvo matices. Sin que el dolor por el asesinado de su hijo tuviera tiempo de reposar, Panesso reivindicó su camino. “Hay que seguir en los esfuerzos de reconciliación, de perdón, el fortalecimiento del Estado, la democracia y las instituciones. Lo que sí es grave es que en razón de la paz no seamos demócratas o seamos flojos en ella”.
Su hijo era profesor en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid y visitador del Banco Agrario. Su misión era mirar las fincas donde los campesinos planeaban adelantar proyectos productivos y evaluar su viabilidad con vista a que la entidad otorgara un crédito.
Ese 18 de marzo se encontraba en una zona limítrofe entre La Unión y El Carmen de Viboral, cuando fue abordado por varios guerrilleros que le pidieron identificarse. Cuando conocieron que trabajaba con el Banco Agrario, lo asesinaron sin mediar palabra. Se robaron la moto en la que se movilizaba y dejaron su cuerpo abandonado en la vía.
En un país como Colombia, su figura recogió admiración de extremos políticos que no lo tenían más que a él como punto de unión. En 2008 el entonces alcalde de Medellín, Alonso Salazar, le otorgó la medalla al Mérito Cívico Gonzalo Mejía en la categoría Oro, celebrando a Panesso como una persona presente en los momentos más cruciales de la historia reciente del país.
Ocho años después, en 2016, la Gobernación de Antioquia, en cabeza de Luis Pérez Gutiérrez, entonces gobernador, le otorgó su máxima distinción, el escudo del departamento en Categoría Oro. “En este ilustre hijo del departamento se conjugan el intelectual, el político, escritor y pensador, versatilidad que es difícil encontrar en una sola persona”, dijo Gutiérrez en su momento.
“Él sabe que este trabajo es duro y que hay que hacerlo con los que matan”, terminaba Giraldo en su texto para EL COLOMBIANO, “también sabe que es ingrato y se lo hacen sentir con frecuencia, pero ahí están su tenacidad y sus amigos para equilibrar la balanza. No sabemos en Antioquia lo que Jaime Jaramillo Panesso ha hecho y sigue haciendo por nosotros”. Su legado continuará.