Colombia

Aliados y cifras dejan al descubierto “feminismo” oportunista de Petro

Mientras estuvo en campaña, el Jefe de Estado aseguró: “el cambio será con las mujeres”. Tres años después, los feminicidios han aumentado y ha nombrado, en altos cargos, a políticos cuestionados por presuntas violencias de género.

10 de mayo de 2025

En 2022, cientos de organizaciones feministas viajaron desde todos los municipios de Colombia para reunirse en un auditorio de Bogotá. ¿La razón? Medios de comunicación y 36 colectivos de mujeres y activistas de la comunidad LGBTIQ+ citaron a los dos candidatos que habían pasado a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales; Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, a un debate que tendría como eje central los derechos de las mujeres y las políticas relacionadas con el género. Hernández no asistió, Petro llegó tarde.

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Durante el debate, (que fue más bien una entrevista, a falta de otro candidato que respondiera) Gustavo Petro se sentó en un sillón rosado, puso un pañuelo verde alrededor de su cuello y, entre otras cosas, aseguró: “El cambio será con las mujeres”. Aquel cambio, dijo, incluía atacar y disminuir las violencias basadas en género: el feminicidio, el abuso sexual, el acoso, el maltrato físico y psicológico, la impunidad. En aquel sillón, frente a 500 mujeres, Petro aseguró que las violencias contra las mujeres se debían “volver la cúspide del Código Penal”.

Maria Paula Murcia Huertas, periodista de Mutante, estaba en aquel auditorio ese día. Recuerda que, durante las dos horas que tuvieron que esperar a Gustavo Petro (quien canceló y confirmó la cita hasta tres veces), el auditorio gritaba “¡respeto! ¡respeto!”. Cuando el entonces candidato llegó, Murcia extrañó la complacencia del público.

Esto escribió en su crónica de aquel día, publicada en el medio citado: “después de haber llegado, ni un solo reclamo de parte de las moderadoras ni del público (...) Petro parecía entre amigas. Se veía relajado, risueño y cómodo (...) ¿Por qué le aplaudimos a un candidato que nos hace esperar, sin siquiera un atisbo de reclamo? ¿Por qué le otorgamos indulgencia a sus respuestas desatinadas? ¿Por qué evitamos hacerle muchas de las preguntas incómodas que había que hacerle?”.

Su gabinete

Tres años después, el ahora presidente Gustavo Petro se sentó en la silla principal de la larga mesa de la Casa de Nariño en la que suceden los consejos de ministros. Cambió su postura tranquila y relajada por una dominante, seria; y sin que le temblara la voz, rechazó a ese sector de la población al que en 2022 le hizo ojitos para que votara por él y lo llevara a la presidencia: las feministas. El 4 de febrero, Petro presentó a Armando Benedetti como su nuevo ministro del Interior, una de las carteras más importantes del Estado. Benedetti llegaba a aquel cargo con varias denuncias por violencias basadas en género.

Los procesos en su contra no habían podido avanzar debido a que involucrarían hechos ocurridos durante su estadía en España como embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es decir: Benedetti contaba con inmunidad diplomática. Allí, las autoridades españolas habrían tenido que interrumpir en su domicilio para frenar un presunto caso de violencia intrafamiliar contra su esposa Adelina Guerrero. La denuncia la interpuso la Red de Veedurías Ciudadanas. En contra de Benedetti hay otro proceso por violencia de género, pero de parte de Laura Sarabia, quien trabajó con él muy cercanamente y, según dijo, presentó pruebas ante la Fiscalía de tales violencias.

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Aquel nombramiento causó revuelo en el gabinete. El primer reclamo vino de la entonces ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien aseguró “Como feminista, no puedo sentarme en la misma mesa que Armando Benedetti”. El presidente defendió a Benedetti, asegurando que hay “feminismos que destruyen hombres” y que cree en las segundas oportunidades, no sólo eso, sino que señaló que su ministro “tiene magia”. Muhamad renunció días después, al igual que otros funcionarios, como el director del DAPRE, el ministro de Cultura, entre otros.

Meses después, el presidente Petro insistió en defender, no solo a Benedetti, sino también a Hollman Morris, actual director de RTVC, acusado de presuntamente acosar sexualmente a mujeres que han trabajado con él. En entrevista con Juanpis González aseguró: “no están realmente condenados o procesados penalmente”. González le preguntó: “O sea, ¿que no hay que creerle a las víctimas?”, el jefe de Estado respondió: “no es un asunto de creer. Yo no puedo manejar las relaciones públicas, el manejo del Gobierno, simplemente por creencias”.

Catalina Ruiz estuvo en el debate feminista de 2022, es activista feminista, escritora y periodista. Luego del consejo de ministros en el que Benedetti fue presentado escribió un duro artículo en Volcánicas, la revista feminista latinoamericana de Nómada donde ella funge como editora, hablando de las palabras machistas del presidente. Hoy, con EL COLOMBIANO, volvió a 2022, cuando fue moderadora, e hizo un análisis y reflexión de lo que ha ocurrido con el gabinete.

Los nombramientos cuestionados envían un mensaje a las feministas y a las mujeres, de que nuestros derechos no son la prioridad, o de que definitivamente son una contingencia que se pierde en pos de algo más importante y eso es preocupante”, reflexionó, y agregó que, no sólo se trata de nombrar mujeres en cargos públicos, sino de lo que desde esos cargos se puede hacer por las mujeres.

Ruiz, en ese sentido, lamenta que la periodista Jineth Bedoya, víctima de violencia sexual mientras ejercía su profesión, haya tenido que renunciar a seguir con su caso, y además, haya dicho públicamente que su aspiración de justicia murió. “Las violencias basadas en género no están en la cúspide de lo judicial. Es triste que el caso de Jineth durara 25 años impune y que la fiscal Luz Adriana Camargo no se haya presentado a escucharla renunciando a su proceso. Se esperaba que el Gobierno Petro atendiera con diligencia estas reparaciones, pero los problemas estructurales que venían de otros gobiernos no cambiaron. Es irrespetuoso”, afirmó Ruiz.

La representación femenina en el Gobierno no sólo es una preocupación de Ruiz. Desde colectivos feministas han alzado la voz por mujeres dentro del gabinete, entre ellas Cielo Rusinque, actualmente encargada del ministerio de Comercio, y quien, en el pasado, apoyó la defensa de Morris cuando lo denunciaron por acoso sexual e integró el grupo de abogados en defensa del profesor Fabián Sanabria, quien fue acusado penalmente en 2020 por acceso carnal violento.

Aquella lucha de representatividad ha sido peleada desde afuera del Gobierno, pero también desde dentro de los poderes del Estado. Jennifer Pedraza, representante a la Cámara del partido Dignidad y Compromiso, ha tenido el feminismo como una de sus banderas, y le contó a EL COLOMBIANO que a veces prefiere concentrarse en lo que se ha logrado, no en lo que se ha perdido: “mira todos los nombramientos que hemos logrado frenar gracias a la voz crítica de las mujeres, de todas las corrientes políticas. Por ejemplo, el de Víctor de Currea Lugo (acusado de presuntamente acosar sexualmente a menores) que iba a ser embajador de Colombia en Emiratos Árabes Unidos. Daniel Mendoza Leal, que tiene sus redes sociales repletas de apología a la violencia contra niños, niñas y mujeres y colegialas, o sea, en un país lleno de pedofilia”, afirmó.

Por otro lado, Muhamad aseguró en entrevista con María Jimena Duzán que el Gobierno Petro no tiene como prioridad a las mujeres. “El mismo Petro ha sido parte de promover un discurso que mantiene el rol de las mujeres en el mismo lugar. Él no lo va a hacer, nos toca a las mujeres porque él no está en nuestros zapatos”, dijo.

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Mientras tanto, Pedraza añadió que ser crítica de estos nombramientos en el Gobierno le ha traído persecución política. “La única respuesta que ellos tienen a las mujeres feministas que los criticamos es atacarnos a través de Holman Morris en RTVC. De hecho yo tengo denunciado en Fiscalía a Morris por calumnia e injuria y al día de hoy el señor ni siquiera ha ido a una de las cuatro conciliaciones a las que nos han citado, ¿lo puedes creer?”, aseguró.

Morris y Benedetti no son los únicos con acusaciones encima. En el Ministerio de Minas y Energía, Julián Flórez ejerce como director de Hidrocarburos, a pesar de tener varios procesos por presuntas violencias de género dentro de la entidad. EL COLOMBIANO se comunicó con el ministerio, que aseguró que no dará información sobre los procesos debido a que son de carácter “interno y privado”. Sin embargo, decenas de mujeres que se pararon frente a las instalaciones del ministerio para protestar por aquel nombramiento, aseguran que se sienten abandonadas y poco escuchadas; sobre todo, se sienten vulnerables.

Feminicidios en aumento

Los dos primeros años de Gobierno Petro, las cifras de feminicidio se mantuvieron “estables”, incluso con una tendencia a la baja. Sin embargo, aquello no basta para convertirse en un motivo de celebración: que las cifras no suban, no significa que no sean altas. Y, lo peor, es que para 2024 se dispararon, siendo nombrado por ONU Mujeres como uno de los años más letales para las mujeres colombianas, con 886 casos. Esta es la cifra más alta desde que el feminicidio se tipificó como delito en Colombia.

Además, los feminicidios no son la única consecuencia de la violencia machista, los demás indicadores también han ido aumentando. Según la Red Nacional de Mujeres, en los últimos tres años las violencias de género han aumentado un 13 %. Solo en 2023 se registraron 158.394 denuncias por violencia contra las mujeres.

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Para Ruiz, el vacío está en que los esfuerzos estatales están, una vez más, puestos sobre lo incorrecto. “Nunca hemos tenido políticas de Estado, en ninguno de los últimos gobiernos, que puedan dar abasto para atender el problema de violencia que viven las mujeres y disidencias de género. Nosotras tenemos unas violencias que se han hecho más recalcitrantes por los contextos de guerra, tenemos muchísima precarización que nos deja en una situación de vulnerabilidad. Los últimos gobiernos, no solamente el de Petro, han estado más enfocados en políticas de atención más que de prevención”, aseguró.

Pedraza coincide con Ruiz, y asegura que la batalla contra las violencias de género y los feminicidios es una batalla cultural, perdida, desde el Estado. “¿Cuál es la campaña cultural nacional que ha promovido, por ejemplo, RTVC, estando encabezada por Morris para explicarle a la sociedad colombiana de qué se tratan las violencias de género, por qué son tan graves, por qué son tan críticas, cómo escalan, cómo identificarlas, dónde denunciarlas? Nada”, afirmó.

Otra de las preocupaciones de Pedraza es el hecho de que, en los últimos meses, varios casos de feminicidio han sido cometidos por oficiales de la policía y del ejército. Los más recientes: un policía que le disparó a su exnovia en el sur de Bogotá y luego se suicidó, y un militar que le disparó a su esposa en Medellín. La congresista asegura que esto es una señal de la debilidad de las instituciones.

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Por otro lado, el Observatorio de Feminicidios de Colombia, asegura que la mayoría de los feminicidios son cometidos por hombres cercanos a las víctimas en espacios privados. Esto es algo que a Ruiz, desde su activismo, también le preocupa: “se deben atender otros derechos que son la base para que la violencia pueda disminuir, como por ejemplo que las mujeres y disidencias de género tengan acceso a una vivienda, entonces ya no van a estar en una situación de violencia de la que no pueden escapar porque están viviendo en la casa de su agresor. O que tengan acceso a la salud, acceso a la educación, derechos fundamentales que le permiten a las personas tener mucha más autonomía”.

Por último, la lucha contra la violencia de género tiene otra gran pérdida, esta vez en la rama judicial: entre 2021 y 2023, el 78 % de los casos de delitos sexuales y violencia intrafamiliar contra mujeres y niñas permanecieron en etapa de indagación, sin que se registrara ningún progreso en el proceso judicial. Aún más preocupante, menos del 3 % de estos procesos concluyeron con una condena, lo que refleja una impunidad del 97 %, de acuerdo con datos de la Fiscalía.

La situación con los feminicidios es igualmente grave. Durante ese mismo período, el 78 % de los casos no ha recibido ninguna sanción. Además, la organización Sisma Mujer ha señalado que el 86 % de las denuncias por violencia intrafamiliar o tentativa de feminicidio terminan siendo archivadas.

Lucha perdida en casi todas las ramas del poder

Una de las promesas de campaña del presidente Petro fue la creación del Ministerio de la Igualdad. Durante el debate feminista de 2022, Petro aseguró que aquel ministerio tendría un equipo especial para atender y frenar la violencia contra las mujeres. Aquel equipo existe, sin embargo, está frenado al igual que el Ministerio. Esto ha representado una pérdida para las mujeres en el ámbito del poder ejecutivo.

En el legislativo las cosas tampoco avanzan del todo bien. Tan solo en la plenaria de la mujer, convocada en honor al 8 de marzo, la Cámara de Representantes no tramitó ninguna de las reformas propuestas. Hay que ser justos: en el Senado se aprobaron nueve proyectos, varios estando ya en su último debate. Entre ellos, el proyecto “Huérfanos por Feminicidio”, que busca garantizar la protección integral de niños, niñas y adolescentes que han perdido a sus madres como consecuencia de la violencia de género. Además de otros proyectos que favorecerán a las mujeres rurales y trabajadoras domésticas.

Pedraza asegura que en Cámara ha visto a congresistas del Pacto Histórico muy activas en apoyar proyectos a favor de las mujeres, entre ellas, Alexandra Pineda. Sin embargo, también asegura: “Otras voces feministas del pacto, pues yo no las he visto tan metidas en la agenda legislativa de violencias basadas en género. Algo triste porque esta es una agenda que puede tener un gran acuerdo multipartidista. Nuestros proyectos sobre estos temas han pasado por unanimidad. Quizás en donde más problemas hemos tenido es con algunos congresistas del Partido Conservador que leen más o menos tienen un buscador que dice género y si dice enfoque género en un proyecto de vida una vez”.

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Ruiz también ha visto lo que sucede en el Legislativo. “Ha habido varios proyectos que no han progresado lo suficiente. En general este gobierno no ha sido muy rápido ni eficiente en sacar adelante proyectos en el Congreso, y a eso se suman los proyectos de género. Pero tampoco han avanzado proyectos antigénero que sí se han intentado hacer y que pueden ser también muy preocupantes, eso creo que también hay que mencionarlo”, explicó.

Por otro lado, Ruiz señaló que la agenda de género tampoco es algo (ni debe ser) exclusivo de la izquierda. Admite que sí se esperaba una mayor importancia de la misma en este Gobierno, por eso también la crítica y el control político debe hacerse de manera fuerte, pero también asegura que el futuro de las mujeres no puede depender de la polarización. “necesitamos gobiernos en donde la lucha feminista siquiera todavía pueda ser pensable y pueda ser permanente, incluso si esos gobiernos no nos están priorizando”, aseguró.

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