“Me dio cinco martillazos, pero Dios me salvó”: el duro testimonio de una sobreviviente de intento de feminicidio en Bogotá
El presunto agresor, identificado como José Urbano Medina Villa, ingeniero químico de 51 años, se entregó a la Policía poco después de los hechos y quedó a disposición de la Fiscalía.
Comunicadora social y periodista de la Universidad del Quindío, con más de 13 años de experiencia en cubrimientos judiciales y de orden público. Trabajó en Colmundo Radio, Colprensa y Caracol Radio Bogotá, cubriendo la Procuraduría, Altas Cortes, juzgados y la Defensoría, entre otros temas. También trabajó en Caracol Radio Medellín y como coordinadora de comunicaciones en la Alcaldía de Medellín (2021-2023). Actualmente hace parte del equipo de periodistas en la sección de actualidad de El Colombiano.
En la noche del lunes 22 de septiembre de 2025, en la localidad de Fontibón, occidente de Bogotá, Fabiana Karina Rincón vivió uno de los episodios más violentos y aterradores de su vida. Su expareja sentimental la atacó brutalmente dentro de su vivienda mientras su hija de cinco años dormía en una habitación contigua. Contra todo pronóstico, sobrevivió.
Después de permanecer diez días en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Kennedy, Karina relató con voz pausada y aún convaleciente cómo logró sobrevivir al ataque que casi le cuesta la vida. “Después de diez días en el hospital de Kennedy, en cuidados intensivos, Dios me dio la fortaleza y el valor. Hoy ya llevo cinco días en recuperación, donde un familiar ha sido más ameno estos días. Ya estoy empezando a recuperar al menos la forma de alimentarme y poder descansar un poco más. Tengo demasiados tratamientos pendientes y mucho tiempo de recuperación, pero ya estoy fuera del hospital, que es lo más importante”, contó en entrevista con Caracol Radio.
Su testimonio revela que el agresor, con quien sostuvo una relación de seis años y tuvo una hija, ya había sido denunciado en dos ocasiones ante una comisaría de familia. Sin embargo, según dice, las autoridades no actuaron. “Pedí la primera medida de protección hace al menos dos años y la comisaría de familia no hizo absolutamente nada. Hace un año pedí otra medida, me la dieron, pero no la hicieron cumplir. Nunca estuvieron pendientes, ni siquiera una llamada. Así que estuve totalmente sola”, recordó.
A pesar de haber intentado alejarse, su expareja insistía en acercarse, argumentando el vínculo con su hija. “Él tiene una forma de ser muy característica; gracias a que tenemos una bebé, nunca se alejaba de mí bajo ninguna circunstancia, siempre encontraba la forma de llegar a mí”, dijo Rincón, quien ese día estaba en su casa cuando el hombre la atacó con un martillo.
El relato del ataque es estremecedor: “Tengo recuerdo de al menos cinco martillazos. El último martillazo... él ya tenía el martillo en mi cabeza. Me tomó de la parte de atrás y me siguió golpeando la cabeza. Yo, con mi mano derecha, logré sostenerle el martillo y, gracias a Dios, se partió el palo del martillo. Esto hizo que hoy esté viva”, narró.
A pesar de la gravedad de las heridas, Rincón, ingeniera ambiental, lideresa social, excandidata a edil y activista política, logró abrir la puerta de la habitación donde dormía su hija. “Vi a mi bebé muy dormida. Mi bebé nunca despertó, eso es otra bendición de Dios. No sé si él le dio algo para dormirla o si fue Dios que hizo que tuviera un sueño profundo, porque ella normalmente no duerme tanto”, relató.
Una pastora australiana, su mascota, empezó a ladrar y hacer ruido, lo que alertó al guarda de seguridad del conjunto. “Uno de los guardias de seguridad sube, intenta abrir la puerta y dice que está con la Policía Nacional afuera. Entonces, él abre rápidamente y sale corriendo. El guarda me revisa y no tengo signos vitales”, contó.
En la entrevista, en la que Karina se oye con asombrosa resiliencia, aseguró que antes de huir de la escena, el agresor llamó a su mamá para contarle lo que acababa de pasar.
Le dijo: señora, su hija ya quedó muerta, yo la maté, está muerta en el apartamento”. Sin embargo, no estaba muerta. “El guarda me baja y llama a la ambulancia. Ocurre un milagro también, y es que yo abro los ojos en portería y le digo: ‘Mi bebé sigue adentro, por favor bájela’”, recordó.
Tras ser trasladada al hospital de Fontibón, los médicos le declararon muerte cerebral, pero fue remitida al hospital de Kennedy, donde un equipo de cirujanos logró salvarle la vida.
“Me hicieron una cirugía de doce horas: seis horas en el rostro y seis en el cráneo. Quedé en estado de coma. Dos días después llegó mi mamá, me habló y yo abrí los ojos. Los neurocirujanos habían dicho que podía no despertar nunca, pero escuché la voz de mi mamá y desperté. El neurocirujano dio un salto de alegría y le dijo: señora, usted ha hecho un milagro”, relató conmovida.
Hoy, mientras continúa su recuperación, Karina reflexiona sobre cómo una relación que empezó con flores, serenatas y canciones terminó en un intento de feminicidio. “Al comienzo nunca lo llegué a sospechar porque siempre fue un hombre caballeroso, muy atento, de flores, de dedicar canciones. Cuando lo dejé, pensé que su comportamiento era por el licor, pero después noté que se transformaba. Ya le tenía miedo”, explicó.
La recuperación de Karina será un proceso extenso y complejo. Necesita tiempo para sanar y someterse a múltiples tratamientos: rehabilitación oral debido a la pérdida de piezas dentales, procedimientos dermatológicos, estéticos y sesiones con láser. En las próximas dos semanas afrontará una nueva cirugía de reconstrucción bucal. La mujer hizo un llamado a la solidaridad, pidió apoyo económico a quienes puedan tenderle la mano en este difícil camino de recuperación.
“Me he visto al espejo y ha sido muy triste. Al comienzo evité verme porque quedé muy impactada, pero ahora lo hago con frecuencia y simplemente con dedicación. Me estoy aplicando mis cremas y estoy esperando el tiempo porque requiero bastante tiempo para la recuperación, pero tengo la oportunidad de vida, de poder seguir siendo madre, de poder seguir siendo familia y teniendo amigos, que es lo primero que agradezco a Dios, y esto me da mucha fortaleza cada oración, cada velita que han encendido para poder continuar en esta recuperación”, relató.
El agresor identificado como José Urbano Medina Villa, ingeniero químico de 51 años, se entregó a la Policía poco después de los hechos y quedó a disposición de la Fiscalía.
El ataque que sufrió Fabiana Karina Rincón pone en evidencia las fallas en la protección de las mujeres que denuncian violencia intrafamiliar y revive el debate sobre la efectividad de las medidas de protección en Colombia. Mientras tanto, ella se aferra a la fe y a su hija para seguir viviendo: “Dios me dio una segunda oportunidad. Estoy viva y eso ya es un milagro”.