Cultura

“El sonido de mi infancia es el de la máquina de escribir de Manuel Mejía Vallejo”: Valeria Mejía

Planeta publicó en un volumen los cuentos del autor antioqueño. EL COLOMBIANO habló con Valeria Mejía, una de las hijas del escritor, sobre el legado del autor de La casa de las dos palmas.

Periodista, Magíster en Estudios Literarios.

hace 52 minutos

Valeria Mejía cuenta que el sonido central de sus primeros catorce años de vida fue el golpeteo de la máquina de escribir de su padre. Lo dice mientras sostiene en las manos una edición de los Cuentos Completos de Manuel Mejía Vallejo, que Planeta acaba de publicar con una pintura de Dora Ramírez –abuela materna de Valeria– en la portada. “Chiquitos creíamos que a todos los papás les hacían homenajes”, responde Valeria cuando se le pregunta en qué momento cayó en la cuenta de quién fue su papá.

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Sobre su vida cotidiana, recuerda que su padre trabajaba casi todo el día. Mejía Vallejo escribía de noche, acompañado de ron y música. La finca Ziruma, en El Retiro, donde vivió sus últimos años, se convirtió en un espacio de reuniones y conversaciones con amigos y artistas. También fue profesor de literatura en la Universidad Nacional.

Explica que reencontrarse con los textos fue una experiencia reveladora. Su padre murió cuando ella entraba en la adolescencia, por lo que su relación con él estuvo marcada por la infancia. “Volver a encontrarse con esto es darse cuenta de que sí era muy buen escritor”, dice. “Leerlo fue una lección de español cada vez. El lenguaje es vasto, lleno de verbos y expresiones que ya no se usan”.

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En un momento de la entrevista, relata que Mejía Vallejo modificaba constantemente sus cuentos: “Veíamos cinco versiones distintas de un mismo texto. Los publicaba y luego les cambiaba párrafos, órdenes, palabras. Hacía lo que quería”. Para ella, esto demuestra que la literatura “no se acaba nunca, que un cuento siempre puede volver a escribirse”.

Valeria destaca el carácter liberal y arriesgado del escritor, tanto en su vida como en su obra. “Era un tipo sin temor, de una época más libre, donde la creación era una apuesta por mostrar compromiso con los débiles”, señala. Ante la pregunta sobre la responsabilidad de ser la hija de un autor tan reconocido en Antioquia, ella reconoce que ha tenido que separar su identidad de la figura del autor. “A veces hay gente que me presenta como ‘la hija de Manuel’, y toca aclarar que soy mucho más que eso”, dice.

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La entrevistada describe al autor como un hombre de gran carisma y dominio de la palabra. “Era el mejor conversador que yo creo haya existido en mucho tiempo, un tipo increíble, un seductor absoluto”, afirmó. Añadió que la familia creció en un ambiente rodeado de arte, gracias a la amistad del escritor con artistas y escritores reconocidos, entre ellos Héctor Abad Gómez.

La reedición de sus obras, explica Valeria, hace parte de la Biblioteca Manuel Mejía Vallejo, un proyecto conjunto con Planeta que busca recuperar algunos de los títulos del escritor. Entre los primeros volúmenes publicados se encuentran La tierra éramos nosotros, Aire de tango, El día señalado y La casa de las dos palmas.