La fotógrafa francesa Delphine Blast les enseñó fotografía a niños de La Loma
La fotógrafa Delphine Blast visitó la comunidad y dio talleres a 15 pequeños. Hoy exponen.
Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.
Antes de hacer clic en el obturador hay que detenerse a pensar, a mirar la procedencia de la luz y la composición de la escena. Parece sencillo, pero no lo es. De estos secretos les habló la fotógrafa Delphine Blast a los quince asistentes a los talleres que dictó durante una semana en La Loma, uno de los puntos más distantes de la geografía de Medellín.
La ganadora en 2021 del International Photo Awards a mejor libro visitó por primera vez la ciudad gracias a las gestiones de la Alianza Francesa. El resultado de las jornadas pedagógicas será expuesto desde hoy a las once de la mañana en la Galería de la Alianza Francesa, en el Parque de San Antonio.
Blast recibió a EL COLOMBIANO mientras se alistaba el material de la exposición: un conjunto de retratos artísticos, fotos con cámaras instantáneas y ejercicios de fotoperiodismo.
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¿De qué le sirve a la gente aprender a tomar fotografías?
“Cuando doy un taller, cuando comparto con la gente, no importa si son niños o personas mayores, sea en Francia o en Colombia o en Perú, sucede lo mismo: quiero que estas personas desarrollen su lado artístico y tengan más conciencia de ellas para contar sus historias. Creo mucho en el poder terapéutico de la fotografía, del arte en general. Sé cómo me siento cuando tomo fotos...”.
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Cuando toma fotografías Blast se siente en su lugar en el mundo y quiere que esa percepción la compartan los asistentes a sus talleres, que descubran el valor de sus historias personales y con ello la autoestima crezca.
El arte ayuda a descubrir un lugar que a pesar de las fronteras de la economía, de la lengua y de los lindes sociales puede dar cobijo a todos. La decisión de inaugurar la exposición en el centro de Medellín se concertó con la comunidad de La Loma, con los líderes culturales.
El mensaje que quieren transmitirles a los estudiantes es potente: la realidad cotidiana no es una cárcel, otros escenarios están abiertos para ellos. También la presencia de Blast en las calles de La Loma es una demostración de eso.
¿Y cómo siente cuando toma fotografías?
“Siento alegría, felicidad, con mucha conciencia. Me siento en mi lugar. He visto el poder de la fotografía en mí. Me he dicho: si esto funcionó conmigo tal vez pueda funcionar con otros. Aquí trabajé intensivamente: todas las mañanas durante una semana con esta comunidad de La Loma. Fue algo muy lindo. Sé que esta semana no va a cambiar la vida de estos niños, de los participantes. Espero haberles podido dar un poquito de arte en su vida, de confianza porque la exposición que inauguramos no es la mía: es de ellos. Ellos son los artistas. En la sala de exposición vamos a ver todos sus nombres”.
¿Qué encontró en la Loma, cómo fue el trabajo en el territorio?
“Me encantó la Loma. Tengo un recuerdo muy lindo de ir todas las mañanas y encontrar a los niños que me esperaban. No solo había niños: tuve participantes entre los nueve y los veintidós años. La Loma tiene una vista muy linda de la zona, de la comuna 13. La gente fue muy agradable, muy simpática. Ese es uno de los poderes de las fotografías: nos permite encontrar y conectar con personas de distintas procedencias. Por eso también decido hacer este trabajo”.
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La enseñanza de los cursos tuvo una orientación clara: el componente conceptual. La parte técnica, la minucia tecnológica no ocupó un lugar relevante en las sesiones. Los celulares y los dispositivos portátiles que pueden tomar mil fotos han menoscabado el valor de la imagen. Al estar tan sumergidos en ellas, los habitantes del mundo actual toman fotos de manera maquinal, casi en piloto automático. Por eso Delphine orientó las sesiones en recordar el arte que hay en las imágenes, la virtud que tienen para contar y sintetizar relatos.
¿Dar clases de fotografía a las nuevas generaciones, acostumbradas a la virtualidad es más fácil o más complicado que cuando se hacía en cámara análoga?
“Hoy en día estamos expuestos a un montón de imágenes: en las pantallas, en los celulares, en la calle. La idea es la de poder transmitir el poder de las imágenes. No sé si es más fácil o más difícil: es diferente. Por la brevedad del taller no hubo tiempo de hablar mucho de la técnica, tampoco es el propósito. Traje cámaras instantáneas. Lo importante no es enfocarse en la técnica sino en lo que ellos quieren decir. Hablo mucho de la luz, de la composición. Lo lindo cuando uno usa cámaras instantáneas es que los participantes entablan otra relación con la fotografía. En los celulares podemos hacer miles de fotos.
En las cámaras instantáneas hay que pensar mucho en el marco, ver dónde está la luz ante de sacar una foto. Otro elemento con estas cámaras es que las fotos no salen de una vez, hay que esperar un poquito: cinco, diez, quince minutos. Hay que ser más cuidadoso con la imagen. Hay algo mágico en eso”.
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Para abrir las puertas de la comunidad Delphine contó con la ayuda de los líderes de C-13, un colectivo de investigación: Alba Vergara y Miguel Polo. También con la asistencia de Aida María Enrique, cabeza del grupo juvenil Descontrol, y de Lila Chaloyard, coordinadora cultural de la Alianza Francesa.
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La trayectoria de la maestra
Su libro Flores del Istmo, sobre la comunidad de mujeres zapotecas en Juchitán en México, obtuvo el premio International Photo Awards en 2021. Durante varios años, Blast ha documentado la vida y la belleza de la mujer en América Latina. Su primer trabajo en este campo fue Cholitas de Bolivia, una serie de retratos coloridos. Delphine viaja por el mundo dictado talleres: luego de su paso por Colombia irá al Perú y una vez concluya esa escala viajará a Tanzania. Además, es miembro de Women Photograph Network. En 2022 fue una de las invitadas al Festival Internacional de Fotografía de Bogotá.