Cultura

Paolo Bortolameolli en Medellín, la música más allá de la batuta

El director de orquesta chileno se presenta este sábado 25 de mayo en Medellín con cerca de 100 músicos de Filarmed y la Orquesta Eafit. Tocarán a Mahler, uno de sus favoritos.

25 de mayo de 2024

A los 7 años el chileno Paolo Bortolameolli fue a su primer concierto de música clásica. Lo llevó su papá. El repertorio incluyó la Quinta sinfonía de Beethoven. La emoción de Paolo fue tal, que salió llorando del concierto.

Esa exaltación, la explicó Paolo, en una charla TED llamada ¿Por qué nos emociona la música? que grabó en 2018. Su foco ha sido ese desde que se convirtió en músico: sensibilizar al mundo con lo que la música nos entrega.

Fanático de la música de Mahler hizo parte del documental llamado Veni. Creator sobre ese histórico concierto de la Octava Sinfonía de Mahler que nunca se había hecho en Chile.

Paolo Bortolameolli representa la nueva generación latina de directores y es uno de los nombres claves de la música clásica. “Desde su debut en 2013 frente a la Orquesta Filarmónica de Santiago, ha acumulado experiencia con presentaciones en EE. UU., Europa y Asia. Ha sido director asistente de la Filarmónica de Los Ángeles, donde fue escogido por el célebre Gustavo Dudamel. Hoy es el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de Chile”, cuentan desde Filarmed.

El director llega a presentarse por primera vez en Medellín y lo hará este sábado 25 de mayo en el Concierto de temporada de la Filarmónica de Medellín que se une con la Sinfónica Eafit. Serán más de 100 músicos en escena que presentarán el estreno en Colombia de Estallido de M. Farías y la Sinfonía n°. 6 de G. Mahler. “La primera es una obra muy rítmica, con mucha energía, una explosión musical que tiene que ver con la revuelta social que inició en Chile el 18 de octubre de 2019. Por otro lado, la Sexta de Mahler, expresa la tragedia y la sensibilidad humana”, dice la reseña. El concierto comenzará a las 6:00 p. m. y una hora antes habrá una charla allí mismo en el Teatro Metropolitano.

EL COLOMBIANO habló con el director chileno.

Llega por primera vez a dirigir en Medellín...

“Iba a venir antes, pero en la pandemia, lamentablemente, fue suspendido el concierto que teníamos programado en este momento, también con música de Gustav Mahler y tenía muchísimas ganas en ese entonces de conocer a la orquesta, de volver a visitar Medellín –porque la ciudad si la conocía– y bueno, iba a ser una obra de un compositor que a mí me resulta tan cercano y que me gusta tanto, entonces ahora la expectativa se han duplicado con la espera y además una espera con un contexto, porque todos sabemos lo que significaron esas cancelaciones. Por esto tiene como un peso simbólico mayor que es revisitar ese hito que quedó inconcluso que quedó sin poder hacerse.

Estoy muy contento, estoy con mi partitura de Mahler siempre bajo el brazo”.

¿Qué conoce de la Filarmed, de los músicos de Medellín?

“Yo no los conozco como orquesta, pero sé del nivel que tienen, he escuchado siempre muy buenos comentarios y hay una relación anterior con el maestro chileno Francisco Rettig, una persona muy importante en Medellín. Mi paso por Medellín tuvo que ver también con un encuentro muy bello, un concierto con la Filarmónica joven de Colombia hace varios años y esa fue mi primera vez en esta ciudad”.

Más allá de ser director siempre ha buscado acercar a la gente a la música con sus charlas, sus libros, ahora con un documental, ¿por qué cree que eso es importante?

“Yo parto de la premisa de que para mí la música es un rito colectivo. La música es compartir, es un lenguaje que hace que nos comuniquemos de una forma muy directa y muy transversal, de maneras tanto históricas como geográficas somos conscientes de que la música está siempre ahí y me gusta mucho esa reflexión porque me hace muchísimo más sentido el entender porque hacemos la música que hacemos.

Claro, si la miramos desde un punto de vista solamente estilístico, en este caso la música clásica o si te gusta cualquier tipo de música, te estás perdiendo algo que es anterior a eso que es el fenómeno musical, que tiene que ver con el compartir, y en la mayoría de los casos tiene que ver con esto de estar con mucha gente. Yo uso la metáfora de que de alguna forma el rito del escenario tiene que ver un poco con el rito de sentarnos alrededor del fuego desde el origen mismo de la humanidad.

Cuando lo entiendes de esa forma estás hablando de que el rito de ir a un concierto por ejemplo, de rock, en el que instintivamente se corean las canciones, se salta} al mismo tiempo, es estar ahí conectados con el fuego del escenario”.

Es la energía...

“Mientras nosotros nos activamos al mismo tiempo estamos produciendo una energía que también va de vuelta. El concepto clásico, si bien a lo largo de los años se fue llenando de protocolos más serios, sigue siendo lo mismo”.

Y ahí cómo explica la emoción de la música clásica...

“Al final de cuentas la música clásica es heredera de una evolución natural. El hecho de que se haya empezado a escribir era porque el autor necesitaba dejar su firma, pero viene de la tradición oral y esta a su vez se ha juntado con el folclor. A lo que quiero llegar es que el conectarse con el público para mí no es algo que yo tenga que pensarlo como un comportamiento ajeno. El conectarse con el público es lo esencial, es la primera manera de hacer este clic de comunicación. Por más que estemos arriba un escenario, por más que el público en un concepto clásico está más en silencio —porque está escuchando en esta música la conexión humana— sigue siendo el primer elemento y el más fundamental de todos y el concepto del rito. Por eso para mí es una cosa demasiado natural que no podría separarla: el hacer música y compartirla de la manera más humana posible”.

¿Por qué Mahler?

“Mahler es un Leitmotiv en mi vida. Me he transformado en un fanático desde que lo escuché la primera vez cuando tenía unos 14 años. Fue una música que me hizo muchísimo sentido.

Creo que Mahler ha tenido una especie de reivindicación proporcional al tiempo. El era más conocido como director de orquesta que como compositor. Después además con el tema de la guerra fue un compositor complejo porque no se quería tocar, por su origen judío, pero después viene todo este renacer gracias a grandes directores, sobre todo de Leonard Bernstein. Y después se hace una especie de piedra angular definitiva e inevitable en la que en todas las temporadas del mundo Mahler está presente, más que casi cualquier otro compositor.

Para mí Mahler nos tocó una fibra muy contemporánea. Desde mi punto de vista no es un compositor romántico, sino uno moderno que hereda todo lo que lo que el romanticismo, el clasicismo y el incluso el barroco habían construido hasta ese momento. Mahler se muere en 1911, no alcanza a saber de la Primera Guerra Mundial pero sí del colapso, de lo que significa escribir a través del prisma de la decadencia de los cristales rotos, una cosa muy clara en la música de Mahler”.

Ha dicho que Mahler, a pesar de llevar más de un siglo de su propuesta, tiene una música muy actual, ¿por qué?

“Por que Mahler escribe en el final de una época, que era un final muy definitivo y por supuesto tiene muchísimo sentido. Él vivió a finales del Siglo XIX, donde el cambio de siglo fue un fenómeno cultural, social, filosófico, artístico, psicológico y científico, tremendamente importante, que de alguna forma puso al ser humano en una situación muy compleja, de entender lo que se acababa y que lo venía estaba cargado de incertidumbre, pero una incertidumbre llena de sobreestímulos.

Estamos hablando de la segunda Revolución Industrial, de la primera teoría de la relatividad de Einstein, de los primeros estudios de los sueños de Freud, una gran cantidad de información que estaba pasando y en ese sentido, si abstraemos todo esto y lo llevamos al hoyo, nos encontramos en la misma situación.

El momento que estamos viendo ahora también es de un cambio vertiginoso, que no somos capaces de procesar porque pasa demasiado rápido todo.

Mi percepción es que por eso es que la música de Mahler, hoy en día, se hace más vigente así tengamos más de un siglo de diferencia. Esa música que tuvo sentido al final del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX y ahora que estamos en el siglo XXI uno siente que este tipo me está hablando de lo mismo, con la misma claridad y con la misma intensidad . La música de Mahler se hace tremendamente cercana en esos contrastes.

Yo, personalmente, me siento tremendamente cómodo con la literatura Mahleriana por esa razón”.

Además del documental que hizo usted tiene un libro llamado Rubato. Procesos musicales y una playlist personal...

”El libro nace de una necesidad de hacer arte, en el sentido que no podía dirigir no podía ensayar entonces quería escribir y la idea del libro estaba en mi inconsciente hace muchísimos años. Yo sabía que quería hablar de música, pero no sabía cuál era la razón y la razón terminó siendo la más simple de todas, pero la más hermosa: el libro es una carta a mi hijo —hoy tiene 9 años, cuando lo escribí tenía 6— y la carta evidentemente está escrita para él en el futuro, para cuando él tenga 18, 20 años. La carta parte conmigo en un aeropuerto, yendo a dirigir alguna parte y entonces yo le digo a mi hijo que necesito escribirle el por qué su papá hace esto, por qué siempre está con una maleta, con una partitura, por qué está tan enamorado de la música. Y termina la carta, que es el prólogo, diciendo que nunca me había dado cuenta de que de alguna forma algún día iba a estar escribiéndole de lo que más amo, a quién más amo. El libro pasa por distintos pensamientos que tienen que ver con la música, pero al final es muy didáctico, funciona para que cualquier persona lo lea, habla de música, de beneficiarnos del amor desde la experiencia, desde la Playlist que yo hice. Va visitando muchas obras, hablando de estas en los contextos históricos, pero también hay temáticas bien interesantes como la censura, el erotismo, la educación. Es un libro de música que no es solo de música”.