Cultura

La Sonora Matancera cumple un siglo y Medellín lo festeja

Este grupo es uno de los mitos de la música afrocubana y un referente para los bailadores del mundo entero.

Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.

11 de enero de 2024

Hasta este domingo, 14 de enero, se realiza en Medellín el 29° Encuentro Internacional Matancero, que reúne a expertos internacionales, coleccionistas, bailadores y amantes de la música de la Sonora Matancera. En las sesiones, que se llevan a cabo en la Casa de la Cultura y la Cooperación de Confiar, se tratan asuntos tan disimiles como las biografías de algunos de los cantantes del grupo o el aporte femenino en la composición y las letras de los temas que han hecho bailar a varias generaciones de latinoamericanos. Como es usual en este tipo de encuentros, el evento principal de la programación es el concierto a cargo de la Sonora del Centenario, la Lando Band, y los cantantes Jorge Maldonado, Raquel Zozaya y Jorge Velásquez, que tendrá lugar este viernes, desde las ocho de la noche en el Club Medellín. Los organizadores del encuentro han redoblado trabajos porque en 2024 se celebra el centenario del grupo que partió en dos la historia del son cubano y del bolero.

Un siglo de la Sonora

El 12 de enero de 1924, en la casa de Valentín Cané, se formó el grupo musical más importante de la historia cubana y uno de los más relevantes de América Latina. En ese momento el grupo adoptó el nombre de Tuna Liberal, porque en un principio los músicos se juntaron con la idea de amenizar las reuniones de un partido político con una fuerte presencia en la ciudad de Matanzas. Esa misma fecha, pero cuatro años más adelante y ya con el nombre de Estudiantina Sonora Matancera, el grupo grabó con la RCA Víctor su primer trabajo discográfico. No fue hasta 1935 que el grupo adoptó el nombre que lo hizo famoso a lo largo y ancho de todo el continente americano: la Sonora Matancera.

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Según los expertos, uno de los secretos del éxito de la Sonora Matancera fue el equilibrio que mantuvo entre los sonidos propios del son cubano y las influencias extranjeras que enriquecieron su repertorio. Esto se tradujo en la incorporación en la nómina del conjunto de cantantes internacionales de primer nivel.

Fueron muchos y de distintas procedencias. Quizá los más renombrados fueron el puertorriqueño Daniel Santos —conocido en el circuito bohemio con el sobrenombre del Jefe—, el colombiano Nelson Pinedo, los argentinos Leo Marini y Carlos Argentino y la mexicana Toña la Negra. La inclusión de estas voces en los trabajos de la Sonora Matancera ayudó que las audiencias de los países natales de los intérpretes se interesan por los discos del grupo. Esto no significó que las voces cubanas no brillaran con el conjunto decano de Cuba: basta mencionar a Celia Cruz, a Bienvenido Granda y a Celio González para darse una idea del valor de la Sonora en la tarea de catapultar el talento local.

De alguna manera, la historia de la Sonora Matancera se cruza con la historia de América Latina. A principios de los sesenta el grupo sale de Cuba rumbo a México para cumplir un contrato de presentaciones. Aquello que en un primer momento se consideró una gira normal de un emblema de la música afrocubana se convirtió en un exilio permanente que concluyó con la muerte de sus principales figuras en tierras foráneas. El rechazo al gobierno de Fidel Castro es el origen de la decisión que le dio estatus internacional al grupo, pero que, al tiempo, lo hizo invisible para varias generaciones de cubanos. Durante varias décadas fue mucho más fácil escuchar en las emisoras de Colombia o de México las canciones Angustia, Quemame los ojos o Burundanga que en las radios de la isla gobernada por los hermanos Castro.

La sonora en la capital de la primavera

No se cae en una exageración al decir que la Sonora Matancera marcó el sentimiento y el baile de al menos cuatro generaciones de latinoamericanos. Tan es así que, en los primeros días de enero, se celebran en varias ciudades de América Latina reuniones y tertulias sobre la música del grupo y las vidas de sus integrantes. Medellín no es la excepción. En la capital de Antioquia la difusión de las canciones de la Sonora Matancera tiene dos referentes muy claros: el locutor Orlando Patiño y el Club de la Sonora Matancera de Antioquia.

El primero dirigió durante más de tres décadas el programa Una hora con los solistas de la Sonora Matancera, que se transmitió a diario de dos a tres de la tarde en la frecuencia de Latina Estéreo. Por su parte, el club ha realizado veintinueve ediciones del Encuentro Internacional Matancero.

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El paisa amigo de las estrellas

Que se sepa, el locutor Orlando Patiño (q.e.p.d.), “el matanceromanoloco”, es el único paisa que ha sido saludado por la Sonora Matancera en uno de sus discos. En un momento de El tornillo, Yayo El Indio canta una línea que dice: “Y un saludo en Medellín al gran Orlando Patiño”. La periodista Viviana Álvarez recuerda la amistad que sostuvo Patiño con Nelson Pinedo, Daniel Santos, Carlos Argentino y Rogelio Martínez. Todos los días Patiño despedía su programa con una frase que los soneros de Medellín recuerdan con nostalgia: “!Ah! Qué lástima mi gente, el tiempo se nos vino encima y esto se acabó...”.

Concierto Matancero

La industria de la música en español celebra el aniversario cien de la Sonora Matancera. En Medellín, un grupo de amantes de las canciones de Daniel Santos, Celia Cruz y Bienvenido Granda organizó el 29 Encuentro Internacional Matancero, un evento cuya programación incluye un concierto el viernes 12 en el Club Medellín para recordar lo mejor del repertorio del conjunto.