Cultura

Esta es la sala de La Piloto que guarda tesoros de más de 200 años

Se trata de la Sala Antioquia, que este año celebra cuarenta años de preservar el patrimonio documental del departamento. Estas son algunas de las joyas de la historia antioqueña que allí reposan.

Periodista de la Universidad de Antioquia. He trabajado como fact-checker en La Silla Vacía y ahora hago parte de la sección de Tendencias de El Colombiano.

hace 1 hora

Como bien decía Borges, el libro es una extensión de la memoria. Y, así como leer es en parte traer al presente los tiempos pasados, preservar los textos no es más que proyectar el pasado hacia el futuro. No para que se repita, sino para no olvidar las historias de una comunidad.

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Esa es la tarea que desde hace cuatro décadas realiza la Sala Antioquia de la Biblioteca Pública Piloto (BPP), que –como la misma institución la ha llamado– es su corazón patrimonial, y también uno de los corazones de la investigación, la cultura y la historia antioqueña.

Este año, en el que celebra su cumpleaños número 40, este espacio conformado por más de 140.000 referencias –entre libros, periódicos, revistas, mapas, cartas y grabaciones sonoras, por mencionar algunas– se ha dedicado a recordar sus primeros días y su relevancia en la preservación del patrimonio en Medellín, Antioquia e incluso en el país.

La Sala fue fundada en 1985, y los primeros documentos que allí reposaron provinieron de la colección privada de Bernardo Montoya Álvarez, cuyos 1.500 libros y 500 folletos habían sido adquiridos por el Banco de la República y luego trasladados a la Piloto.

“A finales de los setenta, la biblioteca empezó a ser vista como un lugar en el que naturalmente debía haber fondos históricos para la investigación en la ciudad. Así comenzó a gestarse el origen de la Sala Antioquia. Poco a poco se fueron consolidando relaciones, conversaciones y necesidades entre intelectuales, profesores universitarios, historiadores, dirigentes y público en general. Todos coincidían en que la historia de la ciudad debía estar allí, y esa conciencia se instaló con rapidez”, explicó a EL COLOMBIANO Esteban Giraldo González, director de la BPP.

Además de resaltar el valor histórico de los documentos y objetos que allí reposan, Giraldo también destaca el trabajo de quienes han sostenido la Sala durante toda su trayectoria: Miguel Escobar Calle, el primer curador que tuvo; Gloria Inés Palomino, directora de la biblioteca cuando este espacio nació; Jairo Morales, coordinador de la Sala por aproximadamente treinta años; entre muchos otros.

Y, por otra parte, no hay que olvidar las joyas que guarda la Sala, la cual está abierta al público, tanto para experimentados investigadores, como para los más grandes curiosos. En la Piloto se encuentran alrededor de 40 fondos personales de escritores o personalidades destacadas del departamento como el del novelista Manuel Mejía Vallejo, el del poeta Carlos Castro Saavedra y del naturalista Joaquín Antonio Uribe.

Estos archivos personales conviven con periódicos, revistas y folletines que datan del siglo XIX, caricaturas, dibujos, afiches, catálogos de arte y también con algunos libros raros que tienen más de 300 años de antigüedad, como Las siete partidas de Alfonso X el Sabio, obra escrita por el soberano de Castilla en el siglo XIII en la que condensó las leyes de su tiempo. En la Sala se encuentra una edición de esta obra que data del siglo XVIII.

“Lo que hacemos aquí, al conservar todos estos materiales es ofrecerles a los investigadores la posibilidad de reinterpretar el pasado a partir de las huellas que dejaron quienes se interesaron en contar la ciudad, en hablar de sí mismos o construir una idea particular acerca del territorio. Esta Sala busca, sobre todo, mostrar cómo se ha transformado la ciudad y Antioquia a la luz de múltiples elementos”, considera Cennedith Herrera, profesional de Patrimonio de la BPP.

Debido a su valor histórico, los documentos que hacen parte de la Sala requieren cuidados estrictos y minuciosos. Cuando un nuevo “miembro” llega, lo primero que se hace es una revisión detallada para determinar su estado de conservación. Se busca, por ejemplo, que no presente hongos u otras condiciones biológicas que puedan afectar a los materiales que ya integran la biblioteca, explica Margarita Guevera, profesional de Conservación de la biblioteca.

En caso de que así sea, el documento pasa a desinfección y cuarentena y, posteriormente, es evaluado nuevamente para determinar los daños que quedaron, como manchas, debilidad del soporte o rasgaduras. En esos casos se aplican los llamados “primeros auxilios”, una serie de procedimientos de conservación preventiva que incluyen una limpieza exhaustiva con materiales especializados.

Además, la protección de los archivos depende de otras condiciones, como los sistemas de filtración y extracción de aire, así como el control de la temperatura y la humedad, ambas esenciales en el cuidado del papel.

Estas medidas son las que permiten que estos tesoros permanezcan vivos después de siglos enteros, y que de lunes a viernes 7:30 a. m. a 12:30 p. m. y 1:30 p. m. a 5:30 p. m, y los sábados de 9:00 a. m. a 1:00 p. m. cualquiera pueda disfrutar de ellos. Conozca a continuación algunos de los libros, manuscritos y cartas de la Sala Antioquia que son producto de un personaje o época estelar de la historia de Medellín y Antioquia:

En Sala Antioquia están algunos de los documentos más relevantes de la historia política antioqueña. Uno de ellos es la primera edición de la Constitución de Antioquia de 1812, la primera carta magna que tuvo el departamento luego de la independencia de Nueva Granada.

Luego de que el 20 de julio de 1810 se diera el levantamiento popular en Santa Fe de Bogotá que terminó convirtiéndose en el Grito de Independencia de Colombia, en Santa Fe de Antioquia, entre el 30 de agosto y el 7 de septiembre, se conformó una junta con los representantes de los cabildos de Medellín, Rionegro y Marinilla para establecer una constitución provisional.

Después, en 1811, se estableció la primera Asamblea Constituyente y un año más tarde, exactamente el 3 de mayo de 1812, fue sancionada la Constitución de 1812. Uno de sus principales avances fue establecer la separación de poderes reconociendo que la soberanía ya no venía del rey, como en los entonces recientes tiempos de la Colonia.

“Los Representantes de la Provincia de Antioquia en el Nuevo Reyno (sic) de Granada plenamente autorizados por el Pueblo, para darle una Constitucion que garantize a todos los ciudadanos su libertad, igualdad, seguridad y propiedad”, así es como inicia el documento que puede consultarse de manera gratuita en la Piloto.

Obras inéditas de uno de los grandes dramaturgos del teatro colombiano

En los años veinte, el dramaturgo Ciro Mendía, nacido en Caldas, Antioquia, era una de las personalidades destacadas del teatro en Medellín gracias a su papel como pionero del teatro regionalista colombiano, el cual lleva al escenario las costumbres y la identidad propia de una zona específica del país.

Autor de obras de teatro como Sor miseria, El enemigo malo y Nocturnos, Mendía también se dedicó a la poesía, género en el que publicó 13 libros. En la Sala Antioquia, el archivo del dramaturgo contiene 369 documentos, entre los que se encuentran textos inéditos como El de la tinta, un poema ilustrado por el artista Pepe Mexía, cuyo nombre real era José Félix Mejía Arango, pionero del diseño gráfico en Colombia.

Otras de las joyas de la colección de este autor es la correspondencia que sostuvo con algunas de las grandes personalidades del arte y la cultura colombiana y latinoamericana del siglo XX como Joaquín Antonio Uribe, Germán Arciniegas, León de Greiff y con el escritor chileno ganador del Nobel de Literatura, Pablo Neruda.

Asimismo, otro de los nombres que sobresalen en sus epístolas es el del maestro Fernando Botero, quien justamente comenzó a trabajar como ilustrador en EL COLOMBIANO gracias a la interpretación que hizo de un poema de Mendía publicado en el Suplemento Literario de este periódico. La fotografía que aparece abajo es del sobre de una carta que desde Francia el artista le envió al dramaturgo en 1971 lamentando el fallecimiento de Vladimiro, el hijo de Mendía.

Haydée Eastman es una de las mujeres pioneras en el acceso a la educación superior en Antioquia. Esta activista por los derechos de las mujeres fue una de las tres primeras mujeres graduadas del pregrado de Derecho de la Universidad de Antioquia, lo que, a su vez, la convirtió también en una de las primeras abogadas de la ciudad. En la Sala Antioquia está el fondo documental de quien también fue diputada de la Asamblea Departamental en 1960, el cual está compuesto por 222 documentos entre los que se encuentran cartas, fotos, escritos y hasta algunos de los cuadernos que utilizó en su época de estudiante.

Eastman nació en 1916 en Valparaíso, municipio del suroeste antioqueño. Fue a sus 26 años, en 1942, que ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, de donde se graduó en 1947. Sin embargo, dos años antes comenzó a trabajar como defensora de oficio y a destacarse por ser una de las primeras mujeres en los tribunales del departamento.

En la Sala hay recortes de periódicos de la época que hablan sobre sus litigios, columnas de opinión que escribió en defensa del voto femenino y en contra de las desigualdades que enfrentaban las mujeres y textos que escribió acerca de su profesión. “Las dificultades y falta de experiencia no deben ser para la mujer motivos de desánimo en la tarea que le impone el ejercicio de la ciudadanía, sino por el contrario el acicate que la impulse con más fervor a rendir su cuota a la construcción de la nueva república, en la cual ya no será, como en la anterior, ni la viuda, ni la huérfana, ni la mera contribuyente, sino la mitad de la nación”, escribió en 1957 en el diario El Correo.

Primeras ediciones de Carrasquilla, Greiff y González

En la Sala también reposan primeras ediciones de las obras literarias de algunos de los escritores más relevantes de Antioquia. Uno de ellos es Tomás Carrasquilla, cuyo primer libro publicado, Frutos de mi tierra (1896), está disponible en su primera edición en la Piloto. Allí también se conserva el documento original mecanografiado de Por aguas y Pedrejones, el primer volumen de la trilogía Hace tiempos, publicada en 1936. Del oriundo de Santo Domingo hay, además, otras siete primeras ediciones de obras como La marquesa de Yolombó y El padre Casafús.

Del poeta León de Greiff hay diez primeras ediciones de sus obras. Por ejemplo, la de Tergiversaciones, el primer poemario publicado por el escritor en 1925, y de Libro de signos, otra de sus obras más famosas que data de 1930.

Y en la Piloto también se encuentran las primeras ediciones de diez obras del filósofo envigadeño, Fernando González. Está su primera publicación, Pensamientos de un viejo (1916), y otros de sus libros más conocidos como Viaje a pie (1929) y Mi Simón Bolívar (1930).

Por otra parte, allí se encuentra el fondo del Movimiento Nadaísta, que tiene 42 cajas y 275 carpetas en las que se encuentran cartas, publicaciones en periódicos, manuscritos y fotografías de Gonzalo Arango, Jotamario Arbeláez, Jaime Jaramillo Escobar (más conocido como X540), Eduardo Escobar y Dario Lemos.