Camilo Vera, del Catatumbo a finalista mundial de gimnasia juvenil en Filipinas
El cucuteño luchará por medallas en la general individual, en paralelas y barra fija el fin de semana en Filipinas. El paisa Tomás Mejía también se metió a una final.
Editor del área Deportes con más de 30 años de experiencia en el cubrimiento de fútbol y todas las disciplinas olímpicas. Comunicador social-periodista egresado de la Universidad de Antioquia. Premios colectivos con EL COLOMBIANO Simón Bolívar (Deportes) y Rey de España (Conflicto urbano).
Colombia continúa forjando talentos para la gimnasia artística internacional. En el Campeonato Mundial que se realiza en Manila, Filipinas, el nortesantandereano Camilo Vera se clasificó para la final del all-around (concurso completo) y, según Juan Medina, secretario general de la Federación, “tiene muchas posibilidades de alcanzar podio” entre sábado y domingo. Además, logró cupo para disputar las medallas en paralelas y barra fija. Igualmente, quedó como primera reserva en anillas tras ocupar la novena casilla.
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A sus 18 años, Vera terminó en la posición 11 de la general individual clasificatoria, luego de presentarse en los seis aparatos frente a 123 competidores (clasificaban 24). Obtuvo un puntaje de 79.233. El mejor de la jornada fue el ruso Arsenii Dukhno con 82.065, seguido por el chino Lanbin Yang (80.698) y el japonés Nao Ojima (80.631).
En paralelas, el cucuteño se ubicó tercero con 14.033, detrás del estadounidense Danila Leykin (14.100) y del propio Ojima (14.066). En este aparato también logró cupo a la final el antioqueño Tomás Mejía (13.766). En barra fija, Vera clasificó séptimo con 13.700, mientras que la mejor nota volvió a ser para Leykin (14.466).
Por equipos, la delegación nacional —integrada también por Jorman Álvarez y dirigida por los entrenadores Jairo Ruiz (Norte) y Leonardo González (Antioquia)— finalizó en el puesto 12 entre 36 países.
“Esperábamos estar entre los primeros cinco puestos por equipos, pero los muchachos sufrieron algunas caídas que afectaron el desempeño colectivo”, explicó Medina.
González, por su parte, destacó la actuación de Mejía, a quien entrena en Medellín desde niño. Recordó que las paralelas han sido el aparato fuerte de su pupilo, que incluso logró superar a los gimnastas chinos, tradicionalmente dominantes.
Mejía llegará a la definición del podio con la nota de partida más alta entre los ocho finalistas, gracias al mayor grado de dificultad de su rutina.
La templanza de Vera
Su nombre completo es Keynher Camilo Vera Carrascal, otro alumno destacado de Jairo Ruiz, el mismo formador de Jossimar Calvo y del medallista olímpico Ángel Barajas. El gimnasta cucuteño lleva los apellidos de su madre Zuleima, una mujer tenaz que nunca ha bajado la guardia en la crianza de Camilo y de sus otros dos hijos.
El mayor, Jhan Carlos, después de ser deportista se convirtió en entrenador de judo de la Liga de Norte de Santander y hoy contribuye al sostenimiento del hogar. Dana, la menor, es judoca activa de alto rendimiento en selecciones departamentales y nacionales.
Zuleima recuerda que, cuando Camilo tenía 4 años, se lo llevó a una finca en la convulsa región del Catatumbo porque en la ciudad no contaba con los recursos para sostener a la familia. “No había dinero para pagar arriendo ni servicios públicos, y uno en una finca tiene todo gratis”, relata.
En 2013, Camilo vivió bajo el cuidado de su abuelo Lucio y de sus tías —exgimnastas— en la capital santandereana. En 2014, Zuleima regresó definitivamente. Alquiló una pieza para sus hijos y empezó a trabajar en aseo en casas de familia; hacía rifas y comida para sobrevivir, vendía minutos de celular y nunca dejaba de estar pendiente de los muchachos.
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Hizo todo lo posible para mantener a Camilo en la gimnasia, aunque durante la pandemia del covid-19 tuvo que emigrar de nuevo y enfrentar más dificultades. Se trasladaron a otra finca cercana. Allí, su entonces pareja sentimental —con la que ya no está— fue un gran apoyo: construyó artesanalmente una paralela, una barra y unas pesas de ladrillo para que el joven pudiera entrenar según las indicaciones del profesor Ruiz desde la capital.
“Cocinábamos con leña y no había energía para cargar los celulares; íbamos a una finca vecina para descargar los videos y ejercicios que enviaban los profesores”, recuerda la mujer. Tras la pesadilla de la pandemia, volvió a Cúcuta y no ha vuelto a mudarse.
Hoy vive en el sector Minuto de Dios, superando obstáculos y luchando por los sueños de sus hijos. Está orgullosa de ver a Camilo en la final del Mundial juvenil de gimnasia y se ilusiona con una medalla en este inicio del ciclo olímpico rumbo a Los Ángeles 2028.