Medio millón de personas en histórica marcha en Chile
Más de medio millón de personas se dirigieron este viernes desde varios puntos de Santiago hacia una céntrica plaza, exigiendo reformas de un sistema económico que consideran desigual y coreando lemas contra el gobierno por afrontar con militares el peor estallido social en Chile en tres décadas.
“Una concentración sobre las 500 mil personas (y en aumento)” se realizaba en Santiago “de forma pacífica”, indicó la Intendencia de la capital en Twitter, con datos de la policía chilena, casi una hora después del inicio de la multitudinaria manifestación.
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Entonando canciones populares durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90), saltando y con banderas chilenas y mapuches, los manifestantes se congregaban en anchas avenidas de la capital para atender el llamado de la “Marcha más grande de Chile”, una semana después de que uno de los países más estables de América Latina quedara sumido en su peor crisis social.
“Probablemente será la más grande de todos los tiempos. Pedimos justicia, honestidad, ética en el gobierno, no es que queramos socialismo, comunismo; queremos menos empresas privadas, más Estado y las propuestas que hizo (Piñera esta semana) van a arruinar el presupuesto para subsidiar las empresas privadas”, dijo a la AFP Francisco Anguitar, 38 años, trabajador en desarrollo de inteligencia artificial.
En su paso por el palacio presidencial de La Moneda, con miles insultando al presidente y los militares que acordonan esta zona del centro de Santiago, Anguitar enfatizó: “Lo que queremos es algo bien hecho”, en referencia a los cambios sociales que reclaman.
Estas manifestaciones lucen en las calles como un movimiento enorme y bien organizado, pero carecen de líderes identificables, se convocaron sobre todo a través de redes sociales y promueven protestas contra las sedes militares y medios de comunicación con panfletos que piden “no encender la TV”.
Los temas “El baile de los que sobran” y “Por qué no se van”, que hicieron famosa a la agrupación de rock chilena Los Prisioneros cuando Pinochet gobernaba con mano dura la nación sudamericana, suenan en boca de miles de veinteañeros eufóricos que no temen el toque de queda ni a los militares que patrullan las calles desde el viernes pasado tras un decreto de emergencia del presidente Piñera.
Tras siete días con el país semiparalizado, y con algunos sectores productivos de Santiago operando a medias o nada, la bolsa se desplomó solo el lunes y luego ha seguido sin grandes alteraciones, al igual que el dólar que si bien registró una subida esta semana, se mantiene al nivel similar del mismo mes del año pasado.
El estallido de la movilización en Chile
Todo comenzó el pasado viernes 18 de octubre, cuando el gobierno anunció un alza de 30 pesos en el precio del tiquete del Metro de Santiago, la cuarta en menos de tres años. Ese día los universitarios impulsaron la protesta, que se vio opacada por hechos de violencia, vandalismo en las estaciones y enfrentamientos entre sociedad civil y Fuerza Pública.
A partir de ese incremento los chilenos aprovecharon para reclamar, lo que consideran, promesas incumplidas durante más de 30 años: un sistema de jubilación que dé una pensión que alcance para vivir, mejorar el acceso a la educación para los más pobres, la calidad en la salud, el derecho humano al agua y la desigualdad.
Pocos días después, en la noche del domingo 20 de octubre, el presidente Sebastián Piñera aseguró que el país estaba en guerra. Sus palabras exactas: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite”.
Aunque luego se retractó y el pasado miércoles anunció un paquete de medidas para responder a la protesta social, el descontento en la población siguió. En tan solo siete días de manifestaciones, el país sumó la misma cantidad de jornadas con toque de queda, han fallecido 18 personas según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y Chile permanece en estado de emergencia.
Además, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, envió una misión a territorio chileno para investigar posibles violaciones a los derechos humanos cometidas por las autoridades durante las marchas.
La de este viernes fue una de las mayores movilizaciones de la historia del país, protagonizada por una generación que desafió el toque de queda de las autoridades y regresó al cacerolazo como una manera de protesta social.