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La crisis que pasa factura a Chile

Van seis días en toque de queda. Naciones Unidas envió una comisión de investigación al país.

  • Las protestas comenzaron con estudiantes que se manifestaron contra el alza en el precio del tiquete del Metro de Santiago. FOTO AFP
    Las protestas comenzaron con estudiantes que se manifestaron contra el alza en el precio del tiquete del Metro de Santiago. FOTO AFP
25 de octubre de 2019
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Esta semana Mario Sepúlveda, habitante de Santiago de Chile, intentó conseguir el mercado para su casa y no lo consiguió. Su hijo, de 6 años de edad es autista y alérgico a alimentos como el gluten, por lo que necesita comidas especiales y “ha sido complicado de encontrar”. Hay pocos supermercados en funcionamiento por temor a los saqueos. Cuando una tienda abre, la gente llega a abastecerse: algunos compran y otros se llevan todo sin pagar.

El Metro de Santiago funciona parcialmente, el sistema de buses opera a medias porque manifestantes quemaron algunos vehículos; la Fuerza Pública sigue en las calles, el sector educativo se mantiene sin clases y parte del segmento productivo estuvo paralizado. En solo una semana, 18 personas fallecieron en los disturbios, cinco de ellas por disparos de la Fuerza Pública, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

Entre esas víctimas mortales está un niño de cuatro años, quien perdió la vida cuando un hombre en estado de embriaguez arrolló a un grupo de personas. El INDH contabiliza 535 lesionados –239 de ellos por armas de fuego– y 2.410 detenidos.

Descontento en la calle

Los cacerolazos volvieron a sonar como en los tiempos previos a la dictadura. Esta vez, en medio de un gobierno democrático al que le estalló un cúmulo de inconformidades de la clase media. Como lo han entonado los manifestantes durante estos siete días de marchas: no es por un aumento de $30 en el pasaje del metro, sino por 30 años de promesas incumplidas.

Esa variación fue la detonante de las protestas que comenzaron el 18 de octubre. Con solo una semana de eventos fue tal la represión, que la alta comisionada para los Derechos Humanos y expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, envió ayer una misión de investigación al país para verificar denuncias sobre presuntas violaciones a los Derechos Humanos por parte de la Fuerza Pública.

La ciudadanía marchó con cacerolas, banderas y símbolos de la comunidad mapuche y el gobierno respondió con el Ejército en las calles e instauró toques de queda que ayer jueves se efectuaron por sexto día. Dos mecanismos que recordaron los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet, cuando los uniformados llevaban presos y torturaban a los opositores y violar un toque de queda era equiparable a una desaparición.

Aunque el mandatario Sebastián Piñera pidió perdón por su “falta de visión” para reconocer la situación que tomaba fuerza en la ciudadanía, y anunció un paquete de medidas para aliviar la situación económica de las clases media y baja desde el martes en la noche, el descontento mantiene al país paralizado.

Bomba que le tocó a Piñera

Según el Banco Mundial, la tasa de pobreza de Chile está en 8,6 %, una proporción baja al compararla con la de Colombia (27 %), Argentina (32 %) o Perú (20,5). El desempleo se cifra en 8,2 %, según el Centro de Microdatos de la U. de Chile, por debajo de Colombia (10,8 % según el Dane) o de Argentina (10,6 % de acuerdo con el Indec) y cercano al de Perú (8,1 % tomando como referencia los datos del Inei).

De hecho, el país mantuvo una estabilidad relativa al compararlo con las crisis del continente: la situación económica en Argentina, la inestabilidad política de Perú o la emergencia humanitaria que vive Venezuela. Pero en cuestión de días esa apariencia de normalidad desapareció y Piñera enfrentó una situación sin precedentes en la que la oposición llegó a pedir su renuncia.

Patricio Navia, analista político chileno, comenta que la crisis explotó en la administración de Piñera debido a una percepción de que su gobierno se preocupaba más por los ricos y las personas muy pobres, dejando a un lado a la clase media que predomina en el país, “un descuido que mantuvieron varios gobiernos”. Esa suma de disgustos estalló cuando el Ejecutivo emprendió una reforma tributaria que daría beneficios a los más acomodados con la excusa de generar más empleo.

Por eso, Navia reflexiona que “los países latinoamericanos se desarrollan más que otros, pero tienen niveles de desigualdad altos que son una bomba de tiempo”.

El conflicto del modelo

Chile fue de los primeros países en implementar un modelo neoliberal en la época de la dictadura. Cuando regresó la democracia (1990) ese planteamiento se mantuvo. Como la economía, también permaneció el sistema de pensiones y de salud.

Guillermo Holzmann, analista Político de la U. de Valparaíso, explica que “los gobiernos administraron ese modelo sin avanzar en reformas estructurales ni sensibilizar sobre la importancia de los cambios”. Holzmann ejemplifica que Chile implementó un modelo neoliberal 1.0 que aún permanece, mientras el mundo puede estar en un sistema 4.0: se quedó en el pasado.

Por esto es que le piden reformas a Piñera, el presidente que pasó de decir que el país estaba en “guerra” a pedir “perdón” a la ciudadanía. Ahora intenta dialogar con sectores para calmar las protestas que en una semana se radicalizaron y que llevaron al país a un estado de excepción que lo mantiene paralizado.

20
medidas en temas sociales anunció el Gobierno, pero el descontento siguió.
$301
es el salario mínimo en Chile según el aumento del Ministerio de Trabajo en 2019.

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