Economía

El cuarteto del Banrepública que no cedió ante las presiones de Petro

El gerente Leonardo Villar y los directores Olga Lucía Acosta, Bibiana Taboada y Mauricio Villamizar se mantuvieron firmes en su decisión de mantener las tasas para intentar devolver la inflación del país al rango meta de 3%.

Loading...

Editor de Economía. Ha trabajado en El Tiempo y Portafolio y cubierto temas macroeconómicos, empresariales y reformas. Premio Analdex 2020. Comunicador Social - Periodista de la Universidad Los Libertadores.

hace 8 horas

El Banco de la República volvió a ser el epicentro de la tensión política y económica del país esta semana. En su última junta directiva de 2025, el Emisor tomó una decisión que se ha vuelto declaración de independencia: mantener la tasa de interés en 9,25%. La votación, con un apretado 4-3, dejó en evidencia la fractura técnica y política al interior de esa entidad.

Si bien el voto es secreto, las declaraciones de los miembros de junta, así como del ministro de Hacienda, Germán Ávila, develan cómo se ha repartido la contienda. De un lado, el bloque de la “cautela”, compuesto por el gerente Leonardo Villar y los directores Olga Lucía Acosta, Bibiana Taboada y Mauricio Villamizar se ha mantenido firme en la necesidad de no ceder ante las presiones inflacionarias. Del otro, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, junto a los directores Laura Moisá y César Giraldo –designados por el Gobierno–, insistieron sin éxito en un recorte que, según ellos, urge para dinamizar el crecimiento.

Así las cosas, el “cuarteto de la resistencia” ha sido el muro de contención frente a las constantes críticas y presiones del presidente Gustavo Petro, quien no ha ahorrado calificativos para cuestionar la independencia de una junta que, según él, practica un “activismo económico del uribismo”.

Lea más: Junta del Banco de la República no le caminó a Petro y volvió a dejar la tasa de interés en 9,25%

La muralla técnica de Leonardo Villar

Para Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, la decisión no es un capricho político, sino una respuesta a datos que inquietan. La inflación en Colombia, aunque ha cedido terreno, se ubicó en 5,3% en noviembre, una cifra que aún está lejos de la meta del 3%. Villar ha sido enfático en advertir que el camino hacia la estabilidad de precios se llenó de obstáculos que el Gobierno, irónicamente, ha ayudado a construir.

“El aumento desmedido del salario mínimo se ha vuelto una costumbre”, ha señalado Villar. Para el gerente, el ajuste salarial de 2025, que alcanzó el 9,54%, desbordó cualquier expectativa técnica y generó una inercia de precios difícil de romper. Según él, esta “costumbre” de decretar aumentos por encima de la productividad hace que la tarea de bajar la inflación sea “mucho más difícil”.

Pero, Villar no solo defiende los números, también defiende al banco. Ante los ataques desde la Casa de Nariño, el gerente recordó que los miembros de la junta —con excepción del ministro de Hacienda— no representan a ningún gobierno ni a la oposición. Su mandato, recordó, es constitucional: velar por el poder adquisitivo de la moneda.

Olga Lucía Acosta enfureció a Petro

Ahora bien, si hay un nombre que genera especial desazón en el Ejecutivo es el de Olga Lucía Acosta. Designada por el propio presidente Petro en diciembre de 2022, se esperaba que fuera una ficha alineada con la visión del Gobierno. Sin embargo, la economista ha dado una lección de rigor técnico que le ha costado duras críticas presidenciales.

Es que, Acosta ha sido el voto decisivo para el 4-3 con el que suelen terminar las juntas. Su postura se basa en un diagnóstico claro: existe un desequilibrio peligroso entre un consumo que va a gran velocidad y una producción nacional que no le sigue el paso. “Podríamos generar un déficit si no lo corregimos con algo que no nos gusta: contraer la demanda con altas tasas de interés”, ha explicado la codirectora. Para ella, bajar las tasas prematuramente solo dispararía las importaciones, afectando la balanza comercial y alimentando una inflación que aún no se desacelera.

Esta independencia le valió un “jalón de orejas” público por parte del presidente Petro en redes sociales, donde llegó a cuestionar si su visión estaba alineada con la “línea extrema de Milei” en lugar de buscar la “justicia social”. No obstante, Acosta ha preferido el silencio mediático y el argumento técnico, consolidándose como la garantía de que el Banco de la República no es una extensión de la Casa de Nariño.

Le puede interesar: Si el salario mínimo sube más de 10%, como sugiere el Gobierno Petro, reducir la inflación será “más difícil y costoso”: gerente de BanRep

El “rifirrafe” con el Gobierno

Con todo esto, el presidente Petro ha escalado su retórica contra el Emisor a niveles nunca vistos. En la instalación del Congreso este año y en intervenciones recientes –solo por mencionar algunos ejemplos–, ha calificado la política de tasas altas como un “subsidio al rentismo” y ha acusado a la junta de querer enriquecer a unos pocos con “puro papel y especulación”.

Petro sostiene que la inflación en Colombia no se debió a un exceso de demanda, sino a factores externos, y que responder con tasas altas ha frenado el crecimiento económico de forma innecesaria. Sin embargo, los datos que maneja la junta muestran otra realidad.

Por ejemplo, las expectativas de inflación para el cierre de año han subido, pasando del 4,2% al 5,3%, según el equipo de investigaciones económicas del Grupo Cibest. Este aumento sitúa la inflación muy por encima del rango “tolerable”.

¿Vuelven las tasas de dos dígitos?

La visión del “cuarteto” del Banrep coincide con la de los principales centros de pensamiento del país, quienes incluso advierten que el tiempo de bajar tasas ya pasó y que ahora el riesgo es que deban subir.

Luis Fernando Mejía, director saliente de Fedesarrollo, lanzó una advertencia esta semana en diálogo con EL COLOMBIANO: “creemos que cambió completamente el panorama. Ya las ideas de eventuales reducciones de tasas lucen más como aumentos”. Según él, el alto déficit fiscal y la presión del salario mínimo obligarán al Banrep a mostrar “mano dura”. Su proyección es que la tasa de interés podría volver a superar el 10% en la primera mitad de 2026, tras tres aumentos consecutivos.

Por su parte, el centro de estudios Anif coincide en que el repunte de la inflación y la indexación de precios (arriendos, servicios, peajes) dificultan la convergencia hacia la meta. Para Anif, la cautela de mantener el 9,25% en los tipos de interés es la única decisión responsable en un escenario donde el costo de vida amenaza con acelerarse nuevamente.

Conozca también: Banrepública dice que caída del dólar es un fenómeno mundial y podría subir tasas si no se controla la inflación

El fantasma fiscal

En la última junta del año, el Banco también lanzó un dardo contundente al Gobierno tras la caída de la reforma tributaria que buscaba recaudar $16,3 billones. El Emisor fue claro: la falta de esos recursos demanda acciones inmediatas para equilibrar el Presupuesto General de la Nación de 2026.

Es que la incertidumbre fiscal es, hoy por hoy, uno de los mayores miedos de los inversionistas y una de las razones por las cuales el riesgo país no baja, según Grupo Cibest.

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, intentó matizar el pesimismo asegurando el viernes que la economía crecerá cerca del 2,9% este año, pero su insistencia en recortar los tipos de interés chocó, una vez más, contra la mayoría técnica de la junta, es decir, “el cuarteto”.

¿Cuándo bajará la presión?

El panorama para el inicio de 2026 es tenso. Aunque el Gobierno y algunos gremios esperan un respiro financiero, el consenso de los analistas apunta a que los primeros meses del próximo año estarán marcados por la “mano dura” del Banco de la República.

Solo si la inflación retoma una senda descendente clara y si el Gobierno logra dar señales de austeridad fiscal, el “cuarteto” de codirectores considerará abrir la puerta a los recortes. Por ahora, los cuatro votos de Villar, Acosta, Taboada y Villamizar han enviado un mensaje al mercado y al presidente Petro: la estabilidad no se negocia bajo presión, y la independencia del Banco de la República, personificada en las decisiones de sus directores, sigue siendo el respaldo de la economía colombiana.

De cara al próximo año queda por verse cuáles serán las posturas que adopten los codirectores una vez se defina el incremento del salario mínimo y, además, si el proyecto de emergencia económica del Gobierno Nacional sale a flote.