Economía

Brecha alarmante: Mujeres enfrentan hasta 120% más pobreza extrema en zonas rurales que en ciudades

Entre 2023 y 2024, 1,2 millones de colombianos salieron de la pobreza, pero persisten profundas desigualdades de género y territoriales, entre lo urbano y rural.

Comunicador social - Periodista de la UPB Bucaramanga. Magíster en Estudios Políticos de la Universidad de Caldas. Especialista en Comunicación Digital. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2023. Miembro de Consejo de Redacción.

16 de agosto de 2025

Hace un par de semanas, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) publicó las cifras de pobreza monetaria en el país para 2024. Los resultados mostraron avances importantes, por ejemplo, alrededor de 1.267.000 colombianos salieron de la pobreza monetaria y cerca de 420.000 superaron la pobreza extrema.

Aunque las cifras a nivel nacional suenan alentadoras, la historia cambia cuando se analizan las brechas de género y la diferencia entre zonas urbanas y rurales. De acuerdo con un análisis de Anif - Centro de Estudios Económicos, la pobreza en Colombia tiene un marcado sesgo entre hombres y mujeres.

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Mujeres más afectadas por la pobreza

En las ciudades, los hogares encabezados por mujeres registran 40% más pobreza y 80% más pobreza extrema que los dirigidos por hombres. En el campo, la desigualdad se mantiene, la pobreza es 20% mayor y la pobreza extrema 40% más alta en familias con jefatura femenina.

La situación empeora al comparar el sector urbano y rural. Por ejemplo, los hogares rurales dirigidos por mujeres son 40% más pobres que sus equivalentes urbanos. Y lo más dramático, inciden un 120% más en la pobreza extrema que los hogares urbanos en cabeza de mujeres.

Las cifras muestran que las mujeres del campo están en una desventaja estructural. Son ellas quienes más sienten los efectos de la pobreza extrema.

El panorama no se explica únicamente con números. Hay razones de fondo que hacen más difícil para las mujeres salir de la pobreza. En palabras de Anif, las diferencias se deben principalmente a barreras de acceso al mercado laboral, tanto por sesgos como por paradigmas sociales.

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También hay predominancia del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, que limita el tiempo disponible para actividades generadoras de ingresos. Por otra parte, altas tasas de subocupación femenina, es decir, trabajos mal remunerados o con menos horas de las que buscan. Y la concentración del empleo agrícola en hombres, lo que reduce las oportunidades.

Pobreza monetaria femenina, un problema estructural en Colombia

Isabel Cristina Rincón, doctora en Administración de la SMC University e investigadora en Ciencias Empresariales y Económicas con énfasis en competitividad, fue contundente al analizar el panorama: “Las cifras de pobreza en Colombia dejan en evidencia una desigualdad estructural. Los hogares encabezados por mujeres, sobre todo en zonas rurales, enfrentan niveles de pobreza mucho más altos. Eso nos obliga a pensar en políticas públicas más eficientes que ataquen de raíz estas disparidades”.

Para la experta, el problema no se limita a un asunto de ingresos, sino que combina factores históricos, sociales y culturales. “Las mujeres hemos enfrentado barreras para acceder a recursos básicos como la tierra, el crédito o la educación. Hasta hace pocas décadas nos fue muy difícil incluso llegar a la universidad”.

A eso se suman los empleos mal remunerados, la informalidad y las responsabilidades de cuidado, que recaen casi siempre en nosotras. “Todo eso termina perpetuando la pobreza femenina”, enfatizó la académica.

Rincón subraya la necesidad de un enfoque integral. “No se trata solo de reducir la pobreza con subsidios. Necesitamos programas que impulsen a las mujeres, especialmente a las rurales, mayor acceso a educación, capacitación laboral, microfinanzas que las saquen del ‘gota a gota’, y verdadero apoyo a sus emprendimientos”.

En esa condición de ser madres, mujeres y empresarias, “lo que se requiere es empoderamiento femenino y equidad real”. Por eso, insistió en que el impacto de la pobreza de las mujeres no es un asunto aislado, sino un problema que frena al país entero.

Las brechas que enfrentamos las mujeres no solo limitan nuestro desarrollo personal, también restringen el progreso económico de Colombia. Mientras no se cierre esa desigualdad, no podremos hablar de un desarrollo sostenible”, sostuvo.

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¿Qué significa la pobreza monetaria?

De acuerdo con el Dane, la pobreza monetaria incluye a las personas cuyos ingresos mensuales son iguales o inferiores a $460.198, el monto mínimo para cubrir alimentación, vivienda y otros bienes básicos.

Mientras que la pobreza extrema hace referencia a los hogares con ingresos iguales o inferiores a $227.220, apenas suficientes para garantizar una dieta de 2.100 calorías diarias.

Es innegable que Colombia ha logrado avances en la reducción de la pobreza monetaria y extrema. Sin embargo, el propio informe de Anif advierte que esos progresos no son homogéneos. Que más de un millón de colombianos hayan salido de la pobreza es un logro importante, pero persisten matices que revelan inequidades profundas. Entre ellas, la situación crítica de las mujeres rurales.

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