Economía

La guerra del guaro se enciende: licoreras entran a nuevos mercados tras el fallo de la Corte

Con el levantamiento de las restricciones regionales, las grandes licoreras públicas emprendieron una carrera por conquistar territorios que durante décadas estuvieron cerrados. La Fábrica de Licores de Antioquia y la Industria Licorera de Caldas aceleraron su expansión hacia Valle, Cundinamarca, Cauca y Nariño, mientras se redefine un mercado que mueve entre 110 y 120 millones de botellas al año.

Aprendiz de deportes. Apasionado por el periodismo deportivo, amante del café colombiano.

22 de noviembre de 2025

La temporada fuerte de fin de año llega con un ingrediente extra: una guerra abierta entre las licoreras departamentales, que por primera vez en décadas pueden competir en igualdad de condiciones en todo el país. El fallo de la Corte Constitucional que tumbó el artículo 28 de la Ley 1816 de 2016, la norma que permitía a los departamentos cerrar sus fronteras para proteger su aguardiente, eliminó las barreras territoriales y abrió un mercado nacional de más de 120 millones de botellas al año.

Esa decisión, que se tomó desde el pasado 5 de febrero, cambió definitivamente las reglas del juego tanto para la Industria de Licores de Caldas (ILC), con su aguardiente Amarillo como Aguardiente Antioqueño (Antioquia), Néctar (Cundinamarca), Blanco del Valle (Valle del Cauca), Llanero (Meta), Líder (Boyacá), Superior (Santander), Nariño, Platino (Chocó) y demás bebidas con alta graduación alcohólica superior al 37,5%, elaboradas mediante procesos de fermentación de materias primas agrícolas y posterior destilación en alambique, podrán comercializarse libremente en todo el país.

Desde entonces, el mapa del sector se está reacomodando a toda velocidad y la competencia se concentra mayormente en cuatro territorios estratégicos como Valle del Cauca, Antioquia, Boyacá y Nariño. Y hacia allí avanzan, sin frenos, las tres grandes marcas públicas: la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), la ILC y la Empresa de Licores de Cundinamarca.

El aterrizaje más reciente lo protagonizó la Fábrica de Licores de Antioquia el pasado 31 de octubre, que tras recibir el permiso del departamento ya puede vender su portafolio completo en el Valle del Cauca, incluyendo Aguardiente Antioqueño y Ron Medellín.

Para Esteban Ramos, gerente de la FLA, este paso marca un punto de quiebre en su plan nacional. “La llegada al Valle del Cauca es un gran logro (...) representa la expansión de una marca que nació en Antioquia, pero que hoy es patrimonio de todos los colombianos”, afirmó, Ramos agregó que este avance hace parte de una estrategia que incluye entrar también a Cauca, Nariño, Boyacá, Caquetá, Vaupés y Huila.

Además, ya había anticipado la magnitud de la apuesta: “Somos los líderes del mercado teniendo 56% de participación. En 2024 vendimos más de 60 millones de unidades y transferimos más de $1,2 billones a los departamentos”. Ahora su objetivo es consolidar ese dominio fuera de casa. Por eso dijo que la competencia será más dura, pero que con el levantamiento de las restricciones implementarán una estrategia más dinámica y segmentada, adaptándose a cada región y acompañando de manera más cercana a los comercializadores.

Meses atrás, el gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia, le había explicado a EL COLOMBIANO que el avance hacia nuevos mercados no había sido sencillo. “Tres de esos departamentos, Chocó, Cundinamarca y Cauca, nos negaron el permiso argumentando que no existía un fallo de fondo y que el comunicado de la Corte no era suficiente, pese a que este tenía carácter vinculante. Incluso hay territorios que aún no nos han respondido, no con las razones de los anteriores, sino porque solicitaron 60 días adicionales para contestar, desconociendo la ley, pues los términos son claros y deben cumplirse”, señaló en su momento.

En ese entonces, Ramos advertía que la FLA no había logrado ingresar a ninguno de los departamentos en los que había tramitado solicitudes.

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Caldas, la gran vencedora jurídica, acelera su expansión

El otro protagonista es la Industria Licorera de Caldas, que no solo lideró la demanda que terminó tumbando las restricciones, sino que fue la primera en obtener autorización para entrar a Nariño el pasado 13 de marzo.

“Lo que pasó con Nariño es que fue la primera solicitud aprobada después de la caída de la salvaguarda. Estamos esperando que otros departamentos abran sus mercados”, dijo Diego Angelillis, gerente de la ILC. Angelillis complementó que ya tienen luz verde en Antioquia, Valle, Bogotá-Cundinamarca, Cauca, Chocó, Boyacá, Huila y Caquetá, y esperan cerrar ingreso en Putumayo.

La ILC proyecta las ventas más altas de su historia gracias al nuevo escenario y estima que su aguardiente Amarillo de Manzanares podría crecer entre 10% y 12% en 2025 si logra presencia nacional.

Además, su principal arma para competir no es solo el aguardiente: Ron Viejo de Caldas domina 82% del mercado nacional de ron y está presente en el 100% de los departamentos.

Cundinamarca también se mete a la pelea

Nicolás Forero, gerente de la Empresa de Licores de Cundinamarca, explicó que Bogotá es hoy el mercado con mayor número de aguardientes compitiendo y que esa experiencia será clave ante la apertura. “Los mercados que se nos abren son Nariño, Valle y Boyacá”, afirmó.

Cundinamarca llega, además, con una marca sólida: Néctar superó las siete millones de unidades vendidas en 2024, según cifras citadas por ese medio.

Y es que, la apertura pone el foco sobre el Valle, un departamento históricamente proteccionista, donde la Industria de Licores del Valle (ILV) defendía el monopolio del Blanco del Valle y Ron Marqués del Valle.

Hoy enfrenta un escenario totalmente distinto, pues la FLA ya entró, Caldas tiene autorización y Cundinamarca pidió su ingreso. La ILV, que mueve cerca de 10 millones de botellas al año, deberá rearmarse para defender el mercado propio y avanzar en su plan para llegar a la Costa Atlántica y el Eje Cafetero.

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Por ende, las cifras reflejan la magnitud de la batalla, pues en Colombia se venden entre 110 y 120 millones de unidades de aguardiente al año. Las marcas líderes son: Aguardiente Antioqueño con más de 60 millones de unidades; Amarillo de Manzanares, 13 millones; Blanco del Valle, 9,8 millones y Néctar: más de 7 millones.

El último trimestre, el de mayor consumo de bebidas alcohólicas, marcará el primer gran termómetro de esta nueva competencia nacional. Con tres gigantes desplegando equipos comerciales, ajustando portafolios y escalando presencia regional, el mercado colombiano vivirá un cierre de año con la disputa más intensa que haya visto en décadas.

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Los riesgos de un mercado abierto

Para el profesor de la Universidad del Rosario, Alejandro Useche, consultado por La República, los grandes damnificados serán los pequeños productores regionales, que antes estaban protegidos y ahora deberán competir sin blindajes.

La libre competencia también trae efectos positivos: más oferta y variedad para los consumidores, más recaudo para salud y educación, mayor innovación en productos y empaques, reducción del contrabando en zonas donde antes había cierres fronterizos. Pero también implica guerras de precios, mayor presión comercial y una reconfiguración que apenas empieza.