¿Por qué cerraron Telecom en Colombia? La historia de una caída anunciada
Petro propone revivir a Telecom con la venta de acciones en Telefónica: “Ya aparecerán los enemigos de la idea”.
Durante décadas, Telecom fue sinónimo de comunicación en Colombia. Fundada en 1947, esta empresa estatal llegó a tener presencia en más de 800 municipios y más de 2 millones de líneas telefónicas.
Era, para muchos, el orgullo de la infraestructura pública en telecomunicaciones. Pero en 2003, el gobierno de Álvaro Uribe firmó su acta de defunción. ¿Qué pasó con Telecom? ¿Por qué una empresa tan grande terminó en liquidación?
La respuesta es una mezcla de malas decisiones, deudas impagables y una competencia que la dejó sin aire.
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El principio del fin de Telecom
A finales de los años 90, Telecom ya mostraba señales de desgaste. Aunque seguía expandiéndose, sus finanzas eran un desastre.
En 2003, la empresa reportaba pérdidas operacionales por cerca de 470.000 millones de pesos, con ingresos de 1,9 billones. Pero lo más grave era su pasivo pensional: 5,6 billones de pesos.
A esto se sumó la apertura del mercado de telecomunicaciones. El monopolio estatal se rompió y llegaron nuevos jugadores. En 1993 había 26 operadores de telefonía local; en 1999 ya eran 40.
Telecom no supo adaptarse. Su estructura era pesada, burocrática y poco eficiente para competir con empresas privadas más ágiles.
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Contratos que hundieron a Telecom
Uno de los golpes más duros vino de los contratos de riesgo compartido firmados en los años 90 con empresas extranjeras.
Estos acuerdos estipulaban que si los ingresos por líneas telefónicas eran menores a lo proyectado, Telecom debía cubrir la diferencia, en dólares. Para 2001, esa deuda ya alcanzaba los 651 mil millones de pesos.
Era una bomba de tiempo. Y explotó. El 12 de junio de 2003, el gobierno decretó la liquidación de Telecom. La razón oficial: “la imposibilidad de mejorar su viabilidad financiera y la necesidad de preservar el valor patrimonial de la Nación”.
Tras su liquidación, parte de sus activos fueron absorbidos por Colombia Telecomunicaciones S.A. (Coltel), que luego fue adquirida en parte por la multinacional española Telefónica. Hoy, el Estado colombiano aún conserva una participación del 32,5% en esa empresa.
Según el expresidente Álvaro Uribe Vélez, la situación de Telecom era insostenible cuando llegó al poder en 2002. Aseguró que la empresa llevaba más de una década en “cuidados intensivos” y que enfrentaba serios problemas financieros. Los pasivos superaban el medio billón de pesos, y había una preocupación grave por la sostenibilidad del sistema de jubilados.
Por eso, en 2003, su gobierno optó por liquidar la empresa y adjudicar sus funciones a un tercero, decisión que, aunque polémica, fue presentada como inevitable por el “desgreño administrativo” y la carga financiera que representaba la entidad.
“El gasto promedio anual por empleado era de $73 millones. Había 27 gerencias departamentales y 15 teleasociadas que operaban como feudos políticos”, indicó el Centro Democrático, partido fundado por Uribe, en noviembre del año pasado. Además, recordó que el pasivo pensional superaba los $5,5 billones.
Petro propone revivir a Telecom con la venta de acciones en Telefónica
Y se vuelve a hablar de Telecom porque, durante el evento del pasado 25 de junio, mientras sancionaba la nueva ley laboral, Petro se refirió a una idea que está tomando forma en los pasillos del Gobierno: usar las acciones que el Estado colombiano posee en Telefónica para financiar la creación de una nueva Telecom.
La jugada de Petro consiste en vender el 32,5% de participación que tiene la Nación en Telefónica, la empresa española que absorbió a Telecom tras su liquidación durante el gobierno de Álvaro Uribe.
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Con esos recursos, el Gobierno compraría acciones de Internexa, una compañía con operaciones en Colombia y Perú que trabaja en infraestructura, telecomunicaciones y energía, y que sería la base para una nueva empresa pública nacional que maneje la red de fibra óptica del país.
Petro no se guardó los dardos. En su discurso, aseguró que la idea de revivir a Telecom “ya genera resistencias”, y advirtió que “aparecerán los enemigos” que no quieren que esta empresa vuelva ni siquiera al recuerdo.
“Queremos una empresa que maneje la fibra óptica de toda Colombia, y las conexiones con San Andrés, Europa, Norteamérica, el este asiático y China”, aseguró el mandatario. Para lograrlo, explicó, es clave fortalecer la presencia estatal en Internexa, donde Colombia ya tiene participación, pero no la suficiente como para influir en las decisiones estratégicas.
El caso Tigo-Movistar, el detonante
Petro también hizo referencia a la reciente decisión de la Alcaldía de Medellín de vender su participación en Tigo, que pasará a manos de Movistar (Telefónica).
Según él, este movimiento es uno de los factores que motivan al Gobierno a desprenderse de sus acciones en la firma española y redirigir esos recursos a una apuesta pública nacional.
Aunque fue enfático en que aún no hay una decisión tomada, sí confirmó que es una opción que el Gobierno está “rumiando” con intención de concretarla. “Lo hicimos con ETB cuando fui alcalde de Bogotá. Queremos repetirlo a nivel nacional”, agregó.
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El presidente también relacionó el proyecto con uno de sus principales ejes de gobierno: reducir la desigualdad en el acceso a la información, la educación y el conocimiento. A su juicio, una red nacional de fibra óptica impulsada por el Estado permitiría conectar zonas apartadas del país con el mundo, promoviendo así el derecho al entretenimiento, pero también al aprendizaje y a la participación ciudadana.