¿A qué costo?
Todo lo nuestro es por cargas, la calidad importa poco, interesa el volumen, ya lo dijeron los ancestros “lo importante es que haiga bastante” y por llenarnos de lo que sea, hemos descuidado la mayoría de las veces lo que deberían ser.
El objetivo es recibir millones de turistas, de qué tipo, resulta exagerado generalizar y no se trata de hacerlo, porque hemos recibido gente estupenda, esa llega, llegó y seguirá viniendo, pero la realidad es que esta obsesión por estadísticas y dólares y por encontrarlos a como dé lugar ha hecho que no nos importen los múltiples Jack, que al parecer, abundan.
Jack, para quienes no han oído de él, es un norteamericano que fue detenido por explotación infantil. Al parecer se encargaba de suministrar y comercializar niñas a sus amigos turistas, que compraban recorridos por la ciudad para conocer las rutas de Pablo Escobar, consumir drogas y frecuentar un apartamento en el que se ofertaban servicios sexuales.
El fenómeno parece difícil de detener, hotelería ilegal, gente que alquila sus espacios al mejor postor, rutas de vicio; hace algunos años trabajé en Costa Rica, que también afrontaba para la época, problemas de explotación sexual infantil. Sin embargo los ticos eligieron como modelo de desarrollo turístico y de país, uno que privilegia la ecología, a eso van la mayoría de los turistas allí, y les cobran fortunas por ver un mico, una mariposa o una caverna. Nosotros aún no sabemos cuál modelo de turismo queremos y parece que el del sexo y la narcoaventura va punteando.
Dicen por ahí que el lugar que uno no ocupa, otros lo ocuparán. Los comerciantes y sus campañas del consuma tres y pague uno, la descarada oferta de drogas y sexo en las calles y los establecimientos ha alejado a los usuarios que frecuentaban el Parque Lleras. Todos somos culpables, como a tantos otros sitios de la ciudad, abandonamos el parque a su suerte, y otros llegaron allí, la zona rosa se convirtió en horro-rosa y como dijeron hace poco unos de los últimos residentes en marcharse: “nos vamos, porque esto ya es Lovaina”.
Gracias a la valiente denuncia de un amigo y a la colaboración de la policía, nueve prostitutas fueron desalojadas del apartamento que en su edificio, ocupaban un grupo de mexicanos. “Solo era una fiesta”, le dijo la propietaria en el careo judicial, horas después de que los inquilinos tratasen de herirlo con botellas e insultos arrojados desde lo alto. Necesitamos muchos más valientes que denuncien, porque mientras plata, poder y falso prestigio sean los motores de búsqueda y el extranjero la opción para salir del hueco, el riesgo será que ese tipo de turistas se quiera quedar.
El riesgo es que te quieras quedar, fue, según el gobierno, una campaña exitosísima para atraer turistas, pregunto ¿... de cuáles, a cuál aventura y a qué costo?.