Columnistas

ALERTA PERIODISTAS

10 de febrero de 2018

Hace varios años recibí de un lector el mejor homenaje que pueda recibir un comunicador:

“Señor Tamayo, me dijo, hace mucho tiempo lo vengo leyendo, solo porque me gustan los cuentos con que empieza sus columnas, pero sin compartir sus opiniones políticas, que me parecían contrarias a mis creencias.

Hoy todavía lo sigo leyendo pero lo hago con gusto porque me parecen sus opiniones muy razonables y acertadas. No sé qué pasó. O usted cambió de pensamiento o lo hice yo, pero lo cierto es que leo con gusto sus columnas y mi posición está de acuerdo con lo que usted opina”.

Estos mensajes no son frecuentes. Muchas veces recibo reclamos e insultos. Pero esas manifestaciones en contra de mis opiniones son la demostración de que estoy llegando o alejándome de la meta que buscaba y me orientan a dar en el blanco. Pero si se logra convencer o enderezar un pensamiento en un lector, es un triunfo.

El periodista puede molestar y hasta sacar ampollas, lo que no puede es calumniar, ni ofender con insultos y mentiras. “La verdad os hará libres”.

“El periodismo deberá ser llama y no tea”. Dice el Código de ética de los relacionistas públicos, como también dice que el profesional de las relaciones públicas deberá ser garante “del derecho a la información que asiste a todo ciudadano”. Esa es obligación del comunicador.

Es decir, que el periodista debe informar de manera que se difunda la luz de la noticia sin inflamar el fuego del escándalo incendiario y sin dejar a nadie por fuera de sus informes objetivos y veraces.

Para eso el periodista debe ser no solo veraz, sino justo. Pero es absolutamente necesario que sea libre y tenga el medio.

Suetonio, en la Vida de Tiberio César escribió: “En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres.”

En la Asamblea Nacional francesa, el diputado José Manuel Sieyés les dijo a los revolucionarios que andaban por ahí cortando cabezas y poniendo presos a los dirigentes:

“Ustedes quieren ser libres, pero no saben ser justos”. Libertad sin justicia no es posible. Lo vemos ahora con mucha claridad. Como hace 340 años en París en la Asamblea Nacional. La historia se repite.

Hoy que estamos dominados por las redes de los aparatos electrónicos, que continuamente nos están bombardeando con whatsapps de videos, audios y escritos, que nos cansan y agobian, pero con la gravedad de que muchos son falsos y los amigos los reenvían y repiten sin confirmar su procedencia y su veracidad.

Los invito a que comparen las seudonoticias de sus celulares con las noticias de un periódico serio, una emisora o canal televisivo y verán que da más tranquilidad lo que venga firmado o transmitido por un periodista profesional.

Felicito a todos los periodistas y profesionales galardonados por el Círculo de Periodistas de Envigado, miembro de Uniped Fundación Internacional de Periodistas y Editores, por sus triunfos de hoy y agradezco al Cipe, que me haya incluido a mí, entre ellos.

Ñapa: Hoy nos dijo Alejandro Ordóñez que “anhelaba un buen periodismo para Colombia, ella se lo merece. Un abrazo a todos los buenos periodistas y mi más sincera indiferencia para los demás”.