Columnistas

CLARO QUE SE PODÍA

22 de noviembre de 2014

En una sesión de las Cortes en la España del siglo pasado, un diputado se explayaba en un largo y fatigoso discurso. Don Francisco Silvela, famoso por su ingenio parlamentario, aburrido de escuchar, se quedó dormido en su curul, como hacía en nuestros tiempos don Jenaro Pérez Gutiérrez. Cuando un ujier se dio cuenta del sueño de don Francisco, se arrimó y le dijo:

--Su señoría, está dormido.

--No estoy dormido, estoy durmiendo, que no es lo mismo estar bebido que estar bebiendo.

Por fin se despertó nuestro presidente, Juan Manuel, de su sueño de paz y suspendió los diálogos cuando nos secuestraron a un general del Ejército, un suboficial, dos soldados y una abogada al servicio de las Fuerzas Armadas. No se habían suspendido, ni se habían parado de la mesa los negociadores del Gobierno, por otros atentados contra la infraestructura de carreteras y oleoductos, ni por la muerte de los dos indígenas de la etnia Nasa, ni por el secuestro de otros militares, porque cada vez que había un motivo para levantarse de la mesa, las plañideras de la izquierda y hasta algunos jerarcas de la Iglesia Católica salían a pedir que no se suspendieran las negociaciones. Pero se le rebosó la taza al Gobierno y Juan Manuel dijo: “No más, se suspenden las conversaciones”.

A día siguiente, los bandidos dijeron que sí tenían al general y a los otros secuestrados y que los entregarían, si les daban garantías para hacerlo y para que siguieran los diálogos. Luego sí se podía utilizar esa herramienta para que los negociadores de la guerrilla narcoterrorista supieran que no es jugando. Que la paz es cosa seria y nos interesa a todos los colombianos.

Sirvió también la suspensión de los diálogos para que se supiera que los negociadores farianos de La Habana sí tienen control sobre los guerrilleros que delinquen en Colombia y los acatan, lo que muchos poníamos en duda.

El día que el presidente Andrés Pastrana dio la orden de suspender las conversaciones y la distensión en El Caguán, toda Colombia lo admiró más. Salimos de las casas a pitar con los vehículos y fue una fiesta. Es bueno recordar que el Gobierno tiene sus cartas y hay que saber jugarlas a tiempo.

La propuesta de un cese al fuego unilateral de los terroristas es una propuesta lógica del fiscal Montealegre y el expresidente Uribe. El cese bilateral no se puede pactar, porque las Fuerzas Armadas no están delinquiendo, sino cumpliendo con su deber constitucional y no pueden dejar de cumplirlo, para que la señora Aída Abello y Clara López, del Polo Democrático, dejen de soñar con que les van dejar tranquilos a sus amigos.

ÑAPA. La exalcaldesa Gloria Cuartas anda diciendo que el comandante de la XVII Brigada de Carepa atropelló a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, cuando fue todo lo contrario, los miembros de esa comunidad de izquierda no dejaron entrar al Ejército a una brigada de salud.

SEGUNDA ÑAPA. A la doctora Luz Helena Arango, contralora departamental de Antioquia, le salió su resolución de jubilación. Ahora dejará de perseguir a los sindicalizados en la Asociación de Empleados de la Contraloría. Asepucoga y se le acabarán los viajes al exterior de cuenta del erario departamental.