DESORDEN POLÍTICO Y DIPLOMÁTICO
Una señora llegó muy brava a la oficina de correos y en forma airada se dirigió al encargado:
--Oiga señor, este servicio de correos es muy malo.
--¿Por qué dice usted eso, señora?
--Mire usted, joven; mi marido salió para Tunja en viaje de negocios hace dos semanas y me han llegado tres cartas con estampillas selladas en Cartagena. ¡Esto es el colmo!
En Colombia estamos pasando por dos crisis muy graves, la primera es la política, pues los partidos históricos y tradicionales, uno, el partido liberal, se diluyó en varias ramas y su ideología se dispersó en intereses particulares de varios jefes. Ahora se llaman: Partido Liberal, Partido de La U, Cambio Radical, pero cada nombre arrastra con apellidos o grupos según el número de congresistas de cada región. Sus directivas toman no decisiones, sino que forman coaliciones.
El Partido Conservador solo tiene un nombre pero cada senador elegido opina y resuelve en su tierra lo que le convenga y de acuerdo con los representantes a la Cámara que logre reunir. Este partido conservador, el mío, no ha reunido la Convención Estatutaria para elegir directorio y la actual directiva no ha cumplido con las normas que son ley de la República. Por lo mismo el tal Directorio Nacional Conservador lo conforman los senadores y representantes elegidos y ellos mismos se autootorgan los avales para las siguientes elecciones y desde allí eligen diputados, concejales, alcaldes y gobernadores. Por eso un grupo muy importante de representantes de este partido se ha dirigido al presidente Andrés Pastrana para que tome las riendas del conservatismo y asuma su jefatura única.
Por los partidos de la izquierda va peor la cosa. Comunistas, moires, progresistas petristas, verdes fajardistas y verdes claudistas, abortistas, defensores de los asesinos de curas y monjas españolas, miras, claristas, ministras contratistas de autopistas del Sol. Un lío de mermeladas de distintos sabores de los que no quiero opinar.
De la diplomacia de Santos y su ministra Holguín solo tenemos mentiras y una ministra aristocrática y bella que nos representa a nivel internacional, pero que cada que habla nos hunde más en el campo de los conflictos. De un “mi nuevo mejor amigo”, pasamos a un garante de las negociaciones con la narcoguerrilla en La Habana y ahora “voy a contar todos los secretos del acuerdo de Cuba”. ¿Los cierres unilaterales de las fronteras que solo tenían llaves en Venezuela y ahora porque protestamos ante las amenazas y crímenes antidemocráticos de Maduro, ya somos enemigos? Le reconozco a Santos y a su canciller que Colombia hubiera protestado, pero se demoraron mucho para romper con este Judas Comunista de Maduro.
No sabe uno si creerle al cartero de Cartagena o al marido mentiroso y viajero de Tunja.
ÑAPA. Ya se supo la verdad: la firma de Juan Manuel Santos a Antanas Mockus, sobre no subir tarifas de impuestos, no se hizo sobre piedra ni mármol, sino sobre las espumosas y movedizas aguas de un yacuzzi en Anapoima. Ha sido muy difícil recuperar la firma.