Columnistas

Espejismo

07 de noviembre de 2015

Hudson, Valencia, Crema o Nashville, ¿a través de cuál de ellos quieres filtrar y colorear tu vida? ¿no te das cuenta que son invenciones que te han convertido en tecnodependiente? el moderno Narciso se viste y posa para una cámara y encuentra en el artilugio tecnológico un espejo que le permite ser feliz.

Te retratas cientos de veces y procesas y desechas imágenes para tratar de hallar la perfección que no existe, la pose estudiada, la sonrisa congelada y el rictus de tu boca te hacen creer que te has convertido en icono, a través de los registros construyes mundos aparentemente idílicos en los que solo reina la felicidad, tus imágenes son el retrato de una irrealidad, buscas aprobación y afecto a través del botón que dice like, tus relaciones sociales están mediadas por emoticones que expresan lo que sientes de manera impersonal, no tienes amigos pero has edificado una red de fisgones; la cartera, el vestido, la pose o la desnudez son tu marca y tu nuevo mantra dice “exhibir es vender”, te enervan los millones de seguidores de las Kardashian y buscas desesperadamente ser tan popular como ellas, para hacerlo hasta compras seguidores, vana ilusión imaginar un mundo donde los amigos son virtuales. Has abandonado Facebook porque allí están tus padres y se habla y escribe demasiado, como no dominas los inteligentes juegos de palabras que se construyen en caliente ignoras Twitter, te gusta de Instagram que solo es visual y por lo tanto no te exige nada más allá del ver, migraste con tus amigos a Snapchat porque allí todo desaparece sin dejar huella.

Algunos han logrado renunciar a este espejismo, yo aún no, pero confieso que no me hago autorretratos/selfies. Esta semana le agradecí a Essena O’Neill, una modelo australiana de 18 años con más de doscientos mil seguidores en YouTube la valentía de decir basta, mandar al carajo el modelo de redes sociales que había construido y renombrar su cuenta de Instagram como “las redes sociales no son la vida real”. Essena igual que otras como la actriz y cantante Zendaya ha decidido fotografiarse sin maquillaje; ella explica que mientras parecía que llevaba una vida de sueño en Instagram, en realidad, era miserable y estaba cansada de “promocionar un estilo de vida de ficción e hipereditado”. La modelo escribió de nuevo muchas de sus entradas para explicar cómo creaba sus looks aparentemente perfectos: “hacía más de cincuenta tomas hasta que había una que suponía les iba a gustar y después la editaba durante años en diversas aplicaciones”, en otra imagen aclara que se había hecho más de cien fotos para que su estómago se viese perfecto, “esta no es la vida real”, declaró. Probablemente esta negación se convierta en tendencia o en otra estrategia de mercado, nunca se sabe. Lo único que resulta cierto es que casi siempre, las apariencias engañan.