Columnistas

Estalló la paz

31 de agosto de 2016

Las Farc ganaron mucho. Más de lo que suponían. Su imagen internacional estaba por el suelo. Se les había declarado grupo terrorista por los principales organismos multilaterales del mundo. En las encuestas de opinión ocupan posiciones peores que las del país político, el Congreso y la Justicia, colmo del desprestigio. Con la firma del Acuerdo tendrán un estatus de pares del Estado para entrar a rediseñar las nuevas instituciones de derecho que se deben adaptar a sus ambiciones y exigencias. Obtuvieron en la mesa de La Habana lo que nunca pudieron ganar con las armas.

Las Farc demostraron gran habilidad de persuasión en el proceso de paz. Como consecuencia de tener poco pasaron a ganar mucho. El Estado ingenuamente aún cree que lo ganó todo y que no perdió nada. El pueblo colombiano queda lleno de esperanzas, de dudas y promesas.

Lo que sigue es bien complejo y difícil. Y lo será a medida que se vayan apagando las luces del carnaval. A medida que la euforia se vaya desvaneciendo para dar paso a la resaca...

Instrumentar una reconciliación con un negocio vivo y próspero como el del narcotráfico es como lograr la cuadratura del círculo. El periódico The Washington Post, uno de los más influyentes del mundo, advierte que es difícil llegar a la paz duradera y estable mientras exista el combustible de la droga. E insiste en que el aumento de las áreas cultivadas de coca dificulta el proceso de paz por los estímulos que ofrecen sus altos rendimientos económicos para los subversivos que las cultivan y las trafican.

Concluido el plebiscito –en el que se anticipa el triunfo del Sí, dado el peso de la bien engrasada maquinaria oficial– empieza en firme el posconflicto. Para afianzarlo deberán conseguirse los recursos que hagan posible y duradera la paz. Vamos a ver qué tanto le cumplirá a Colombia la comunidad internacional con los dineros anunciados como aportes esenciales a su sostenimiento y consagración. Ya el país necesita menos abrazos de felicitaciones y más aportes monetarios.

Ante la eventual cicatera ayuda externa habrá que hacer un gran esfuerzo interno para arbitrar recursos. Ingresos que provendrán esencialmente de una drástica reforma tributaria que no solo tape huecos fiscales como los que hoy existen, sino que aporte dineros efectivos para cumplir con todo lo pactado. Y como la reforma no será ninguna lámpara de Aladino, será indispensable contratar más empréstitos externos que harán subir la deuda a niveles riesgosos. Días duros le esperan al contribuyente colombiano, de las actuales y futuras generaciones. La fiesta no es gratis...

El Gobierno le extendió al Acuerdo un cheque en blanco. Vamos a ver en dónde encuentra los recursos para honrar sus compromisos, cuando los actores de la película lo llenen de muchos dígitos para cobrarlo.

P.D.: En todo este laberinto de la redacción del acuerdo parece que se perdieron los niños en poder de la subversión. No se precisa nada acerca de su inmediata liberación. Que sigan los padres llorando por su ausencia que en la euforia del espectáculo parece no contar su cautiverio.