Columnistas

Invitación a navegar

17 de octubre de 2015

El 15 de octubre fue el día clásico de santa Teresa de Jesús, la escritora mística española de cuyo nacimiento (1515) se están conmemorando quinientos años. Como una invitación a leer a esta máxima exponente de la literatura española, me permito trascribir algunos conceptos de reconocidos críticos sobre su estilo, que marca un hito en el castellano que heredamos.

“En la alteza de las cosas que trata, y en la delicadeza y claridad con que las trata, excede a muchos ingenios: y en la forma del decir, y en la pureza y facilidad de estilo, y en la gracia y buena compostura de las palabras, y en una elegancia desafeitada que deleita en extremo, dudo yo que haya en nuestra lengua escritura que con ellos se iguale” (Fray Luis de León).

Fray Luis de León, otro grande del clasicismo español, fue el primer editor de Santa Teresa. En 1588, apenas seis años después de la muerte de la santa, publicó las obras completas, que fueron reeditadas en Barcelona ese mismo año y al siguiente se hizo una segunda edición por el mismo fray Luis en Salamanca. Un verdadero “best seller” si se tiene en cuenta que en las dos últimas décadas de ese siglo XVI se contabilizan 16 ediciones de libros teresianos. Pero este sería tema de otro comentario.

“Santa Teresa, obligada por obediencia a escribir, adopta como garantía de humildad el estilo descuidado. Y ese total renunciamiento a la curiosidad nos explica cómo, aunque había sido la Santa apasionada lectora de los libros de caballerías, que eran entonces el manual del habla, no tomó en ello el menor rasgo estilístico, por más que alguna vez recuerda sus castillos y sus gigantes. De igual manera, aunque Teresa fue toda la vida voraz lectora de los doctos libros religiosos, no sigue el estilo de ninguno de ellos, no aspira a igualarse con los autores que ‘tienen letras’... Pero la espontaneidad de la Santa es una espontaneidad hondamente artística: aunque quiere evitar toda gala en el escribir, es una brillante escritora de imágenes. Las expresiones figuradas acuden abundantemente; algunas revisten una riqueza de variantes extraordinaria, acaso a veces inspirada en tratadistas anteriores, pero siempre matizadas y adaptadas al propósito que la Santa expone”. (Ramón Menéndez Pidal).

“La prosa de Santa Teresa es el tipo perfecto del lenguaje familiar de Castilla en el siglo XVI, el mismo de la conversación; pues la autora, al escribir, estaba ajena a toda preocupación literaria; no redacta, habla, sencillamente”. (Menéndez Pidal).

“Teresa escribe como es. Es ella escribiendo y nada más. Santa Teresa escribe, no tanto como habla, sino como es. Es escribiendo, lo es en su totalidad y unidad, y por eso siendo su obra escrita maravilla inconmensurable con ninguna otra, no podemos, sin ofenderla, llamarla escritora”. (Gerardo Diego).

Ahí queda, pues. Esta invitación a navegar.