Columnistas

¿Pólvora o disparos?

27 de diciembre de 2014

(¿Eso que suena, amor, es pólvora o es bala?)

No es posible dejar de pensar que mientras aquí estallan petardos, papeletas, voladores, en una explosiva manifestación de lo que se supone es expresión de alegría, en estas mismas jornadas de diciembre, en esta misma noche de Navidad, en muchos lugares del mundo revienta otra pólvora que no es inocente. Son disparos que buscan torvamente el corazón de las víctimas y acaban con vidas humanas.

Mientras esto escribo, afuera corretea la alegría de los niños, las familias reunidas husmean motivos de ternura entre el licor y la música y el aire se puebla de evocaciones y gozos inéditos. Es Navidad y Navidad es alegría. Lo predican, lo siente uno. Lo gritan, voz en cuello, contra la soledad, los felices; lo aceptan en un remanso de melancolía los resignados. Solo está permitido pensar en la alegría.

(¿Pólvora o disparos? Vaya usted a saber).

Resulta que a esta misma hora, mientras en la oscuridad de los hogares hacen guiños las instalaciones navideñas, en otras partes del mundo la guerra es una hoguera que no se apaga. La Navidad y la guerra. El mundo es un pesebre plagado de misiles, de armamentos y soldados. La muerte se volvió traído y juguete. ¿Es aún posible la alegría?

(Eso parece un cañonazo, amor. O una bomba).

Sí, es la fiesta de Navidad. Pero no es correcto dejarse embriagar por una superficialidad fiestera, si la alegría, la fiesta, no llevan a una seria y comprometida lucha por borrar del pesebre de la vida las trincheras y los campos de batalla. No basta la solidaridad, pero ella es ya un paso. Un primer paso en un camino de horizontes cerrados.

(Puede ser pólvora, o armas disparadas).

Navidad y guerra son dos palabras que no se compadecen, pero que lamentablemente vienen juntas cada año. ¿O será que uno es un ser indefenso ante la alegría y la tristeza, ante la vida y la muerte? No sé, pero en esta noche de Navidad, detrás de la explosión de los petardos y papeletas, yo siento los aullidos de los que caen en el frente de batalla y, detrás de los gritos de satisfacción de los contentos descubro el estallido de armas que disparan y matan. El estruendo de la pólvora de Navidad espanta las palomas.

¿Las palomas de la paz, amor?