Qué son las células T reguladoras, el descubrimiento por el que tres científicos ganaron el Nobel de Medicina 2025
El 6 de septiembre se anunciaron los primeros ganadores del Nobel. El de Medicina fue para los científicos Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por sus avances en inmunología.
Periodista de la Universidad de Antioquia. He trabajado como fact-checker en La Silla Vacía y ahora hago parte de la sección de Tendencias de El Colombiano.
Este lunes, el Instituto Karolinska de Estocolmo anunció los ganadores del Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2025. El galardón más importante de esta área a nivel mundial fue para los científicos estadounidenses, Mary Brunkow y Fred Ramsdell, y el japonés, Shimon Sakaguchi.
Lea: ¿Realmente Donald Trump tiene chances de ganar el Nobel de Paz? Esto dicen los expertos
“Sus hallazgos han sido fundamentales para nuestra comprensión del funcionamiento del sistema inmune y por qué no todos los humanos desarrollamos enfermedades autoinmunes”, explicó Olle Kämpe, presidente del jurado, haciendo referencia al descubrimiento de las células T reguladoras y los posteriores avances a raíz de este, los cuales son los responsables de que estos tres inmunólogos recibieran el Nobel.
¿Por qué las células T reguladoras es un descubrimiento revolucionario?
El sistema inmunológico es el encargado de proteger al organismo de virus, infecciones y distintas enfermedades. Uno de los órganos que hace parte de este conjunto es el timo, una glándula ubicada en el pecho, justo debajo del esternón, que cumple un papel esencial: allí se entrenan y maduran los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos que ayudan a combatir bacterias y agentes externos. Pero además de enviar al resto del cuerpo estas células, el timo también tiene la tarea de eliminar linfocitos defectuosos, que podrían atacar al propio sistema inmune, en un proceso conocido como “tolerancia central”.
Hasta 1995, en el campo de la medicina no se conocía cómo funcionaban los mecanismos celulares de inmunidad y tolerancia, a pesar de que ya se reconocía el papel central que tiene el timo en los procesos inmunitarios. Gracias a su estudio profundo de los linfocitos T, en ese año, el científico japonés Shimon Sakaguchi descubrió que estas células tenían otro tipo y las denominó células T reguladoras (Tregs), un tipo especial de linfocitos que actúan como un mecanismo de seguridad adicional del cuerpo para detener a aquellas células del sistema inmune que podrían volverse peligrosas, al punto de causar enfermedades autoinmunes.
“Este descubrimiento llevó a que gran parte de comunidad inmunológica se dedicará a estudiar la biología de las Tregs y su papel en la respuesta inmune normal y en muchas enfermedades como las autoinmunes, las alergias, el cáncer o los trasplantes de órganos”, le explicó a EL COLOMBIANO Luis Fernando García Moreno, inmunólogo y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Seis años después del hallazgo de Sakaguchi, entraron en escena Mary Brunkow y Fred Ramsdell. En 2001, los investigadores estadounidenses presentaron un estudio en ratones caspudos, llamados así por una enfermedad autoinmune que, entre otros síntomas, genera problemas en la piel. Lo que lograron demostrar fue por qué estos roedores eran más vulnerables a esa condición: se debía a una mutación en el cromosoma X, que en los humanos recibió el nombre de Foxp3. Lo que esto ocasiona es el síndrome IPEX, que afecta principalmente a niños. García explica que aquellos que lo presentan “no tienen Tregs, pero si una gran cantidad de otros linfocitos T efectores que infiltran los tejidos y causan autoinmunidad en los órganos endocrinos y el intestino”.
La conexión entre los trabajos de Sakaguchi, Brunkow y Ramsdell se estableció en 2003, cuando el primero encontró la relación entre ambos descubrimientos: el Foxp3 es el gen responsable de controlar el desarrollo de las células T reguladoras, las mismas que ayudan a que el cuerpo tolere sus propios tejidos y no los ataque, evitando así la aparición de enfermedades autoinmunes.
Estos avances transformaron el campo de la inmunología, ya que permitieron comprender mejor cómo el organismo mantiene el equilibrio entre defenderse de amenazas externas y, al mismo tiempo, no dañarse a sí mismo.
“Gracias a los descubrimientos de los galardonados y de muchos otros inmunólogos, hoy sabemos que las células Tregs son necesarias para el correcto funcionamiento del sistema inmune, incluso en condiciones naturales como el embarazo para prevenir los abortos”, asegura el experto de la Universidad de Antioquia.
Además, el trabajo de estos tres científicos sentó las bases para desarrollar nuevos tratamientos contra enfermedades autoinmunes y también contra el cáncer. Uno de los principales progresos derivados de estas investigaciones ha ocurrido en el terreno de los trasplantes de órganos.
Las células T reguladoras eliminan las defensas que intentan rechazar un órgano recién trasplantado y favorecen que el nuevo tejido sea reconocido como propio. En 2021 se aplicó por primera vez un tratamiento con estas células para proteger un trasplante de corazón. Fue en España y la paciente fue Irene, una niña que hoy tiene cinco años y nació con una cardiopatía congénita que solo podía tratarse con un trasplante. La terapia consistió en un trasplante celular de su propio timo para evitar el rechazo del nuevo corazón. Este tipo de tratamientos todavía no son de uso generalizado, pues continúan en fase de investigación.
En el caso del cáncer también se están desarrollando estudios para aprender cómo intervenir sobre estas células. Cuando aparece un tumor, el sistema de defensas intenta destruirlo, pero las células T reguladoras pueden acumularse a su alrededor y desactivar la respuesta inmune. Por eso hoy se exploran estrategias para bloquear su función y permitir que el sistema inmunológico actúe contra el cáncer.
¿Quiénes son los ganadores del Nobel de Medicina 2025?
Shimon Sakaguchi es profesor en el Centro de Investigación de Vanguardia en Inmunología de la Universidad de Osaka, en Japón. A sus 74 años, ha recibido reconocimientos como el Premio William B. Coley del Instituto de Investigación del Cáncer (2004), el Premio Keio de Ciencias Médicas (2008) y el Premio Robert Koch (2020). Su hallazgo es especialmente relevante no solo por su impacto médico, sino porque durante años fue cuestionado hasta que logró demostrar su validez.
Por otro lado, Mary Brunkow, de 61 años, es doctora en biología molecular por la Universidad de Princeton y actualmente dirige programas en el Instituto de Biología de Sistemas, en Estados Unidos, donde centra su trabajo en el estudio de enfermedades autoinmunes. Este lunes se convirtió en la decimocuarta mujer entre 232 galardonados en recibir el Nobel de Medicina.
El estadounidense de 60 años, Fred Ramsdell, por su parte, es asesor científico de Sonoma Bio, una compañía de biotecnología con sede en San Francisco que él mismo ayudó a fundar y que se dedica a desarrollar terapias basadas en células T reguladoras para el tratamiento de patologías autoinmunes e inflamatorias.