El verdadero origen del calendario de Adviento y cómo terminó convertido en un boom comercial
Esta tradición religiosa data del siglo XIX en Europa. Así ha cambiado a lo largo de los años.
Periodista de El Colombiano en el área digital con experiencia en la redacción de noticias de última hora. Graduada como Comunicadora Social de la Universidad Católica Luis Amigó y con formación en diálogos digitales para periodistas en la Universidad EAFIT, enfocados en la inteligencia artificial.
El calendario de Adviento, convertido en uno de los productos más vendidos en las semanas previas a Navidad, con versiones de cajas de maquillaje, comida, accesorios o perfumes con pequeños regalos que se abren uno por día, nació con un propósito completamente distinto al que domina el mercado actual.
El término «Adviento» proviene del latín adventus, que significa «venida» y en la tradición cristiana se refiere al periodo de preparación espiritual en el que los creyentes se disponen para la llegada de Jesús.
Historiadores sitúan el origen del calendario hacia mediados del siglo XIX, cuando las familias alemanas marcaban los días de Adviento dibujando una raya diaria con tiza en la pared o encendiendo una vela por cada jornada que faltaba para la llegada del 25 de diciembre.
Eran gestos sencillos que buscaban preparar el espíritu, reforzar la tradición religiosa y transmitir la idea de espera y reflexión. Con el paso de los años, algunas familias comenzaron a colgar imágenes o pequeñas tarjetas numeradas, un recurso pedagógico para que los niños visualizaran el paso del tiempo.
Aquella tradición doméstica evolucionó a inicios de 1900, cuando el impresor alemán Gerhard Lang comercializó el primer calendario de Adviento conocido, con una lámina ilustrada con 24 casillas y tarjetas recortables que los niños podían abrir cada día.
Su invento se volvió popular justo antes de la Primera Guerra Mundial y sobrevivió incluso a la escasez de cartón durante la Segunda, cuando muchas familias fabricaban sus propios calendarios artesanales.
Hacia la década de 1950, empresas europeas empezaron a incluir pequeñas cajas con chocolates dentro de cada ventana del calendario, marcando el inicio de lo que hoy es una industria multimillonaria.
Actualmente, antes de que inicie diciembre, las marcas utilizan los calendarios de Adviento para vender sus productos más atractivos. Entre todos los formatos, los que dominan el mercado son los de cosmética de lujo, que se han convertido en los más vendidos gracias a las miniaturas exclusivas que llevan dentro, las ediciones limitadas y el impulso que reciben en redes sociales.
Las tiendas lanzan ediciones que se agotan en horas, y en redes sociales se multiplican los videos de unboxing donde muestran la emoción de las personas al abrir una cajita diaria, por lo que estos calendarios se han convertido en uno de los productos estrella de la temporada.
El precio de estos calendarios pueden superar hasta los 700 dólares (2,818,000 pesos colombianos aproximadamente) en la versión de marcas de lujo como Sephora, L’Oreal París, Maybelline New York, Dior Beauty, entre otras marcas.
Justamente la marca Dior Beauty es la que ofrece el calendario de adviento más costoso, pues el promedio de este calendario es de US$753,42. Este año contiene 24 productos en tamaño pequeño, entre los que se encuentran refinados perfumes, sofisticados productos de maquillaje, tratamientos para la piel y una vela perfumada.
De la reconocida marca Benefit su calendario cuesta US$190,10 (aproximadamente 711,818 COP) y ofrece un nuevo rímel, además de clásicos como rubores, primers, fijadores, entre otros productos.
L’Occitane también compitió este año en los calendarios de adviento. Esta edición contiene todo tipo de minitallas para el cuidado corporal y facial. Los productos van desde los hidratantes corporales, hasta exfoliantes, geles y limpiadores con aromas. Tiene un costo de US$114,75 (aproximadamente 429,384 COP) en páginas como Amazon u otros servicios web.
Con información de La República*