En Nacional urge un revolcón

Por Byron García

@jbyrongarcia

Giovanni Moreno ha sembrado más dudas que certezas sobre su nivel. FOTO @nacionaloficial

Giovanni Moreno ha sembrado más dudas que certezas sobre su nivel. FOTO @nacionaloficial


No había querido sumarme a las voces de miles de hinchas que, desde hace algunas fechas, vienen pidiendo la salida de Alejandro Restrepo de Nacional. No quería hacerlo porque, desde 2017 cuando caímos al abismo, hemos tenido siete entrenadores diferentes y aún no encontramos el norte. Consiente de la falta de experiencia de Restrepo, tenía la esperanza puesta en que un hombre de la casa nos ayudara a recobrar la grandeza.
Me equivoqué y bastante.

Los últimos dos partidos, ante Olimpia y ante Bucaramanga, son prueba irrefutable del rumbo incierto que lleva Nacional. En Paraguay, Restrepo certificó su falta de experiencia al perder el pulso con el entrenador rival y terminar goleado en un juego que pudo ganar. Los cambios fueron equivocados, cortaron lo bueno que estaban haciendo los jugadores en la cancha y dejaron al equipo con un pie por fuera de la Copa Libertadores. Ah, pero ante Bucaramanga la cosa sí que fue peor.

En la cancha del estadio Alfonso López, el técnico Alejandro Restrepo quedó completamente desnudo. El equipo que jugó, una mezcla entre experimentados y juveniles, parecía en un amistoso del fútbol amateur. Le cuesta a uno, inclusive, creer que hay algunos ahí con elevados salarios que contrastan con lo poco que hacen. Y digo que Restrepo quedó desnudo porque ahí se evidenció que Nacional no tiene un trabajo que lo defina como equipo. Los partidos que ha ganado este año los ha conseguido desde las individualidades y, cuando esas individualices no aparecen, se nubla todo y nos vamos al traste.

El equipo que jugó en Bucaramanga fue inconexo línea por línea. Y claro, al nerviosismo de los nuevos, sume el pobre nivel de los llamados a llevar la batuta como Guzmán, Moreno, Andrade, Banguero y Quintana. En esos dos últimos tenemos que detenernos para seguir encontrando razones de peso que justifiquen un revolcón en las toldas verdes.

Banguero, responsable directo en dos de los tres goles que recibió Nacional, no pudo (o no quiso) consolidarse en Nacional. Leí en Twitter que es la versión 2.0 de John Charria y la definición no podía ser más acertada. Ha tenido las oportunidades, tuvo continuidad, respaldo, buen clima entre la hinchada… todo, pero no alcanzó.

De Aldair Quintana, es impensable seguir defendiendo lo indefendible. Ya había dicho por aquí mismo, en una de estas columnas, que sin arquero es muy difícil. Es un portero” sin pies para controlar el balón y sin manos para atajarlo; eso sí, muy hábil con la lengua a la hora de dar declaraciones. Tiene que irse de manera inmediata. De hecho, los directivos del club, deben hacer el esfuerzo por sacarlo rápido y evitarle riesgos en su integridad física. Sí, los buenos somos más, pero algún desadaptado (que los hay en todos los equipos del país), puede hacernos pasar un susto.

Ah, pero volvamos a Restrepo. El técnico, que en repetidas ocasiones ha defendido a Quintana, lo dejó en el vestuario al término del primer tiempo y lo condenó por sus errores. Muy feo eso, bastante feo, liderazgo negativo. Así el mismo Aldair le haya pedido al entrenador no jugar más, un líder que sirva se le para al frente, lo mira a los ojos, lo sacude y le exige que salga a la cancha a tapar como nunca antes lo haya hecho en su vida. Esa relación ya quedó rota.

No esperemos un milagro ante Olimpia en el Atanasio. El corazón de hinchas nos pide ser optimistas, pero la razón nos pide ser realistas. Y si de pronto la remontada se da y avanzamos en Copa Libertadores, hay que reestructurar rápido porque el rival que sigue (Fluminense), es mucho más fuerte. Señores directivos y dueños de Nacional, no se demoren más. Se necesita un revolcón urgente.

Cabe también la pregunta: ¿qué apoyo recibe Alejandro Restrepo de los señores “Piscis”, Nájera y del mismo Pacho Maturana?

Y para despedirme, un consejo gratis: dejen de hacer las cosas al gusto de un puñado de hinchas, sean serios. Los hinchas a alentar, ustedes a decidir, los técnicos a entrenar y los jugadores a jugar… todos a su lugar. Estoy seguro, que si desde 2017 se hubiesen hecho las cosas al derecho, ya Leonel habría sumado una nueva estrella a nuestro escudo y todos habrían fumado la pipa de la paz.

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