Honrando la palabra empeñada

Por: May

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En cada primavera, las aves migratorias vuelan extensas distancias.  Cada otoño, vuelven sobre ellas. La historia de estas aves es la historia de una promesa, más específicamente la promesa de regresar.

En el no muy lejano pasado del hombre y en un presente muy escaso, la palabra empeñada ha sido una promesa, más protegida y real que todos los resguardos constituidos por las leyes. Decían nuestros antepasados: “La palabra de un hombre es su honor. Y el honor de un hombre es su palabra”

No escuché al técnico Cabrero de viva voz, pero si leí lo siguiente en algunos medios escritos, “Una vez concluyó el partido entre el Atlético Nacional y La Equidad, el nuevo técnico “verde”, Ramón Cabrero, señaló que a su equipo le falta mucho y que necesita por lo menos diez partidos para que el conjunto logre el engranaje que se requiere para proyectar una imagen satisfactoria para el hincha”1.

Y si la tradición y la errancia no me engañan, eso es una promesa, un “pagaré mental”, que sobra decir, no se ha cumplido. Ya pasaron más de 15 “guerras danzadas”, como diría el escritor Eduardo Galeano, si tenemos en cuenta los juegos de la Copa Colombia. Los partidos pedidos y prometidos para ver al equipo, ya son historia, nuestra reciente y repetida historia.

Por lo escrito, no deseo que me malinterpreten. Creo fehacientemente en los procesos,  perdón, qué horrible palabra para calificar esta dicha a plazos llamada fútbol, pero la existencia tiene límites y me estoy cansando de ver tantos partidos grises, aunque los colores no tengan la culpa. Y como quiero ir en contravía del desprendimiento de la querencia y el terruño natal, también voy en contravía de la “mendicidad” de fútbol, expresada en la súplica del escritor Galeano cuando dice: “…y en los estadios suplico: – una linda jugadita, por el amor de Dios.  Y cuando el buen futbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece”2 .
1  http://www.latribunadelfutbol.com/ Construir ganando Por Juan Guillermo Montoya

2  Galeano, Eduardo. El fútbol a sol y sombra.

2 comments

  1. Juan Lara   •  

    La palabra tiene un valor y hay que hacerla respetar, estoy totalmente de acuerdo. pero no podemos echarle la culpa al técnico de algo diferente al planteamiento, y sí!, se a equivocado en algunos partidos por la forma de plantearlos pero el que juegue bonito o no, no necesariamente es culpa del técnico o acaso es el técnico quien hace los taquitos, globitos, trangulaciones o demas. son los jugadores quienes responden por ese tema. me parece injusto pensar que la culpa de que el equipo juege “feo” sea del tecnico, existe un gran porcentaje de de responsabilidad de este tema de parte de los jugadores. que seamos sinceros, entre la campaña pasada (que no hicimos nada) a hoy son los mismos con las mismas. Seria muy bueno lograr reconocerle al prefe que logre que un equipo que fue penultimo con el mismo equipo logre ser 4 y seguir ahí. no podemos pedir que nacional triangule si los jugadores buenos para eso mantiene en selección o desafortunadamente lesionados. Nacional hoy por hoy no cuenta con un socio en el campo de jugo como lo era Aldo o el Arquentino.

    Como dirían por hay “El que no tiene mas, con su mujer se acuesta” no tenemos jugadores para “jugar” bonito por lo menos no este semestre.

    Dirigencia: comencemos a tramitar buenas y productivas contrataciones que nos devuelvan esa alegría que acá estamos añorando.

  2. albeiro   •  

    la culpa es compartida por todos lados, peor es mas de los jugadores que parece se les olvido jugar bonito, lastima que en el verde esto este demasiado lejos.
    que le vamos a mostrar al aniñes de colombia y el mundo a partir del 2010 cuando tengamos la insignia de la UNICEF en la camiseta.

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