Por Chepe

Foto Reuters | La noche fue soñada para los jugadores del equipo verde. Goles y buen fútbol se vieron en el Centenario de Montevideo.
El mazazo fue tan duro que hasta los mismo hinchas del verde lo sentimos. El nocaut fue tan contundente que desde los albores del partido se empezó a sentir un leve temblor sobre el gramado del mítico Centenario de Montevideo.
No fue casualidad, ni muchos menos un golpe de suerte. Fue buen fútbol y grandeza la que puso de nuevo en el mapa del balompié suramericano y mundial el nombre de Atlético Nacional. Suena a petulancia, pero la noche fue perfecta. El verde dio un golpe certero que derrumbó a los uruguayos ante los pies del Rey de Copas colombiano.
Contrario a la historia bíblica de David y Goliat, esta vez fueron dos grandes los que se enfrentaron y fue el nacido en el Valle de Aburrá el que dio el golpe letal. La historia de uno de los clubes más grandes de Suramérica pareció no importar. Muchos menos que fuera el actual subcampeón del máximo torneo de nuestro continente.
Ya lo han dicho los “grandes” filósofos del fútbol “a los rivales se les respeta haciendo goles”, y bueno, como para no quedarles mal a esos eruditos, Nacional asestó una goleada histórica en uno de los templos del fútbol mundial. Cosa sencilla: eso ya no nos lo quita nadie. En la memoria de cada hincha verdolaga perdurará el recuerdo de la noche del 21 de febrero de 2012.
Más allá del optimismo y de los grandes jugadores de los cuales hoy dispone Nacional, la actuación fue para el recuerdo. El equipo fue figura. Recobró la grandeza de una institución que se había opacado en diferentes circunstancias y como en otrora, brillaron el verde y blanco que inmortalizara a los Puros Criollos de la década de los 80.
Fue una victoria nada más, dirán algunos. Sí, pero no por eso se pueden coartar el deseo reprimido de soñar que tiene la hinchada. Hoy, cuando el calor de semejante “Centenariazo” como lo llamó el diario Olé de Argentina, ya pasó, tenemos que abogar por una humildad que debe ir acompañada de cabeza fría y un espíritu que desea más cosas de las que hemos logrado.
Todo paso a paso. Fue una goleada histórica, una noche de gloria, pero solo un escalón de todo lo que nos falta por caminar. Nada de triunfalismos, nada celebraciones prematuras ni de entrar en el juego de creernos invencibles. Hoy, quienes más nos hacen esas referencias son los agentes externos y como dirían nuestros abuelos paisas “no hay que comer cuento”.
Santiago Escobar y sus muchachos se lucieron. Un aplauso por lo alcanzado hasta el momento y como siempre esta hinchada los acompañará incondicionalmente en cada estadio que juegue el verde.
La noche fue brillante para Gastón Pezzuti, Elkin Calle, Cristian Tula, Alexis Henríquez, Farid Díaz. Quienes se batieron atrás para dejar el arco en cero. Inmenso el trabajo de Jherson Córdoba y sus dos goles. Pese a la lesión John Valoy no deja de sorprender por su calidad. Alexánder Mejía, en lo suyo: marcando corriendo y metiendo corazón. Macnelly es caso aparte por su talento y magia. Luis Fernando Mosquera y su explosión. Dorlan, el travieso goleador del verde.
Desde ya pensamos en el siguiente partido y dejamos a los atlas históricos, a los comentaristas deportivos todos los datos que dejó la memorable noche en que Atlético Nacional derrotó 4-0 a Peñarol en su propio fortín.
Síganos en Twitter: @pulsoverdeec
me inquieta los comentarios de muchos periodistas donde dicen que el señor mosquera fue de muy bajo rendimiento.si revisan de nuevo el partido observaran que fue de los jugadores con mas contacto con el balon,de los jugadores de mayor movilidad creando amplitus de cancha constantemente y un muy buen manejo de tiempos y espacios,por eso no entiendo como dicen que jugo regular