Hinchas

Foto: Cultura DIM.

Def. De hinchar. Partidario entusiasta de alguien o algo, especialmente de un equipo deportivo (RAE, 2017).  

A los hinchas se nos hincha el corazón por un equipo de fútbol. Quizás, a los hinchas del Medellín se nos hinche aún más con cada penal errado, cada balón al palo, cada falta que no fue. Pero ser hincha, poco tiene que ver con lo que pasa en 90 minutos de juego.

Ser hincha es entonar cánticos de aliento y desplegar banderas, sombrillas y papel picado para recibir al equipo de los amores. Un propio hincha me aseguró una vez que serlo es como pertenecer a una religión, “cada gol se celebra como un milagro”. Otros dicen que cuando se es hincha no importa nada, porque hay que estar en las buenas y en las malas.

Algunos más escépticos a la trascendencia del término, dicen que un hincha en Colombia es un “indio”. Alguien que pide limosna para una boleta. Alguien que carga con trapos sucios para colgar en la tribuna, que rompe camisetas, que está lleno de tatuajes, que se va a saltar con zapatos sin suela. Alguien agresivo, “enfermo”, que puede llegar a matar o morir por los colores de su equipo.

Sin embargo, la palabra usualmente se confunde con la expresión “barra brava”, que se refiere a grupos organizados violentos de fanáticos que se encuentran dentro de las hinchadas y las comandan. Muchos de mis conocidos creen que estoy brava cuando les cuento que soy barrista.

Pero los hinchas de mi barra tienen la mayoría de costuras bien puestas y van a trabajar y estudiar en las mañanas. Así como cargamos banderas curtidas por recorrer tribunas también hemos organizado espectáculos maravillosos de arte y música en el Atanasio y hasta una campaña con los estudiantes del SENA contra el cáncer de mama.

“Hinchas”. Así se llama la sentencia del caso de Juan Fernando Cuadros. Como si todos los hinchas del fútbol fuéramos barras bravas, todos criminales. A JuanFer, una justicia colombiana amañadamente confundida quiere condenarlo a 35 años de cárcel por lucir como un hincha.

Hace tres años, en la madrugada del 28 de julio de 2014, hubo un enfrentamiento entre combos “barras bravas” de Nacional, Cali y Medellín. Fue en el municipio de Santa Bárbara y dejó el saldo de un bus incendiado y muchos heridos. En su afán de buscar culpables la Fiscalía capturó en 2015 a cuatro hinchas del Medellín, entre ellos a JuanFer, a quien se le acusa de tentativa de homicidio, incendio y perturbación en el servicio de transporte público.

Víctimas de aquel episodio aseguran que JuanFer los agredió y hasta era uno de los líderes de la “emboscada”. Pero ese fin de semana, mientras un grupo de gente con camiseta roja venía por carretera de regreso después de asistir un partido en Pasto, JuanFer se acostó a dormir con su novia en su casa en la comuna de Guayabal, luego de haber visto el partido por televisión con sus parceros.

La captura de JuanFer pasó de ser un chiste de mal gusto a una pesadilla. Un mal entendido de una noche a dos años en prisión. Perdonamos con solo 8 años de cárcel a los paramilitares que ingresaron a Justicia y Paz. El asesino de Andrés Escobar estuvo solo 11 años preso. Garavito, el mayor violador de niños que parió Colombia, puede salir en 30. Y a JuanFer le dan 35 años de cárcel por cargar con trapos sucios, por ponerse camisetas rotas y alentar con zapatos sin suela.

Porque a los testigos “se les parece al de la foto” y a la Fiscalía no le basta con lo que dicen su mamá, sus amigos, su novia. Ni siquiera las llamadas hechas con su teléfono desde Medellín, la noche de los hechos. Y los verdaderos responsables del siniestro están en las calles, talvez generando más daño en los estadios, en la ciudadanía, en las mismas hinchadas.

JuanFer es inocente y lo están incriminando por su pinta. Una pinta que a veces yo me pongo para ir al estadio. Por una camiseta le están arrebatando su libertad. Y si yo me pongo la misma camiseta que él y he hecho las mismas cosas que él hace, podría ser yo. Podríamos ser cada uno de los 12.000 fieles del DIM que nunca abandonan el Atanasio. Podríamos ser un falso positivo para aleccionar a los barras bravas.

Este lunes 17 de julio, a las cinco de la tarde, algunos hinchas rojos haremos un plantón por la LIBERTAD en La Alpujarra. Si creés que te puede pasar a vos, que podría ser tu hermano, tu primo, tu parcero de cancha de toda la vida, acompañanos como quien ama un color, lo respeta y lo defiende siempre. Esa, es mi definición de hincha. Y JuanFer definitivamente es un caso que me hincha y me arruga el corazón.

 

Este texto es mi intento de contarle al mundo que ser hincha también es solidaridad, es lucha, es desmitificación. Y un homenaje a todos los Poderosos que, pese a ser inocentes, hoy faltan en la popular.

Fotografía: Cultura DIM.

3 comments

  1. isa   •  

    Tambien podria ser yo y podría ser cualquiera que porte la camiseta de un equipo…
    Que buena historia.

  2. PAO   •  

    Excelente Nota, impecable redacción…todos podemos ser JuanFer no se puede desistir de la lucha por demostrar su inocencia.

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