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En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • La artista Sophia Vari tenía 83 años. Foto: Archivo EC
    La artista Sophia Vari tenía 83 años. Foto: Archivo EC
  • El maestro Botero y Sophia Vari en su finca en Rionegro. Una foto de 2012. Foto: Archivo EC.
    El maestro Botero y Sophia Vari en su finca en Rionegro. Una foto de 2012. Foto: Archivo EC.

Se fue el gran amor del maestro Botero: la artista Sophia Vari

Sophia Vari tenía 83 años y era una escultora de obra monumental, que también pintaba y hacía joyería.

Mónica Quintero Restrepo | Publicado

Sophia Vari y Fernando Botero se conocieron en una comida en París. Una cosa banal, decía ella, a quien le hubiese gustado que fuera una situación más divertida. Hablaron en francés, ese idioma en el que conversaron el resto de la vida, los más de 40 años que fueron esposos, hasta la muerte de ella este viernes 5 de mayo, a los 83 años.

Era una pareja de artistas que tenían una búsqueda formal, desde dos estilos muy diferentes: ella era abstracta, él figurativo. El curador Camilo Castaño dice que se imagina esos diálogos infinitos porque los dos buscaban la monumentalidad, y aunque a ella por estas tierras se le conoce sobre todo por ser la esposa del maestro Botero, era una gran artista, con mucho talento. Y por eso hay que recordarla.

El maestro lo sabía. En una entrevista con este periódico en 2019, dijo: “ “La admiro muchísimo como artista y la quiero mucho. Llevamos cuarenta años juntos. Tenemos una relación extraordinaria. El éxito de esto es que ella sea tan adorada, tan querida”.

Sophia era griega, y también colombiana por adopción. Nació en Vari en 1940, una época en la que la tradición de las mujeres de su país era dedicarse a la escritura y al piano. Ella sabía desde niña que quería expresarse a través del arte, y a los 17 años lo decretó.

Empezó en la pintura clásica, decía que como toda griega, pero que en realidad ella fue siempre una escultura que pintaba y no una pintora que hacía escultura. Trató de aprender a dibujar, así que le gustaba recorrer los museos, leer. “Traté, verdaderamente, de tener una riqueza del conocimiento de todo lo que se llama el gran arte”, contó en una entrevista con EL COLOMBIANO en 2012.

En ese momento llevaba más de 20 años dedicada a la escultura monumental. Su obra se expuso en museos y al aire libre en ciudades como París, Mónaco, Atenas, Madrid, Ginebra, Pietrasanta. Justo el 29 de abril pasado empezó una exhibición de sus esculturas policromadas en Park Avenue, en Nueva York, que estará abierta hasta el próximo octubre.

El maestro Botero y Sophia Vari en su finca en Rionegro. Una foto de 2012. Foto: Archivo EC.
El maestro Botero y Sophia Vari en su finca en Rionegro. Una foto de 2012. Foto: Archivo EC.

Esculturas policromadas

El color era muy importante para ella. El curador explica que tenía un rol fundamental que le ayudaba a dar forma. “Con el color se hace otra composición. Es muy difícil, hay unos que van bien juntos, que se maridan”, dijo ella en la entrevista de 2012.

Aunque cuando empezó en la escultura no usaba el azul y el rojo y los colores que se fueron consolidando, en esa búsqueda un día se preguntó por qué no hacerlo. “Tenía esta idea que no era en absoluto nueva: las pinturas siempre estaban en las esculturas pintadas de la Acrópolis”.

Por eso les puso color a sus esculturas, lo que fue muy importante para ella, quien también hacía collages y joyería. Los primeros porque con ellos sentía un amor cercano a la escultura y el color, y también le gustaba trabajar con las manos, y lo segundo porque le parecía que las joyas son esculturas pequeñas.

“Cuando tengo la idea de una escultura la saco en pequeño, en dimensiones que yo pueda tocar, intervenir, corregir. Nunca he cambiado la manera de trabajar. Hago una maqueta chiquita”.

Sobre las joyas, Camilo dice que ella las trataba como obras monumentales portátiles que tienen movimiento, que incitan al juego.

Ana Piedad Jaramillo, amiga de la pareja y quien los recibió varias veces de visita en el Museo de Antioquia, recuerda que era muy disciplinada. Todos los días trabajaba. Ella en su estudio, el maestro en el de él, porque cada uno tenía su forma de trabajar y su espacio. Se respetaban mutuamente.

“Fernando me ha ayudado mucho, porque en nuestros 36 años que llevamos juntos con alguna frecuencia me he perdido. Uno se pierde probando esto o aquello y se confunde, y él siempre me pone en el camino de lo que es bueno para mí. Y lo mejor es que siempre me ha hecho sentir a su nivel. Hablamos de arte todo el tiempo, los dos y lo hacemos con una atención profunda, y luego a la hora de la comida hablamos de esto y yo hablo de su trabajo, de la exposición. Y mira mi trabajo con profunda atención”, contó en la conversación de 2012, cuando llevaban 36 años de casados.

También recuerda Ana Piedad que era muy buena conversadora, muy animada, le gustaba hacer cosas. Ella fue, dice, el gran amor de Botero sin duda. Su cómplice, su compañera, su esposa. Alguien que unió a la familia, que era muy sencilla, cálida y pendiente de los demás. “Tenía ese gran amor por Botero”.

También le gustaba Medellín. Decía que el lugar de Colombia que más amaba era esta ciudad. Incluso sentía que el maestro le había contagiado eso de sentirse paisa. “Me ha hecho una gran impresión porque cuando nos conocimos hace 36 años aprendí una cosa increíble: cómo es de importante tener un amor así por su país”.

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Por estos días puede ver una de sus obras, el collage La raíz y la noche, en el Museo de Antioquia, en la sala por los 90 años del artista.

Sophia Vari llevaba tres años luchando contra el cáncer. Se fue el gran amor del maestro Botero. Se fue una gran artista que supo desde niña que el arte sería su mejor manera de decir.

Si quiere más información:

Mónica Quintero Restrepo

Es periodista porque le gusta la cultura y escribir. A veces intenta con la ficción, y con los poemas, y es Camila Avril. Editora de la revista Generación. Estudió Hermenéutica Literaria.

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