Al saludo respondió con firmeza: “lo más de bien hombre... aliviados y trabajando mucho... qué voleo tan bravo... no te imaginás...” .
Asintiendo la contraparte dijo: “es mejor que haya y no que no haya... imagínese uno silbando Mal hombre en la casa sin trabajo... de brazos cruzados... se enloquece uno...”.
El primero dejó claro con sus palabras y sus gestos, el aire de importancia y reconocimiento que quería recibir por su capacidad laboral y productiva. Era evidente su necesidad por sentirse útil,...