El inmundo “acuerdo” entre un gobierno cómplice y un cartel narcotraficante con 50 años de ejercicio, le garantizó impunidad con la creación de una jurisdicción exculpatoria diseñada por y para los delincuentes, el mayor blanqueo de dinero de la historia conocida, sin necesidad de ganarse los votos, les entregaron curules en el Congreso a los cabecillas de la banda narcocriminal convertidos mágicamente en “actores políticos”, les dieron billones de pesos para construir un partido político, incluidas emisoras de radio y más cosas que revuelven el estómago. Pero para redondear semejante desfachatez y decir que todo se hacía para restablecer a las víctimas, de ñapa se acordó entregarles 16 curules adicionales a grupos específicos de “víctimas”, escogidos por el cartel narcoterrorista en zonas seleccionadas curiosamente entre los millones de víctimas del país.
En noviembre de 2017 escribí al respecto lo siguiente: “El mecanismo diseñado para darles puestos en el Congreso ‘a las víctimas’ es una mentira descomunal para asegurarles el control político de las zonas cocaleras y de los corredores logísticos a una organización delictiva”. Esta sinvergüenzada se atrancó por razones legales, y teníamos la ilusión que todavía había cortes decentes en este país que no revivirían semejante Frankenstein político. Pero como el país quedó condenado a sufrir de grandes enfermedades por haber dejado infectar la Constitución con una bacteria de esas que no mueren porque hibernan, pero reaparecen cuando el sistema defensivo se descuida, ahora la Corte Constitucional, también “mágicamente”, destrabó el asunto y todo indica que el monstruo político de las narcocurules resucitó.
Así como en 2017, comparé la ubicación de las 16 jurisdicciones con la información disponible de las zonas de cultivos de coca registradas por el informe de Naciones Unidas, contratista del acuerdo, que sabemos que siempre subestima el área cultivada, sabrá Dios o el Diablo por qué, y qué “inesperada” sorpresa, ¿quién se lo iba a imaginar? solo 2 de las 16, no coinciden con áreas de cultivos de coca, pero son corredores logísticos. Seguramente es una desafortunada coincidencia.
Esas curules son un embuste monumental. Cualquiera concluye que los seleccionados para esas curules serán en su mayoría, directa o indirectamente, subordinados de los carteles narcoterroristas que gobiernan allí de manera ilegal, pero ahora quedarán legalmente representados y legislando.
Cito lo que dije en 2017: “A las víctimas de lo que ha sucedido en Colombia, como de los otros males y falencias del país, no se les repara con congresistas. Eso es una patraña. El Congreso es el representante de la rama legislativa y las víctimas lo que necesitan principalmente es que la rama judicial cumpla su papel castigando a los terroristas y violadores, y que la rama ejecutiva diseñe programas, con plata de los victimarios, que restituyan en lo posible el dolor y los daños que han sufrido” ... “El Congreso de Colombia es una representación regional y no un museo temático de dolencias específicas”