Ser vulnerable es inaceptable. Mostrar el punto flaco. El talón de Aquiles. Es inadmisible hoy.
La tendencia general es a minimizar la vulnerabilidad. Esa condición que expone, desnuda la realidad y hace sentir vergüenza: “no tengo tanto dinero”, “no soy dueño de”, “no soy tan inteligente”. Basta pensar en las tantas cosas que no se quiere aceptar ser, o no ser. Tener, o no tener.
Negar la vulnerabilidad acarrea consecuencias adversas. Más negativas de lo imaginable. En principio, porque desde el punto de vista biológico, es imposible negar sentimientos de forma selectiva. Al negar la vulnerabilidad, indirectamente se anula también la felicidad, el disfrute. Se hace necesario fingir. Lo cual termina siendo un ciclo vicioso dado que la vulnerabilidad genera temor, y con el temor, viene un mayor sentimiento de vulnerabilidad.
Vinculando el escenario político actual con la vulnerabilidad, es posible justificar el desempeño nacional (extrapólese al escenario político internacional, o al escenario emocional personal).
Buena parte del escenario político actual obedece al desempeño de personas que no quieren aceptar sus vulnerabilidades. Que se niegan a reconocer sus errores, y resarcirlos o enmendarlos (sólo ha salido a la luz una carta de puño y letra de un culpable del caso Odebrech reconociendo sus errores públicamente en una emotiva carta, eso es desnudar la vulnerabilidad).
Al alimentar el círculo vicioso de la vulnerabilidad con el temor, aparece la necesidad de hacer lo incierto cierto –algo común en las discusiones políticas de hoy– en las religiosas o de pareja también.
En la medida en que se es más vulnerable, se reduce la oportunidad del diálogo y la conversación. Simplemente aparecen las culpas. Y la culpa, según sociólogos profesionales, se define como el canal para descargar el dolor o el descontento. Es así que en la política nacional tenemos personas muy tristes y descontentas circulando por edificios públicos, todos, llegando a discusiones que terminan en “tú estás equivocado, yo tengo la razón”.
Lo que se está perdiendo de vista es que la vulnerabilidad, si bien es el origen del miedo, la vergüenza y la lucha por hacer parte o pertenecer a un grupo, también es el origen de la felicidad, el disfrute y, más importante aún, la conexión. Así lo explica Brené Brown en su Charla TED titulada El poder de la vulnerabilidad. Extraordinarios veinte minutos de presentación para quienes quieran acceder a conocimiento gratuito en internet. Como lo dice abriendo su charla: “la conexión es lo que da propósito y significado a nuestras vidas”.
Después de un estudio prolongado y lleno de títulos académicos, Brené concluyó que las personas se agrupan en dos tipos: aquellos que tienen sentido de pertenencia a un grupo social, y aquellos que siempre están luchando para pertenecer a él. La diferencia radica en una cosa. El primer grupo de personas se caracterizan por tener el coraje de ser imperfectos. De reconocer sus vulnerabilidades, aceptarlas. Hacer mofa de ellas. Esto les permite, a diferencia de los otros, establecer una conexión con las personas cercanas.
Reconocer las vulnerabilidades permite aceptar la ayuda de otros. Reconocer la necesidad de hacer parte para precisamente, pertenecer a un grupo. Encontrar soluciones conjuntas y construidas. Y no simplemente tener la razón.
El escenario político actual se encuentra acotado por la capacidad humana de las personas que gobiernan y no aceptan sus vulnerabilidades. No reconocen que conjuntamente, pueden construirse más y mejores soluciones, que simplemente defendiendo desde el miedo una imagen autoconcebida de sí mismo que es aparente.
Un análisis cercano del grupo de trabajo de cada quien, permite observar que el “bulling constructivo” ayuda a superar las vulnerabilidades de cada quien. De alguna manera, y bajo una sana curaduría, ese sarcasmo irónico estrecha vínculos profesionales entre miembros del grupo, hasta llevarlos a ese estado de conexión que favorece la interacción constructiva. Una suerte de inteligencia colectiva. ¿Será necesaria una dosis de sarcasmo y humor constructivo en el escenario político actual?, ¿será el escenario político muy sensible para tolerarlo?.