Por Nicolás Osorio López
Universidad Eafit
Facultad Derecho, semestre 10
nicolasosoriolopez@gmail.com
Recuerdo mucho esa clase de introducción al derecho -¿o sería ética en el colegio? En la que enseñaban que ante todo derecho se tiene un deber correlativo– seguro fue introducción al derecho. En el caso más sencillo, el deber correlativo consiste en no entorpecer, obstaculizar o impedir el ejercicio del derecho en cuestión.
Quien tiene un derecho no puede llegar al extremo de afirmar que puede gozar de este sin límite alguno. El titular de este tiene límites, y estos se encuentran en los derechos de los demás, de la sociedad, es decir: el interés general.
Probablemente usted creerá que estoy loco hablando de conceptos abstractos que poco o nada se relacionan con cualquier cosa. Pero esta idea tan abstracta -y para aquellos instruidos en el tema, tan sencilla– brilla por su ausencia en el ejercicio del derecho a la protesta.
Esta situación tiene tanto de largo como de ancho, pero resulta contradictorio que grupos antiestablecimiento y anarquistas se escuden en un derecho para perpetrar sus conductas irregulares.
No hay nada más perverso que las generalizaciones, y por eso quiero dejar claro que no pretendo afirmar que todo el que marche hace parte de estos grupos. Es más, destaco la importancia de la existencia de una institución que le garantice al ciudadano poder ejercer sus derechos políticos más básicos: manifestar su rechazo y descontento de una manera pacífica.
Debido a la importancia de este derecho, considero que los recientes hechos irregulares como la destrucción del edificio del Icetex y demás daños a la infraestructura física de las ciudades no hace más que envalentonar a un sector ideológico que pretende limitar este derecho. Y así, retroceder a un estado del antiguo régimen en el que la negación de derechos políticos era la regla.
La invitación a quienes van a hacer uso de su derecho a la protesta el 21 de noviembre es a que sean responsables en el ejercicio de este. Caminen, griten, expresen sus opiniones. Pero, por favor, absténganse de incurrir en vías de hecho, en atentar contra la infraestructura de las ciudades y generar enfrentamientos con la fuerza pública. En caso de que algunos encapuchados decidan incurrir en estas conductas y “alborotar el avispero”, denúncienlos. El silencio es su cómplice.
Si se exige que se respete un derecho, es necesario ser responsable en su ejercicio.
*Taller de Opinión es un proyecto de
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