El propósito de esta columna es llenar de alma a la ciudad. Darle motivos para seguir siendo la que es. Repensándola para el presente que vive y el futuro que encara. Es un antídoto a la indiferencia. A ese sentir que da, desconocer a los que están cerca. Eso que hace pensar que alguien más se hará cargo porque cada quien está muy ocupado con lo suyo. Una herramienta para vencer la inercia del reposo.
Las historias que anteceden esta columna, tienen como objeto impactar ese público de la ciudad que se siente joven. Todo aquel en la frontera de la decisión de hacer o dejar de hacer. En ese límite entre querer cambiar las cosas o dejarlas como están.
Se trata de defender una idea de racionalidad y objetivismo. De individualidad apoyada en pensamientos que muchos tienen y pocos comparten pero que a la larga, definen los mejores comportamientos ciudadanos. Comportamientos guiados por La Razón. Un nuevo impulso al humano que habita en esta ciudad. Una nueva manera de agregar opiniones. No por la tradición (historia), la masificación (la popularidad), la imposición (la violencia) o inducción (ideales). Por el contrario, agregar opiniones por el pensamiento (la individualidad).
En las previas, se describieron personas cotidianas que habitan la ciudad y que no reconocerá encarnadas en ellas mismas sino en otras figuras que seguro identifica: una pedalista llena de voluntad, un lector que busca saciar un vacío de conocimiento, un director de compañía capaz de agregar las voluntades. Las anteriores son conductas individuales, son cada una tan genuina y valiosa como la otra. Conductas motivadas por el propio pensar. Un pensamiento que se refleja en acciones individuales, y que a su vez, construyen el carácter de la ciudad que habitamos. Un hecho simple y es que cada quien, guiado por un pensamiento objetivo propio, defendiendo sus intereses individuales, está en capacidad de construir una mejor ciudad.
Piense que individualmente está en la propiedad de identificar como mejor acción detener el carro en la cebra para que crucen los peatones al asimilarlos como sus familiares (padre o hermana), y no imaginándolos como extraños. Con eso está logrando dar lugar a un comportamiento ciudadano. Ese principio con en el que seguramente todos los que habitan esta ciudad se identifican. Y también defienden. Igual sucede con esa simple decisión de hacer fila para tomar el bus, usar la bici y no el carro, o apagar el televisor para pasar un rato en familia.
Esta ciudad agradece que en ella se alojen voluntades como la de la pedalista, con la tranquilidad de que si algo sucede en las madrugadas de ascenso al alto de Las Palmas, siempre encontrará la solidaridad característica de un barrio pequeño. Agradece que en ella vivan el conocimiento del lector con la tranquilidad de que construir opiniones y discutir con argumentos y genera los mejores resultados. Agradece albergar necesidades como la del director de compañía, con la tranquilidad de que la ciudad defiende los emprendimientos que buscan mejorar la calidad de vida de quienes construyen esos grandes sueños.
Esta ciudad descansa en los argumentos que cada uno de sus habitantes defiende. Las voluntades que agrega son suficientes para reconocer que en su historia, la ciudad ha estado en capacidad de superar escenarios adversos y negativos. Ha logrado repensarse a nivel social e industrial cuando ha sido necesario. En este momento de crecimiento en población y territorio, están requiriendo un esfuerzo cultural superior. Un comportamiento ciudadano que le permita seguir alojando su población garantizando el civismo y la cultura. Ese comportamiento característico de barrio, pero con la potencia de una gran ciudad. Con el impulso necesario para construir lo que muchos no logran por no ponerse de acuerdo y más aún, de empujar consigo a los cercanos en el empeño.
Que no se pierda en el panorama ese amor a la ciudad que motiva comportamientos ciudadanos.
¿Saluda al desconocido caminando a su lado?, ¿se detiene en la cebra para que crucen peatones cuando conduce?, ¿hace la fila para tomar el bus?
Sus acciones definen las acciones de la ciudad. Su comportamiento, define el pensamiento de la ciudad