El 6 de febrero de 2020 fue fecha que para algunos pasará desapercibida, otros la recordarán por algún suceso en particular, quizá movido por los medios. Si embargo, lo que quiero destacar hoy es un suceso triste pero que creo vale la pena traer a colación: este día murió don Elías Pérez. El nombre quizá no les diga mucho a los lectores, pero me gustaría resaltar que don Elías fue hombre de sencillas maneras, austero, que educó sus hijos en valores en una pequeña escuela donde solo tenía un maestro para toda la primaria. Sus cuatro hijos, hoy todos son profesionales, lograron con mucho esfuerzo estudiar en la universidad pública, esto, claro, trabajando mientras estudiaban, pasando dificultades pero siempre fieles a las enseñanzas de su padre, quien siempre les inculcó la honradez y el respeto por la vida, como la base fundamental para dirigir y guiar su vidas y las de sus familias.
Los hijos de don Elías hicieron lo propio y procuraron que sus hijos (nietos de don Elías) tuvieran como mejor legado el estudio y la honradez. Así fue. Graciela, la esposa de don Elías, tiene hoy 82 años, se conserva bien, física y mentalmente, sufre de una pequeña artrosis, pero no se queja y diario sigue trabajando una pequeña huerta y manejando ocho gallinas que tiene en el solar. Doña Graciela, una verdadera matrona, supo guiar a sus hijos con amor, cariño y religiosidad, hoy está llena de dolor porque queda sola sin su compañero de vida de quien se desprende después de 65 años de casados, un dolor que nada puede paliar, pero que tal vez aminora la certeza de haber compartido una vida juntos en la que siempre trataron de ser y dar ejemplo a los suyos.
En efecto, el orgullo de esta linda pareja fue haber formado a sus hijos, quienes a pesar de haber estado entre las balas del conflicto y de haber podido caer fácilmente en este por falta de oportunidades, siempre persistieron en un camino de esperanza que estaban seguros daría sus frutos. A decir verdad, en muchos momentos flaquearon pero la fe y convicción de un mejor país no los hizo desfallecer y todos son personas de bien.
Quiero hacer este homenaje a don Elías, hombre desconocido para miles, uno más entre los casi 50 millones de colombianos, a pesar de haber sido un hombre ejemplar. Su muerte no salió en ningún noticiero ni en el titular de algún periódico, no fue tendencia en las redes, pero que claramente es la representación del verdadero colombiano que lucha por un mejor país inspirando su familia en valores y pujanza para construir una mejor sociedad.
Gracias a todos los don Elías que hoy están formando verdadero núcleo familiar, ellos y muchos otros son el verdadero centro. Mis condolencias para doña Graciela y sus hijos, quienes, en medio del dolor y de su anonimato, estoy seguro, siguen sembrando la esperanza en este país que tanto la necesita.