Síguenos en:
Juan Manuel Alzate Vélez
Columnista

Juan Manuel Alzate Vélez

Publicado

6Q. Pensamiento VI

$Creditonota

Imprenta y radio han cambiado la forma como se entiende la vida hoy.

La imprenta logró acercar las palabras a las personas y, con eso, su significado. Los pensamientos viajaron en el espacio geográfico y, más que eso, en el tiempo, como lo dibuja Carl Sagan. Esta máquina consiguió transmitir ideas y pensamientos y, de esta manera, construir las opiniones de quienes se atrevieran a leer tales líneas. Un arte como la literatura, difundido masivamente.

Lo anterior es posible perseverando (gran virtud) y aprendiendo a leer. Llave de acceso a la dicha de compartir el significado de las palabras, una habilidad que distingue al Homo sapiens de otros animales. Tanto como en su momento lo hizo la biología al decidir orientar el flujo sanguíneo del sistema digestivo al cerebro, en lugar de para comer más, para sobrevivir, pensar y escoger alimentos mejor, para nutrirse y minimizar esfuerzos digestivos. De igual manera nació la comunicación oral entre “simios” y, de ahí, lo que se conoce como lenguaje. Fonemas con significados compartidos para simplificar el entendimiento.

Después de la imprenta vino un segundo salto cuántico: la radio. Para difundir masivamente las voces de personas y, con eso, una genialidad aún más grande: la música, otro arte a disposición de muchos. A diferencia de la literatura, este arte no requiere (necesariamente) un proceso educativo exigente, como el de aprender a leer para disfrutar la literatura.

Antes de la radio, pocos disfrutaban las emociones que despiertan composiciones de Mozart, Chopin, Bach. Ejemplos clásicos que no se perturban con olas vacuas de modernidad. Sin embargo, y para hacerlo más tangible, la radio logra transmitir emociones como las que se sienten con canciones en inglés cuando el castellano es la lengua materna: pese a esto, conmueven y hacen fruncir el ceño, aun desconociendo el significado de las palabras. Tan potente es la radio transmitiendo sentimientos y activando tarareos de canciones con letras desconocidas que se encienden a partir de su ritmo y armonía. Gran potencia la de esa herramienta.

Resta un tercer instrumento en un mundo utópico para cambiar la forma como la vida se entiende. Uno que habilite la difusión masiva de las matemáticas.

Una máquina que de una manera simple y económica sea capaz de exponer a todos la maravillosa potencia de los números y los entendimientos que abre. A las imaginaciones que habilita. Probablemente exigiendo perseverar, como leer se hace necesario para disfrutar la literatura, para llegar al mismo punto con la magia de los números.

¿Qué mundo sería este en el que todos sus habitantes estuvieran en capacidad de comprender teoría de cuerdas, series de Fourier, teoremas recientes que vinculan matemáticas y física?, ¿qué sensibilidad habría en el mundo al descubrir que todas las fichas de la naturaleza son un gran rompecabezas en el que cada una encaja perfecta y suavemente con la otra? Que esas fichas empalman una al lado de la otra sin tener claro el dibujo completo, pero que en eso está el placer de llenar ese rompecabezas. Descubrirlo.

¿Con qué placer se entendería el mundo de la biología, la física, el comportamiento humano o el climático, al haber más personas que, gracias a esa difusión masiva, pudieran dibujar entendimientos comunes en pensamientos numéricos? Tal y como muchos pueden disfrutar de la misma canción por el sentimiento que despierta ese ritmo. Qué maravillosa máquina lograría eso.

Restará esperar pasivamente, porque no hay más ciegos que quienes viven en su tiempo omitiendo las maravillas de lo que podría suceder. Hasta que aparezca una herramienta como tal para unir a sus habitantes en tan fantástico mundo, el de números y matemáticas.

Sir Andrew Willes (1953) dice: “quizás podría describir mejor mi experiencia de hacer matemáticas en términos de entrar en una mansión oscura. Uno entra en la primera habitación y está oscuro, completamente oscuro. Uno se tropieza con los muebles y, gradualmente, aprende dónde está cada mueble y, finalmente, después de seis meses, más o menos, encuentra el interruptor de la luz. Lo enciendes y, de repente, todo se ilumina. Puedes ver exactamente dónde estabas”.

---

Destacado:

¿Con qué placer se entendería el mundo de la biología, la física, el comportamiento humano o el climático, al haber más personas que, gracias a esa difusión masiva, pudieran dibujar entendimientos comunes en pensamientos numéricos?

alzate.jm@gmail.com

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas