Se llama Wilmar y la sonrisa no le cabe en la cara. Los ojos le brillan a profundidad.
Habla cursando las curvas de la conversación con fuerza mientras derrapa. Sabe de qué está hablando porque ha vivido lo que dice. Lo ha superado y busca que otros lo logren. Tiene claro que habita dos mundos diferentes de la ciudad.
“Hoy no sueño con salvar el mundo”, se ríe a carcajada abierta y arqueado. Corrige: “quiero cambiar mundos”. Referencia del Talmud: “quien salva una vida salva el universo entero”.
Ha...