El acuerdo de paz como
se firmó ya no existe.
¿Por qué se enredó la paz en Colombia?
Retomo el título de una entrevista que dio Francisco Gutiérrez Sanín el 14 de septiembre en El Espectador. Puede ser exagerado, pero no le falta razón. Coincide con el trabajo de Kristina Birke y Sabine Kurtenbach de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Colombia: “¿Por qué se enredó la paz en Colombia?”.
La realidad es que el acuerdo con las Farc no pasa por un buen momento.
Doy mi testimonio personal. He trabajado por
la paz desde los lejanos tiempos en que hice el acuerdo con el M-19 hasta mi intervención en el acuerdo con las Farc-Ep. Voté SÍ en el plebiscito.
El primer golpe contra el acuerdo de paz fue el resultado de ese plebiscito hace ya cinco años.
Recientemente numerosas personas han hecho, al respecto, declaraciones en Twitter. Votantes del SÍ recodaron haber llorado; el Centro Democrático realizó un foro en el que reiteraron su voto por el NO. El país sigue dividido en torno a La Paz.
El segundo golpe al proceso de paz fue el resultado en las elecciones de las extintas Farc: obtuvieron apenas un poco más de 50 mil votos. Y hoy plantean una escisión del partido. Los ahora Comunes tienen un periodo de dos elecciones al Congreso. No se augura que después del segundo periodo acordado en el proceso de paz tengan éxito.
Es un presagio, pero las antiguas Farc pueden no sacar el umbral.
Y en el entretanto se dan los asesinatos de firmantes de la paz: van a la fecha 292.
Al año y medio del plebiscito vino la elección
presidencial que dio por electo a Iván Duque y desde entonces el retraso en los planes de implementación es evidente.
Así lo han señalado Naciones Unidas, la coalición de oposición encabezada por Juanita Gobertus, el Instituto Kroc y, recientemente, el New York Times. La reforma rural integral es el punto más retrasado en expedición de normas, pues falta el 58 % de ellas. Entre otros, el 96,14 % de los municipios está por formar o actualizar su catastro.
Los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdets) han avanzado, aunque hay diferencias abismales entre los mismos. Por ejemplo: Antioquia es destacable, pero el Pacifico Medio va súper atrasado.
Otro asunto que debe preocuparnos es la seguridad territorial. Los 170 municipios incluidos en los Pdets son los más pobres y violentos. En su gran mayoría están inundados de coca. Más del 90 % de la coca está en esos territorios. Allí se encuentran las disidencias de las Farc y el Eln, que tienen más de siete mil hombres armados. Los grupos narcos tienen alrededor de tres mil hombres en armas (el Clan de Golfo, los Pelusos, los Pachenca, la Oficina, etc., etc.). Eso totaliza, mal contados, diez mil hombres armados. Fuera del Eln, los demás no tienen proyecto político.
Una propuesta audaz sería negociar una especie de sometimiento con estos grupos. En el Institute for Integrated Transitions hay un interesante conversatorio sobre “Negociaciones con grupos criminales violentos, lecciones y guías de la práctica global”, que permiten sacar conclusiones sobre cómo negociar con estos grupos. El conversatorio es dictado por Mark Freeman y Vanda Felbab-Brown. De ahí se pueden obtener ideas de gran utilidad.
Dada la importancia del Proceso de Paz con las Farc, hay que enderezarlo y, de otro lado, hay que hacer algo con los otros grupos violentos, pues no se acaban por sí solos.
Dirán algunos que estoy planteando la negociación como solución. No. Es una herramienta solo si el Estado es capaz de hacer la presencia institucional para evitar que se reproduzca el monstruo