En la anterior columna, propuse dialogar sobre la visión que tenemos como nación y el relato que estamos construyendo sobre Colombia. Hoy quisiera reflexionar frente a la necesidad de alcanzar acuerdos mínimos que sean respetados por todos y, así, poner fin a las protestas actuales, además de facilitar el entendimiento ante las demandas sociales y ante la necesidad de actualización de las instituciones del país.
El transcurso de la historia y la evolución de las sociedades resultan en el cambio de prioridades y expectativas de sus habitantes, no obstante, hay fundamentos que se deben preservar. Para vivir en civilidad y con estabilidad, necesitamos acuerdos en asuntos fundamentales como son el rechazo a la violencia y el respeto por el bien común ante situaciones de protesta social.
Si bien son diversos los acuerdos necesarios que debemos abordar, quisiera plantear algunos que pueden promover esta conversación:
¿Podemos acordar que la protesta social es válida y a su vez que bloquear vías es inaceptable?
¿Que las vías de hecho violentas no son expresiones legítimas?
¿Que debe existir autocrítica de gobiernos, empresas e instituciones en general?
¿Que la discusión frente a las fuentes de financiación de programas sociales es fundamental para obtener cambios reales?
¿Que es injusto generalizar y desacreditar las actuaciones de la fuerza pública al igual que hacerlo con quienes protestan cívicamente?
¿Que es inadmisible destruir negocios privados en medio de las protestas?
¿Que el uso de la fuerza debe ser la última medida a tomar y que cuando se haga debe ser sensata y proporcional?
¿Que las protestas pacíficas no pueden terminar en muerte, nunca y de ningún lado?
¿Que quienes marchan con espíritu cívico deben expulsar de estas manifestaciones a los violentos que buscan generar caos?
¿Que el Congreso de la República debe jugar un rol más activo y ser escenario de diálogo?
¿Que debe existir un espíritu reformista de las instituciones ante las nuevas expectativas de los ciudadanos más jóvenes?
Durante la inauguración del presidente Biden, la joven poeta Amanda Gorman recitó su poema “La colina que subimos”, en donde expresó: “Y así, levantamos nuestras miradas, no a lo que se interpone entre nosotros, pero a lo que está delante de nosotros, eliminamos la brecha porque sabemos que, para poner nuestro futuro primero, primero tenemos que poner nuestras diferencias a un lado”. El futuro que anhelamos en Colombia pasa por acuerdos sociales renovados en donde definiremos la manera como enfrentaremos nuestros desacuerdos como ciudadanos y la construcción de soluciones a nuevos retos y problemas por resolver