El debate tributario requiere un análisis en tres niveles. Primer nivel: El bienestar. El tamaño de nuestra economía en el 2021 fue de $ 1.177 billones. No somos un país pobre, pero millones de ciudadanos están atrapados en la pobreza porque no pueden y no saben cómo obtener mayores ingresos. El índice de concentración creado por Gabriel Palma establece que, en una sociedad más igualitaria, de cada $ 100 de ingresos que tiene la sociedad, $ 25 son de la población de ingresos bajos; $ 50, de la población de ingresos medios, y $ 25, de la población de ingresos altos. En Colombia, $ 10 son de la población de ingresos bajos; $ 50, de la población de ingresos medios, y $ 40, de la población de ingresos altos. El precio de la desigualdad es muy alto. Varios países han reducido la desigualdad en los últimos 50 años. Activaron un modelo que incorporó a la población más vulnerable con inversión, con subsidios e incentivos bien focalizados, con educación del conocimiento, incluida la sexual; potenciaron la innovación, crearon portafolios atractivos de inversión con mayor productividad, menor informalidad y nuevos mercados empresariales. ¿Y Colombia?
Segundo nivel: El sistema tributario. El objetivo del sistema tributario es apoyar el mejoramiento sostenible del bienestar de los ciudadanos desarrollando tres principios: Equidad, progresividad y eficiencia. Equidad: Trato igual entre iguales y desigual entre desiguales. El recaudo anual en Colombia es tan solo de 190 billones. Frente a estándares internacionales, debería ser del orden de 290 billones. ¿Dónde se quedan esos 100 billones de diferencia? Progresividad: Todos deben aportar según la capacidad económica. ¿Por qué enfoca la reforma solo el 2 % y no el 10 % de las personas naturales, más acorde con el Dane? Se está confundiendo capacidad económica con ingresos. Tienen relación, pero no son lo mismo. Una persona con ingresos de doce millones de pesos y tres hijos puede terminar el mes con cero ahorros, lo cual define finalmente su capacidad económica. Eficiencia: El sistema debe ser simple, contribuir al crecimiento económico en el largo plazo y corregir las distorsiones del mercado. Ojo, en Colombia, después del recaudo, la redistribución no mejora la desigualdad. En pensiones la aumenta.
Tercer nivel: La reforma tributaria. Se está discutiendo de manera institucional. Tiene varias monedas de cambio. ¿Vienen micos? No es una reforma integral y por mil razones no toca el IVA. El sistema tributario seguirá siendo disfuncional y nuevamente faltarán recursos para invertir. Semáforo verde: Régimen simple, derechos adquiridos, tributación de personas naturales, restricción al efectivo y reducción de gastos tributarios. Semáforo amarillo: Donaciones, pensiones, patrimonio, costo de las acciones, zonas francas y transición energética con mayor government take. Semáforo rojo: Regalías. Golpe a las empresas. Se aumenta la tasa efectiva de tributación y se tira a matar en los dividendos. Así, ¿para qué asumir riesgos? En alimentos procesados, cuidado, los precios son inelásticos. En ganancia ocasional, no cometer los errores del pasado. Es hora de entender que gobernar no es legislar. Que, como dice Mariana Mazzucato, la redistribución de la riqueza es importante, pero más importante es aprender a crearla con innovación