Me parece que con la mentalidad actual de los colombianos, esta generación de hoy no conocerá la paz. No solo porque la paz no se logra de la noche a la mañana, sino porque, aunque se lograra firmar un acuerdo, tenemos muchos factores en contra: una mentalidad belicosa que caracteriza a muchos de aquellos que, aun creyendo que los “buenos somos más”, al mismo tiempo promulgan que “el presidente debe ser fulanito, a ver si limpia esto” (aplica para ambas partes); una generación que aprendió a vivir con el corazón armado y a no obedecer a nadie más que a su arma de fuego y su sangre caliente envenenada por el dolor (aplica para ambos); y porque muchos, permeados por el bombardeo mediático de quienes disfrazan intereses particulares con intereses nacionales, se convierten en oposición, sin calcular que el camino de la paz es mejor empezar a recorrerlo en muletas, porque en ataúdes es imposible. (Aunque se ha visto que algunos prefieren ataúdes a muletas). (Aplica para ambos).
Por eso es necesario que después de superado el fuego como estrategia (aplica para ambos), comience el cambio de generación: aquellos nuevos colombianos que no crezcan con el eco de las balas, y por lo tanto no crean que esa ‘es’ la manera de conseguir las cosas (aplica para ambos).
Con un acuerdo algunos creerán que perdieron mucho, que debieron ceder menos y que quedaron humillados (aplica para ambos); quienes piensan así no entienden que ya humillados y perdidos, estamos como estamos. Lo inteligente aquí es pensar en el futuro, en las nuevas generaciones; en que algún día los belicosos y guerreristas (aplica para ambos) hayan cedido su espacio de mundo a otros que entiendan la vida por fuera de la guerra, la muerte y las armas como la única o la mejor posibilidad de existencia (aplica para ambos).
Por eso opino que esta generación actual no podrá disfrutar la paz; si mucho, y con muchos esfuerzos, podrá hacer la introducción, sembrar las bases, establecer las condiciones para su construcción y esperar a que los belicosos vayan cediendo el espacio que tan mal han ocupado (aplica para ambos). Y serán los hijos nuevos, si se los permitimos, quienes tendrán el terreno dispuesto para entender la vida de otra manera y vivirla como a nosotros apenas se nos ha permitido soñar (aplica para ambos).
¿Para qué volver a decir lo que tanto se ha dicho, si nadie parece entender? Que en la guerra nadie gana, que toda bala es perdida y que ninguna fosa es común (aplica para ambos).