La administración Biden ha señalado una ambiciosa agenda legislativa, que incluye planes para reformar la inmigración, estimular la economía y fortalecer la respuesta federal al Covid-19. Biden, quien fue senador durante la mayor parte de su carrera política, respeta al Congreso y ha enfatizado la importancia de actuar a través de él. Durante la campaña presidencial, no tuvo reparos en criticar al entonces presidente Donald Trump por abusar de su autoridad ejecutiva.
Biden no está solo: muchos demócratas piensan que una lección de los años de Trump, que culminaron con el asedio del Capitolio, es que el poder presidencial debe reducirse. El poder que se ha acumulado en la presidencia a lo largo de los años debe transferirse de nuevo al Congreso. Los organismos del poder Ejecutivo, sobre todo el Departamento de Justicia, deberían gozar de mayor autonomía. Debe fortalecerse la supervisión de la presidencia. Sólo con tales reformas podemos estar seguros de que los futuros presidentes no abusarán de sus poderes.
Esta incomodidad con la "presidencia imperial", como la llamó el historiador Arthur Schlesinger Jr., no es nueva. Los liberales se han preocupado por una presidencia excesivamente poderosa desde al menos Richard Nixon.
Pero los demócratas deben tener cuidado con lo que desean. Si bien, sin duda, muchas reformas de la presidencia están atrasadas, incluidos elementos de la Ley de Protección de Nuestra Democracia, que aumentaría la supervisión del Congreso y reduciría los conflictos de intereses, una presidencia debilitada obstaculizaría la gobernanza nacional y las políticas demócratas en particular.
Considere, por ejemplo, la regulación climática. Cuando los demócratas controlaban la presidencia y ambas cámaras del Congreso en 2009, el Senado bloqueó la Ley de Seguridad y Energía Limpia de Estados Unidos (también llamada proyecto de ley Waxman-Markey), que habría reducido las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, se logró un gran progreso en la regulación climática durante el mandato del presidente Barack Obama. La razón es que implementó unilateralmente regulaciones climáticas, basándose en gran medida en la autoridad para regular la contaminación otorgada a la Agencia de Protección Ambiental por la Ley de Aire Limpio de 1970. El Sr. Biden querrá avanzar en la agenda climática expandiendo y fortaleciendo estas regulaciones.
Otro tema urgente es la inmigración. En 2010, el Congreso debatió la Dream Act, que habría otorgado estatus legal a las personas que ingresaron ilegalmente al país cuando eran niños. Una vez más, el Senado bloqueó el proyecto de ley. Posteriormente, Obama otorgó protecciones a los llamados Dreamers, usando su autoridad unilateral bajo las leyes de inmigración. Biden ha propuesto una ambiciosa reforma migratoria al Congreso, pero la legislación puede llevar meses o años o, como ha sucedido con tanta frecuencia, es posible que nunca se apruebe. Está usando su autoridad unilateral para revertir la prohibición de viajar contra ciertos países y otras acciones ejecutivas de la era Trump que agobiaban a los inmigrantes indocumentados y a otros extranjeros, pero si la legislación falla, podría hacer más con su autoridad ejecutiva para avanzar en sus objetivos de inmigración.
Obama disfrutó de dos importantes éxitos legislativos: la Ley Dodd-Frank, que fortaleció la regulación financiera, y la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, que subsidió el seguro médico. Pero cuando se necesitaron cambios en ambas leyes para corregir errores técnicos, el Congreso se resistió. Obama mantuvo vivas las leyes mediante acciones unilaterales, algunas de ellas en el límite de la legalidad.
Es cierto que cuando Trump asumió el poder, revirtió algunas de las acciones unilaterales de Obama, causando daños al medio ambiente, el sistema de inmigración, los seguros médicos y la regulación financiera. También usó sus poderes unilaterales para desatar una guerra comercial destructiva. Pero el punto es que ahora, con Biden en la Oficina Oval, será difícil, si no imposible, revertir los cambios de Trump a menos que Biden tenga los mismos poderes para emprender acciones unilaterales que Trump, el Sr. Obama y los presidentes anteriores disfrutaron.
Biden logrará poco si no puede usar los poderes unilaterales tradicionales del presidente en la misma medida que lo hizo Trump. El margen demócrata en el Senado, cero, es demasiado pequeño para que Biden impulse leyes ambiciosas en el Congreso