En momentos en que las tragedias causadas por los huracanes, los desbordamientos de ríos y las inundaciones ocupan la atención de millones de habitantes de Colombia y el mar Caribe, una luz de esperanza se encendió para el mundo con la noticia de que ya hay dos vacunas eficaces y seguras para combatir la pandemia de covid-19.
La primera es de la compañía norteamericana Pfizer, asociada a la alemana BioNTech. La segunda es la de Moderna, otra empresa farmacéutica de Estados Unidos. Ambas son vacunas de ARN sintético, una nueva clase muy sofisticada de vacunas que portan un mensaje genético para que las células del ser humano produzcan parte de la proteína de la superficie del virus, que es la responsable del inicio de la infección. El paciente se convierte así en su propia fábrica de vacuna.
El experimento de la fase 3 de la vacuna de Pfizer y BioNTech se llevó a cabo con 43.538 participantes y el de Moderna con 33.000. Los índices de efectividad de ambas superan el 94 %. La fase 3 es la última antes de la homologación por las autoridades sanitarias que permite su distribución masiva.
El viernes, Pfizer y BioNTech solicitaron a la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) una autorización de emergencia para empezar a distribuirla.
La vacuna aparece en un momento crucial en el que el covid-19 ya ha causado la muerte de más de 1 millón 350 mil personas, hay más de 57 millones de pacientes infectados y los contagios vuelven a crecer a un ritmo impresionante en Estados Unidos y Europa.
Rusia y China también están desarrollando varias vacunas que han alcanzado la fase 3, pero los estudios que respaldan su eficacia no han sido publicados en revistas científicas occidentales. Sus resultados han sido experimentados en funcionarios de los gobiernos, soldados, voluntarios y personal médico. También en voluntarios de otros países que han decidido colaborar con las investigaciones.
Mientras tanto, en el resto del mundo continúan los esfuerzos de los científicos para desarrollar nuevas vacunas. Según la Organización Mundial de la Salud, hoy existen 164 proyectos. Solo 48 vacunas experimentales se encuentran en ensayos clínicos en humanos. De estas, apenas 11 han entrado en la fase 3.
Lastimosamente, el mismo día en que Pfizer y BioNTech solicitaban la autorización de emergencia para distribuir su vacuna, la Organización Mundial de la Salud recomendó que los pacientes de covid-19 hospitalizados no reciban tratamiento con remdesivir, el medicamento antiviral más usado hasta hoy en el mundo para combatir las secuelas del virus. El antiviral no evita las muertes ni las formas graves de la enfermedad. La recomendación se apoya en el estudio más grande y sólido hasta ahora realizado sobre su uso en casos de covid-19 en 405 hospitales de 45 países.
Según la OMS, el medicamento no es aconsejable para los pacientes hospitalizados a causa del covid-19, sea cual sea la gravedad de su enfermedad, “ya que actualmente no hay ninguna prueba que demuestre que mejora la supervivencia ni permita evitar la respiración asistida”. Además, los expertos de la organización advirtieron sobre posibles efectos adversos: “A finales de agosto, se observó un número desproporcionadamente alto de informes de problemas hepáticos y renales en pacientes que recibieron remdesivir en comparación con pacientes que recibieron otros medicamentos para covid-19”.
Según un reportaje publicado por la revista Science, el laboratorio Gilead y la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos le abrieron camino al redemsivir en medio de la pandemia usando métodos poco convencionales y veloces que han sembrado muchas dudas en el cuerpo médico. En medio de la confusión causada por la propagación del virus, esto le ha reportado a Gilead enormes ganancias. Quiera Dios que no pase lo mismo con las vacunas.