He sostenido que el refranero popular es muy sabio, siempre se origina en la realidad de la vida y siempre acierta en el fondo de su significado.
La contaminación que se ha extendido en las ciudades de todos los países, en los campos, en el mundo que habitamos, nos hace pensar en las soluciones que hay que aplicar con la misma rapidez con la que llegó el flagelo de la pandemia que nos invade.
Recordemos sucesos pasados que nos han hecho cambiar en nuestra vida diaria. Unos cambios acertados, como también ha habido otros que habrá que corregir. Todavía recuerdo la red de tranvías que teníamos en Medellín. Era algo mostrable como ejemplo de una buena planeación. Era una estrella con centro en el Parque de Berrío. De allí salían las líneas que cubrían toda la ciudad. Empecemos por la que iba desde ese centro a El Poblado con prolongación a Envigado. Otra, en el sentido de las agujas del reloj, al barrio Belén, la siguiente a la América, otras a Robledo, Aranjuez, Manrique, Sucre o Boston como lo llamamos popularmente y, por último, Buenos Aires. Se cubría toda la ciudad, además de un troley bus a Los Ángeles. Una estrella de nueve puntas.
Llegó el modernismo, los grandes buses movidos por los combustibles fósiles, (antes no se hablaba de contaminación) y se reemplazaron los viejos tranvías por este moderno sistema. Mientras en Medellín acabamos con los tranvías, en las ciudades importantes del mundo los fueron reemplazando por los sistemas metro. Tarde llegamos a ese sistema, pero llegamos. Ahora empieza el sistema de buses eléctricos y vehículos menores eléctricos o mixtos, batería y gasolina. El problema todavía es la duración de la carga de la batería, la distancia que se puede recorrer con esa carga y el tiempo para recargar. Llegará el momento próximamente, en el que la carga dura más y el tiempo de recarga será rápido. Debemos prepararnos para esos cambios que se vienen y muy pronto. Mientras tanto, la ampliación del metro y los metrocables, que son ejemplo para el mundo como medio de transporte público, es una prioridad.
Nuestra producción de petróleo decae, la contaminación del medio ambiente exige un cambio, ese cambio tendrá que ser con las energías no contaminantes. Indudablemente la energía eléctrica es la solución para el futuro. Dios nos dio ese futuro, tenemos grandes ríos, montañas que nos dan la posibilidad de represarlos y conducirlos para generar energía limpia. Tenemos el sol de la zona ecuatorial, que nos llena de energía durante el día. Tenemos zonas de vientos fuertes y constantes, ya se ha experimentado en la Guajira. El oleaje de dos mares que se puede aprovechar para generar. En fin, Colombia es de los países del mundo más ricos en posibilidades energéticas. Lo importante es saberlas aprovechar en su oportunidad y reemplazar los recursos que nos llegan por la exportación del petróleo, por los que nos podrán llegar con estas nuevas energías no contaminantes.
El crecimiento energético y su aprovechamiento está en un pronto cambio.
Que Dios tenga a Herbin Hoyos a su lado y que nos señale a quién debe tomar sus banderas. .