Por María Lucila Bran de G.
Estamos tan pendientes del coronavirus que parece que ya perdimos la cuenta de la cantidad de restricciones y prohibiciones que están imponiendo los gobernantes, y el tema es que todas esas medidas las dictan dizque porque piensan en nuestra salud como lo más importante.
Creo que en Medellín ya se le olvidó a la gente que febrero y marzo fueron semanas enteras de prohibiciones para sacar los carros particulares, pues según los alcaldes del área metropolitana eran los responsables de la contaminación.
Llegó la cuarentena, se vaciaron las ciudades y no había tráfico, pero el Valle de Aburrá casi todos los días era cubierto por la misma capa gris de esmog. El mismo alcalde Quintero tuvo que salir a reconocer que era que no sabían qué generaba tanta polución, es decir, paralizaron la actividad y el comercio basados en suposiciones.
Lo que más me llama la atención es la gente feliz dizque porque somos los más avanzados en tecnología por las aplicaciones donde nos exigen todo tipo de datos personales y privados para poder salir a la calle, que me hace recordar lo que decía mi abuela, que en Colombia no hay ciudadanos sino borregos