Por Valeria Alzate Brun
Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Comunicación Audiovisual, 4° semestre.
Valeria_alzate20172@elpoli.edu.co
Hoy en día, tener derecho a la buena atención en salud e instalaciones dignas es sinónimo de dinero, eso quiere decir que solo 281.046 personas, de un total de 46 millones de habitantes, es decir, el 0,6 por ciento de la población, tiene acceso a pólizas de salud avaluadas por más de un salario mínimo mensual legal vigente que al adquirirlas, dejan acceder al usuario a cualquier clínica u hospital del país.
Pero, ¿qué pasa con el resto de la población? Donde no importa si el enfermo es un niño o un anciano, donde toca hacer largas filas, estar horas de pie frente a una clínica, para que al final, una enfermera les diga que no es una urgencia y les den una cita “prioritaria” (lo coloco entre comillas porque de prioritaria no tiene nada, pues las dan hasta dos días después) un lapso de tiempo en el que, quizá, alguno de ellos muera o muy seguramente se complique.
14.400 quejas se presentaron en los primeros siete meses de lo que va cursado del año frente a Coomeva EPS (una de las entidades con más usuarios) lo que llevó a la Secretaría de Salud y Protección Social de Antioquia a adelantar visitas de inspección y vigilancia a la identidad.
Entre las peticiones, quejas y reclamos, se destacan las demoras en entregas de medicamentos, autorizaciones de servicios y asignación de citas con especialistas, donde se demoran seis meses o más en agendar una de ellas.
Me atrevo a afirmar que gran parte de los usuarios de dicha EPS son personas con escasos recursos, personas que no ganan más de un salario mínimo legal mensual o, en su defecto, inscritos por las empresas en las cuales trabajan.
Después de tantos peros encontrados en dicha entidad, por decisión de la Superintendencia Nacional de Salud, 50.377 afiliados, el total de afiliados en Coomeva, fueron movidos a diferentes EPS como Sanitas, Nueva EPS, entre otras, un proceso que mientras se efectúa, niños y ancianos quedan a la deriva.
Ahora cambiaron las formas de morir para algunos colombianos, generalmente para lo de clase baja y media baja, pues el no tener dinero no los hace destinatarios de una atención hospitalaria o clínica digna
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