Miles de personas marcharon por las calles de más de cien ciudades de Colombia y el mundo en defensa de la vida y la paz y protestando por los asesinatos de al menos 600 líderes sociales ocurridos durante los últimos años.
La marcha fue convocada por el movimiento “Defendamos la paz”, una iniciativa de un grupo de ciudadanos conformado por dirigentes políticos, líderes de organizaciones de víctimas de la violencia, académicos, líderes populares, artistas, estudiantes y miembros de las delegaciones que participaron en las negociaciones de paz entre el Estado y las guerrillas de las Farc en La Habana.
La iniciativa es una respuesta al malestar y la indignación que han provocado los asesinatos de líderes sociales en Antioquia, Cauca, Chocó, Valle del Cauca, Córdoba, Nariño, Caquetá, Santander, Cesar y otras regiones de Colombia.
Las víctimas pertenecían a organizaciones campesinas, indígenas y de comunidades afrodescendientes. Otras hacían parte de movimientos que suscribieron con el gobierno acuerdos de erradicación pacífica de cultivos ilícitos o participaban en programas de restitución de tierras en zonas de conflicto. Otras vivían en regiones donde se presentan disputas por la posesión de tierras o por los recursos naturales en zonas de explotación minera o maderera.
La indignación por esta cadena de crímenes empezó a crecer desde comienzos del año y llegó a su punto máximo hace un mes con el asesinato de María del Pilar Hurtado, líder de un grupo de reclamantes de tierras del municipio de Tierralta, en Córdoba. Esta fue acribillada a balazos, delante de sus hijos, por asesinos de un grupo paramilitar que controla la región del Alto Sinú.
“La imagen del hijo de María del Pilar Hurtado (llorando junto al cadáver de su madre) produjo una indignación muy grande y a partir de ese momento el movimiento “Defendamos la paz” hizo una convocatoria que fue respaldada por una muy amplia gama de sectores políticos, sociales y por el propio gobierno”, dijo el senador Iván Cepeda, uno de los promotores de la marcha.
Según el senador, la mayoría de estos crímenes permanecen en la impunidad: “En promedio, cada tres días están asesinando a un líder social. Solamente se han producido condenas en el 10 % de los asesinatos y esas condenas no tienen que ver con los autores intelectuales, sino con personas que ―se ha demostrado― participaron en esos hechos. Así que hay una impunidad global del 90 %”.
Desde que empezaron los asesinatos de líderes, hace tres años, la actitud de los gobiernos ha sido confusa y a veces contradictoria. En ocasiones, sus funcionarios han atribuido estos crímenes a enfrentamientos entre bandas de traficantes de drogas, luchas entre grupos guerrilleros por el control de los territorios y hasta a “líos de faldas”.
Mientras tanto, los asesinatos de líderes, y los atentados y las amenazas contra ellos siguen aumentando.
“Este día no es para partidos políticos; este no es un día para causas ideológicas; este no es un día de Gobierno y oposición. Este es un día para los líderes y para todos los colombianos, donde todos marchamos, como simples gregarios, en una sola voz, donde rechazamos toda la violencia contra los líderes sociales”, dijo el presidente Iván Duque en Cartagena, poco antes de sumarse a la marcha.
Me uno al clamor de los colombianos que participaron en estas marchas para que se ponga fin a estos crímenes y no haya un solo asesinato más de un líder social en nuestro país. Para que la vida de la gente que lucha por sus derechos sea respetada. Para que el Estado asuma su papel de protegerlos. Para que los autores de estos crímenes sean juzgados y condenados. Porque la vida es sagrada y la paz es el bien más preciado de una nación .